Alejo Lucarás
El Santo Sepulcro, situado en Jerusalén, es reconocido como uno de los lugares más emblemáticos para el cristianismo. Según la tradición, este santuario alberga tanto el lugar donde Jesucristo fue crucificado como su tumba.
Desde su construcción en época romana, el edificio ha sido objeto de reconstrucciones, conflictos religiosos y ahora, investigaciones arqueológicas que buscan descifrar los misterios que aún lo rodean.
Cuáles fueron los hallazgos claves en el Santo Sepulcro
Para dar un poco de contexto, en 2017, las comunidades religiosas que custodian el lugar —greco-ortodoxos, católicos latinos y armenios— permitieron la apertura de la tumba de Cristo por primera vez en siglos. Este hecho marcó el inicio de una serie de estudios dirigidos por la Universidad de Roma La Sapienza.
La meta de estos trabajos es comparar los hallazgos con registros antiguos como los de Eusebio de Cesarea, una de las fuentes más destacadas para entender este complejo sagrado.
Centrándose en el nuevo hallazgo, los estudios recientes han confirmado que el Santo Sepulcro se asienta sobre un terreno rocoso que originalmente funcionó como una cantera de uso industrial en la época paleocristiana.
Según los análisis de polen y restos arqueobotánicos, en esta zona se cultivaron olivos y uvas antes de ser abandonada en la Edad del Hierro. Más tarde, en el siglo II d.C., el emperador Adriano refundó el área para erigir un templo dedicado a Venus.
Este dato es relevante porque podría respaldar la teoría de que el templo romano tenía como propósito limitar el acceso al lugar donde supuestamente estaba la tumba de Jesucristo. Sin embargo, la excavación sigue en curso, y esta hipótesis aún no ha sido confirmada de manera definitiva.
Cuáles fueron los cambios durante el periodo constantiniano en el Santo Sepulcro
A principios del siglo IV, durante el proceso de monumentalización promovido por Constantino, la colina donde se encuentra el Santo Sepulcro fue nivelada, según lo confirman los estratos geológicos analizados.
Durante esta etapa, una cámara funeraria fue preservada y revestida, identificándose como la tumba de Cristo.
Los registros históricos indican que tras el Concilio de Nicea, el obispo Macario solicitó al emperador Constantino la exhumación de la tumba de Jesús. Para ello, fue necesario demoler una instalación pagana, un hecho que ahora encuentra respaldo en los nuevos descubrimientos. Poco después, se localizó el Gólgota, lugar señalado como el sitio de la crucifixión.
Excavaciones actuales y retos futuros en la tumba de Jesucristo
Los trabajos actuales se concentran en el ala norte de la iglesia. Aquí, los arqueólogos buscan identificar con mayor precisión la estructura del templo romano de la época de Adriano, así como analizar los materiales del complejo para entender mejor la evolución histórica del sitio. Las investigaciones incluyen:
- Documentación de la basílica y anexos.
- Estudios de materiales históricos.
- Reconstrucción virtual de las fases constructivas.
Uno de los principales desafíos sigue siendo determinar si la tumba de Jesucristo realmente se encuentra en el lugar indicado por la tradición.
Aunque las evidencias geológicas respaldan la monumentalización realizada por Constantino, aún quedan dudas sobre la autenticidad de la localización exacta de la tumba.