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JUAN CURRAIS PORRÚA
Durante dieciocho siglos la imagen dominante sobre la figura histórica de Jesús fue la transmitida por las diversas iglesias cristianas, fundada en la aceptación previa de las verdades de fe bíblicas convertidas en dogmas por el magisterio eclesiástico y aprendidas en el catecismo por los fieles creyentes.
Esta imagen tradicional se ha mantenido vigente hasta nuestros días, a pesar de las disputas teológicas, de las numerosas herejías en lucha por la ortodoxia, de los cismas de las iglesias cristianas y del moderno proceso de secularización en Occidente.
Esa perspectiva cambió en el s. XVIII, por influjo de las ideas ilustradas, entre las que estaban la valoración de la ciencia y la crítica de la teología. La moderna crítica bíblica tuvo precedentes en el mundo antiguo, representada, por ejemplo, por el filósofoCelso del platonismo medio en el s. II y por el neoplatónico Porfirio en el s. III. En el mundo moderno hay que mencionar al oratoriano francés Richard Simon (s. XVII), al que Alfred Loisy consideraba el verdadero fundador de la moderna crítica bíblica.
Dignas de consideración son también las contribuciones de Martin Seidel en el s. XVI (Origo et fundamenta religionis christianae) o las del rabino León de Módena (s. XVI-XVII). Igualmente, los deístas británicos y los librepensadores franceses, como el cura ateo Jean Meslier o el barón D'Holbach,contribuyeron con sus obras a la desmitificación de la figura de Jesús, convertido en Cristo celeste por Pablo de Tarso.
En la controversia secular sobre las relaciones de fe y razón, la Ilustracióndefiende la supremacía de la razón sobre la fe y de la ciencia sobre la teología. En este contexto ilustrado se sitúa la moderna investigación científica sobre Jesús, con la publicación en 1778 de un escrito póstumo del biblista alemán Hermann Samuel Reimarus, que llevaba por título Von dem Zwecke Jesu und seiner Jünger (“Sobre el objetivo de Jesús y de sus discípulos”).
La publicación por Gotthold Ephraim Lessingdel innovador escrito de Reimarus supuso lo que el filósofo francés Gaston Bachelarddenominó una ruptura epistemológica(coupure épistemologique) con la visión teológica tradicional, causando un enorme impacto entre los teólogos y exégetas del Nuevo Testamento.
En términos de la filosofía de la ciencia de Th. S. Kuhn, la ruptura antes indicada equivale a un cambio de paradigma, al pasar de la visión teológica a la visión histórica sobre del rabino de Nazaret. En efecto, como sugiere el título del opúsculo, Reimarus descubre una diferencia radical entre lo que pretendía Jesús y sus discípulos después de la experiencia postpascual de la resurrección.
Jesús predicó la llegada inminente de un Reino/Reinado de Dios integral, no sólo espiritual, sino temporal y mundano (ein weltliches Reich) y esperaba la instauración del mismo para un futuro muy próximo, pero le falló el milagro de la intervención divina, final y decisiva, con la que contaba, tal como preveía la tradición profética.
En oposición a la tradición teológica, que había desjudaizado a Jesús transformándolo en cristiano y en fundador de la nueva religión,Reimarus defiende una imagen escatológica y apocalíptica de un Jesús plenamente judío (no sólo por su etnia, sino por su religión), imagen que será la dominante en los investigadores del s. XX.
Las expectativas mesiánicas de Jesús fracasaron, pues fue ejecutado por los romanos (lo mismo que otros rebeldes sediciosos contra Roma), por pretender ser mesías-rey, liberador de Israel (Lc 23, 2; 24, 21), tal como rezaba el titulus crucis (Iesus nazarenus, Rex iudaeorum).
Los discípulos, por el contrario, reinterpretando la figura del mesías a partir de las profecías bíblicas que hablaban del “siervo sufriente” del Deuteroisaías (sobre todo los capítulos 52 y 53), esperaban el pronto retorno (parousía) del Cristo glorioso, a quien creían que Dios había resucitado (Hch 3, 15) y había sentado a su diestra en el cielo.
