M. Sádaba
La asignatura espejo de Religión, Atención educativa, finalmente tendrá un currículo propio en Aragón. Lo hará dos años después de la puesta en marcha de la nueva ley educativa (Lomloe), que es la que impulsa todas estas modificaciones. El primer año, recordaron desde los propios centros educativos, los tiempos estipulados desde el Ministerio de Educación hicieron imposible su redacción a tiempo, mientras que el segundo, aunque se dio a conocer el texto, fue la convocatoria electoral y el cambio de Ejecutivo autonómico lo que trastocó su publicación.
Ahora, la consejería que dirige Claudia Pérez Forniés acaba de sacar a información pública el proyecto de orden relativa al currículo y la evaluación tanto de las etapas de primaria como de secundaria para que entre en vigor en el curso 2024-2025. La principal novedad incluida, aunque también hay pequeños cambios relativos a otras cuestiones, es la introducción del currículo de Atención educativa, una materia que cuenta con una hora lectiva semanal y que es evaluable. No obstante, aunque tiene una nota en el boletín final de cada trimestre, esta no computa para el expediente académico o a la hora de hacer una media para acceder a una beca o a la carrera, tal y como ocurre con Religión.
El borrador publicado recuerda que "no se puede impartir contenido curricular de ninguna otra área, ni puede estar enfocada como un refuerzo educativo o de profundización". Tampoco se pueden dar contenidos curriculares asociados al conocimiento del hecho religioso de cualquier confesión. Su planteamiento se basa en que se elaboren propuestas dirigidas a "reforzar los aspectos más transversales del currículo, favoreciendo la multidisciplinariedad y la conexión entre los diferentes saberes".
Lo emocional y los valores
En primaria, se pone el foco en los valores, la sostenibilidad, la visión crítica y la educación emocional, con el objetivo de que esta materia ayude al alumnado a conocerse y mejorar su autoestima y sus habilidades sociales. El currículo de la asignatura es común para todos los cursos de la etapa, por lo que el docente tendrá que adecuar las propuestas de desarrollo al nivel y edad del menor, "buscando la oportuna progresividad en el conjunto de los cursos de la etapa". De hecho, este currículo lo que plantea es un "amplio abanico de posibilidades para ajustarse a las necesidades del alumnado, sus preocupaciones y sus intereses, así como la realidad del centro educativo".
En secundaria se pretende continuar con el proceso, incorporando un tratamiento "global y multidisciplinar" de los retos y desafíos que tiene la sociedad en el presente y el futuro. Todo ello con el objetivo de que el estudiante "los afronte, como proceso de su madurez intelectual y emocional, y ejerza su ciudadanía con compromiso y responsabilidad". El enfoque competencial, señala el borrador, abre "nuevas oportunidades" para crear escenarios de aprendizaje variados y más activos, en los que dotar de mayor protagonismo al adolescente.
El temario se divide en dos bloques: principales desafíos del siglo XXI y vivir en comunidad. Con ambos se pretende "potenciar la autonomía" del menor y "favorecer" que sea el propio agente de su desarrollo. La impartición de esta materia, en ningún caso podrá suponer una "mera exposición programática de los saberes básicos". El texto incide en la generación de una "experiencia real de exploración y descubrimiento" basada en metodologías activas como procesos de investigación, debate o reflexión.
Pequeñas modificaciones
El borrador también incluye algunas modificaciones técnicas sobre la elaboración y registro de documentación por parte de los centros educativos o alguna aclaración o matización necesaria en el articulado.Todo ello, se expone en el documento, se lleva a cabo para "asegurar un desarrollo integral del alumnado". Entre estas modificaciones, algunas afectan al epígrafe de altas capacidades. Ahora se detallan las opciones de flexibilización y se modifica la redacción para poder incluir cualquier cambio que se pudiera abordar en un futuro desde inclusión.