Como dirá el exégeta protestante Rudolf Bultmann, Jesús pasó así de predicador del Reino de Dios a ser él mismo predicado por sus discípulos, especialmente por Pablo,principal impulsor de la nueva religión, tal vez sin pretenderlo, una religión modelada a semejanza de los cultos mistéricos del paganismo helénico. Sin Pablo, el cristianismo o bien no existiría o sería totalmente diferente.
Fuente: https://www.religiondigital.org/humanismo_sin_credos/investigacion-historica-Jesus_7_2629007075.html
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Nuestro compañero Evaristo Fernández Viejo, sigue elaborando pasatiempos religiosos para cada semana, continuamos con la serie. Cliquea en el siguiente enlace para su descarga:
Pasatiempos Religiosos para esta semana (continuamos la Navidad)
En los últimos días del presente primer trimestre escolar, aproximadamente 8000 estudiantes matriculados en la asignatura de religión se sumado con entusiasmo a un fascinante evento de Kahoot Intercentros Nacional en clase de religión. En esta experiencia única, diversos colegios e institutos de prácticamente todo el territorio español se han conectado a través de Internet, haciendo un uso didáctico y pedagógico de dispositivos móviles y nuevas tecnologías, en un momento clave donde se está regulando su uso en los ámbitos educativos.
Kahoot es una aplicación educativa, que permite responder al alumnado, de manera simultánea, a una serie de preguntas a través de sus dispositivos móviles u ordenadores. La competición, en su cuarta edición, ha sido emocionante, ya que los puntos se van acumulando al final de cada pregunta, actualizando constantemente el ranking de los centros educativos participantes.
En esta ocasión, las preguntas abordaron curiosidades sobre el origen del portal de Belén, el pino de Navidad, la evolución de San Nicolás a Papa Noel, así como tradiciones llamativas de España y personajes menos conocidos en otras partes del país, como el Cagatió, el Apalpador y el Olentzero, entre otros temas.
La actividad ha permitido que los estudiantes se diviertan y compitan, y también les ha brindado la oportunidad de aprender y repasar contenidos que previamente han sido explicados en clase. Además, se intenta dar visibilidad a la asignatura de religión en toda la comunidad educativa, incluyendo a las familias. En este sentido, se organizará un Kahoot Familiar Navideño el próximo 28 de diciembre, destinado a involucrar a las familias y ampliar la experiencia educativa más allá de las aulas.
La actividad ha estado coordinada por el profesor Carlos Valle, del IES Pedro Jiménez Montoya en Baza, con la ayuda de dos maestros de Primaria: José Manuel Rodríguez, en Alomartes (Granada) y Charo Palomares, en Camas (Sevilla). Y todo gracias a la colaboración de docentes de diversas regiones como Andalucía, Castilla La Mancha, Extremadura, Valencia, Canarias, Castilla y León, Madrid, Asturias, Murcia, Navarra, Galicia, entre otras comunidades.
¿Meta qué? La palabra metacognición es una palabra que asusta al principio, lo sabemos. Pero ahora entenderás que no es nada del otro mundo y cuando empieces a conocer sus beneficios, empezarás a integrar esta estrategia pronto en tus clases para que tus alumnos aprendan a pensar con la ayuda de preguntas de metacognición.
Se trata de una serie de preguntas que permiten estructurar la mente de los alumnos y almacenar aprendizajes que se adquieren a diario.
Y muy relacionado con la metacognición está el pensamiento crítico. Pues es el máximo nivel de metacognición, según sostiene Marina y Pellicer (en su manual La inteligencia que aprende. La inteligencia ejecutiva aplicada a los docentes).
Por tanto, enseñar a los alumnos a formular preguntas es una forma de implicarles en el aprendizaje. Pero no cualquier tipo de preguntas vale, como las preguntas cerradas. A continuación, te contamos qué requisitos debe tener una buena pregunta que guía al alumno al autoaprendizaje y se convierte en un aprendizaje significativo.
La metacognición es la capacidad de analizar de forma crítica lo que alguien piensa. Es la habilidad cognitiva de tomar conciencia y control de los pensamientos.
La parte positiva de esto es que esta habilidad se puede aprender de forma consciente, desde edades tempranas y desde cualquier materia, incluida en la enseñanza de idiomas.
Un pensamiento cognitivo potente permite al alumno:
La metacognición se centra en aspectos como la reflexión, el análisis, la crítica, el razonamiento, la colaboración o las conexiones. Pero, ¿qué condiciones debe tener una buena pregunta para fomentar el aprendizaje? A continuación, te damos las claves y algunos ejemplos.
Estos son los más importantes:
Estos son solo algunos ejemplos de preguntas:
1. ¿Por qué opinas de esta forma?
2. ¿Cómo justificarías que lo que acabas de decir es verdad?
3. ¿Cómo sabes que lo que ha dicho tu compañero no es cierto?
4. ¿Qué significado tiene para ti esta palabra?
5. ¿Qué consecuencias puede haber si alguien hiciera eso?
6. ¿Qué otra solución darías?
7. ¿Qué harías diferente la próxima vez? ¿Qué necesitas para conseguirlo?
8. ¿Cómo puedes convencernos de que tu opinión es la mejor?
9. ¿Qué ejemplos se te ocurren para demostrar lo que dices?
10. ¿Cómo lo resolverías?
11. ¿Cómo te organizas a la hora de aprender algo?
12. ¿Eres consciente mientras aprendes de lo que más te impacta?
13. ¿Qué ideas tiene para ti más sentido y por qué?
14. ¿Qué sabías sobre el tema, qué sabes ahora y que más te gustaría aprender?
15. Si te equivocaste, ¿por qué crees que fue así?
Nota: estas dos últimas preguntas son algunas de las que proponen Marina y Pellicer en su manual.
Conclusión
En definitiva, las preguntas de metacognición que mejor funcionan para un aprendizaje significativo son aquellas que animan a dar razones, someten a crítica lo que dicen, llevan a aclarar el pensamiento, motiva a sacar posibles conclusiones y hacen reflexionar sobre correcciones.
Como docentes tenemos la responsabilidad de guiar a nuestros alumnos a un aprendizaje significativo, creativo y crítico. Y una de las técnicas para lograrlo es a través de preguntas de metacognición, donde la empatía y el respeto serán puntos primordiales para entablar una buena relación entre profesor y alumno.
Fuente: https://eleinternacional.com/blog/preguntas-de-metacognicion-para-estimular-el-aprendizaje
El portafolio es un sistema de aprendizaje y de evaluación que permite recoger un conjunto de evidencias del proceso de aprendizaje y de lo aprendido, resultado de diferentes actividades realizadas por el estudiante. Esencialmente, se concreta en: un conjunto de documentos de autor (un contenedor de diversos documentos o elaboraciones), distribuidos por apartados.
El portafolio, o carpeta de aprendizaje, contiene trabajos y evidencias de aprendizaje que los alumnos presentan para su evaluación. Las evidencias pueden ser documentos de trabajo de clase (videos, entrevistas, bibliografía, proyectos, problemas, casos, experimentos, trabajos realizados por propia iniciativa, comentarios formativos sobre el trabajo del estudiante realizados por otras personas -profesores, compañeros, tutores del practicum-, diversas técnicas de evaluación y reflexiones del estudiante) y pequeños informes respecto a las evidencias que expliquen qué son, por qué se han incluido y de qué son evidencia.
Accede a toda la información y descarga del folleto:
Todos los folletos de metodologías activas para el área de Religión en: https://www.religionyescuela.com/uncategorized/metodologias-activas-en-el-area-de-religion
Los detalles de la infancia de Jesús se recogen en los evangelios de Mateo y Lucas.
En este vídeo analizaremos los dos primeros capítulos del Evangelio de San Lucas.
De los cuatro evangelios, sólo dos hablan del nacimiento y la infancia de Jesús. Uno de ellos es el evangelista san Mateo.
Este vídeo analiza los dos primeros capítulos del evangelio de la infancia de san Mateo.
Cada Navidad cuando ponemos el belén, colocamos pastores con sus ovejas pastando alrededor del pesebre de Jesús.
Los pastores de Belén siempre han sido símbolo de la humildad. Dios se revela a los más pequeños y sencillos.
Pero detrás de este relato hay otros muchos detalles que seguramente se desconocen.
¿La religión está discriminada en los institutos? La justicia parece que piensa que no. Sin embargo, los profesores de religión opinan que no cuenta con las mismas opciones que otras asignaturas, ya que siempre la ponen en los peores horarios, lo que hace que muchos alumnos decidan no elegirla.
"Si tú pones la religión como otra optativa más, como otra asignatura, tendría que ser dentro del horario lectivo. Entonces lo que ocurre es que los alumnos que están en religión tienen que entrar a las 8 de la mañana o salen una hora más tarde que los demás alumnos. Eso ya de antemano es una discriminación. Que les están diciendo:no cojas la asignatura de religión, porque vas a madrugar más o salir más tarde... no hay igualdad de oportunidades", afirma Concepción Castro, delegada de enseñanza de la diócesis de Santander.
Una situación que llevó a la Asociación de Profesores de Religión en Centros Estatales a presentar un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria, al considerar que existía una discriminación sobre los alumnos que cursan la asignatura de religión frente a otras asignaturas alternativas. Y es que en la actualidad, en la ESO, los alumnos que no optan por la religión, el centro les ofrece una alternativa obligatoria; sin embargo, en Bachillerato los alumnos tienen toda esa hora libre. Una situación a la que hay que sumar que la asignatura de religión es optativa y su nota no se utiliza para hacer la media del curso.
El Tribunal ha desestimado el recurso al considerar que no existe discriminación alguna. En su opinión, la alternativa no tiene una programación de contenidos ni es evaluable, por lo que "no puede hablarse de discriminación" entre los distintos alumnos que cursen una u otra asignatura, ya que todas ellas" son competencias clave"
Concepción Castro no teme que la asignatura de la religión desaparezca, ya que es obligatorio que se oferte en los centros Educativos. Además, aunque reconoce que la juventud es una etapa complicada, afirma que hay muchos jóvenes que sí quieren impartirla. "Yo entiendo que la juventud es una etapa complicada y a muchos jóvenes les cuesta vivir la fe, son jóvenes, son adolescentes. Pero yo creo que hay jóvenes que si han descubierto que la asignatura de religión, les aporta algo a su vida. Yo creo que aporta valores muy serios y hay alumnos que lo quieren"
Para Conchi lo que ocurre actualmente no es la forma más justa y cree que la religión debería estar dentro del horario lectivo, para que los alumnos la elegieran con libertad
Película: Cerca de la ciudad (1953)
El calendario litúrgico de la Iglesia católica conmemora el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre desde mediados del siglo VI.
La elección de esta fecha no obedeció a razones históricas, pues no se sabe qué día nació Jesús.
Se propuso porque el 25 de diciembre se celebraba en la Antigua Roma el solsticio de invierno con las fiestas del Natalis (Solis) invicti (“el nacimiento del Sol vencedor, el que no muere”), y los primeros cristianos vieron en esta fiesta solar un símbolo de Jesús.
Si le interesa ver películas religiosas completas puede visitar el canal "cine religioso"; @cinereligioso9357
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La Santa Sede abre "la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”. Así lo ha explicado en el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández, que ha publicado este 18 de diciembre un documento sobre las bendiciones a parejas en situaciones irregulares y parejas del mismo sexo.
La doctrina tradicional sobre el matrimonio se mantiene inalterable, pero podrán ser bendecidas otras uniones de parejas "en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo". No existirá ningún rito específico que pueda provocar una confusión con el matrimonio. Por eso, "siguiendo la enseñanza autorizada del Santo Padre Francisco, este Dicasterio quiere finalmente recordar que este mundo necesita bendición y nosotros podemos dar la bendición y recibir la bendición. De este modo, cada hermano y hermana podrán sentirse en la Iglesia siempre peregrinos, siempre suplicantes, siempre amados y, a pesar de todo, siempre bendecidos”.
No obstante, el documento asegura seguir “firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión”.
Lo que se pretende es “ofrecer una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones, que permite ampliar y enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica”. Tal reflexión teológica, basada en la visión pastoral del Papa Francisco, “implica un verdadero desarrollo de lo que se ha dicho sobre las bendiciones en el Magisterio y en los textos oficiales de la Iglesia”. Esto explica que el texto haya adoptado la forma de una “declaración”. Es precisamente en este contexto, explica el texto, “en el que se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo”.
El texto, que reproducimos en su integridad, “quiere ser también un homenaje al Pueblo fiel de Dios, que adora al Señor con tantos gestos de profunda confianza en su misericordia y que, con esta actitud, viene constantemente a pedir a la madre Iglesia una bendición”.
Presentación
La presente Declaración ha tomado en consideración varias cuestiones que han llegado a este Dicasterio tanto en años pasados como más recientemente. Para su redacción, como es práctica habitual, se consultó a expertos, se llevó a cabo un amplio proceso de elaboración y el borrador se debatió en el Congreso de la Sección Doctrinal del Dicasterio. Durante este tiempo de elaboración del documento, no faltaron las conversaciones con el Santo Padre. Finalmente, la Declaración fue presentada al Santo Padre, que la aprobó con su firma.
Durante el estudio de la materia objeto de este documento, se dio a conocer la respuesta del Santo Padre a los Dubia de algunos Cardenales, que aportó importantes precisiones para la reflexión que ahora se ofrece aquí, y que representa un elemento decisivo para el trabajo del Dicasterio. Dado que «la Curia Romana es, en primer lugar, un instrumento de servicio para el sucesor de Pedro» (Const. Ap. Praedicate Evangelium, II, 1), nuestro trabajo debe favorecer, junto a la comprensión de la doctrina perenne de la Iglesia, la recepción de la enseñanza del Santo Padre.
Como en la ya citada respuesta del Santo Padre a los Dubia de dos Cardenales, la presente Declaración se mantiene firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión. No obstante, el valor de este documento es ofrecer una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones, que permite ampliar y enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica. Tal reflexión teológica, basada en la visión pastoral del Papa Francisco, implica un verdadero desarrollo de lo que se ha dicho sobre las bendiciones en el Magisterio y en los textos oficiales de la Iglesia. Esto explica que el texto haya adoptado la forma de una “Declaración”.
Y es precisamente en este contexto en el que se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio.
La presente Declaración quiere ser también un homenaje al Pueblo fiel de Dios, que adora al Señor con tantos gestos de profunda confianza en su misericordia y que, con esta actitud, viene constantemente a pedir a la madre Iglesia una bendición.
Víctor Manuel Card. FERNÁNDEZ
Prefecto
Introducción
1. La confianza suplicante del Pueblo fiel de Dios recibe el don de la bendición que brota del corazón de cristo a través de su Iglesia. Como recuerda puntualmente el Papa Francisco, «la gran bendición de Dios es Jesucristo, es el gran don de Dios, su Hijo. Es una bendición para toda la humanidad, es una bendición que nos ha salvado a todos. Él es la Palabra eterna con la que el Padre nos ha bendecido “siendo nosotros todavía pecadores” (Rm 5,8) dice san Pablo: Palabra hecha carne y ofrecida por nosotros en la cruz».[1]
2. Sostenido por una verdad tan grande y consoladora, este Dicasterio ha tomado en consideración algunas preguntas, tanto formales como informales, sobre la posibilidad de bendecir parejas del mismo sexo y sobre la posibilidad de ofrecer nuevas precisiones, a la luz de la actitud paterna y pastoral del Papa Francisco, sobre el Responsum ad dubium[2]formulado por la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe y publicado el 22 de febrero de 2021.
3. Dicho Responsum ha suscitado no pocas y diferentes reacciones: algunos han acogido con beneplácito la claridad de este documento y su coherencia con la constante enseñanza de la Iglesia; otros no han compartido la respuesta negativa a la pregunta o no la han considerado suficientemente clara en su formulación o en las motivaciones expuestas en la Nota explicativa adjunta. Para salir al encuentro, con caridad fraterna, a estos últimos, parece oportuno retomar el tema y ofrecer una visión que componga con coherencia los aspectos doctrinales con aquellos pastorales, porque «todo adoctrinamiento ha de situarse en la actitud evangelizadora que despierte la adhesión del corazón con la cercanía, el amor y el testimonio».[3]
I. La bendición en el sacramento del matrimonio
4. La reciente respuesta del Santo Padre Francisco a la segunda de las cinco preguntas propuestas por dos Cardenales[4] ofrece la posibilidad de profundizar más en el tema, sobre todo en sus consecuencias de orden pastoral. Se trata de evitar que «se reconoce como matrimonio algo que no lo es».[5] Por lo tanto son inadmisibles ritos y oraciones que puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio, como «unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos»,[6] y lo que lo contradice. Esta convicción está fundada sobre la perenne doctrina católica del matrimonio. Solo en este contexto las relaciones sexuales encuentran su sentido natural, adecuado y plenamente humano. La doctrina de la Iglesia sobre este punto se mantiene firme.
5. Esta es también la comprensión del matrimonio ofrecida por el Evangelio. Por este motivo, a propósito de las bendiciones, la Iglesia tiene el derecho y el deber de evitar cualquier tipo de rito que pueda contradecir esta convicción o llevar a cualquier confusión. Tal es también el sentido del Responsum de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe donde se afirma que la Iglesia no tiene el poder de impartir la bendición a uniones entre personas del mismo sexo.
6. Hay que subrayar que, precisamente en el caso del rito del sacramento del matrimonio, no se trata de una bendición cualquiera, sino del gesto reservado al ministro ordenado. En este caso, la bendición del ministro ordenado está directamente conectada a la unión específica de un hombre y de una mujer que, con su consentimiento establecen una alianza exclusiva e indisoluble. Esto nos permite evidenciar mejor el riesgo de confundir una bendición, dada a cualquier otra unión, con el rito propio del sacramento del matrimonio.
II. El sentido de las distintas bendiciones
7. Por otra parte, la respuesta del Santo Padre, anteriormente mencionada, nos invita a hacer el esfuerzo de ampliar y enriquecer el sentido de las bendiciones.
8. Las bendiciones pueden considerarse entre los sacramentales más difundidos y en continua evolución. Ellas, de hecho, nos llevan a captar la presencia de Dios en todos los acontecimientos de la vida y recuerdan que, incluso cuando utiliza las cosas creadas, el ser humano está invitado a buscar a Dios, a amarle y a servirle fielmente.[7] Por este motivo, las bendiciones tienen por destinatarios las personas, los objetos de culto y de devoción, las imágenes sagradas, los lugares de vida, de trabajo y de sufrimiento, los frutos de la tierra y del trabajo humano, y todas las realidades creadas que remiten al Creador y que, con su belleza, lo alaban y bendicen.
El sentido litúrgico de los ritos de bendición
9. Desde un punto de vista estrictamente litúrgico, la bendición requiere que aquello que se bendice sea conforme a la voluntad de Dios manifestada en las enseñanzas de la Iglesia.
10. Las bendiciones se celebran, de hecho, en virtud de la fe y se ordenan a la alabanza de Dios y al provecho espiritual de su pueblo. Como explica el Ritual Romano, «para que esto se vea más claro, las fórmulas de bendición, según la antigua tradición, tienden como objetivo principal a glorificar a Dios por sus dones, impetrar sus beneficios y alejar del mundo el poder del maligno».[8] Por ello, se invita a quienes invocan la bendición de Dios a través de la Iglesia a intensificar «sus disposiciones internas en aquella fe para la cual nada hay imposible» y a confiar en «aquella caridad que apremia a guardar los mandamientos de Dios». [9] Por eso, mientras que por un lado «siempre y en todo lugar se nos ofrece la ocasión de alabar a Dios por Cristo en el Espíritu Santo, de invocarlo y darle gracias», por otra parte la preocupación es «que se trate de cosas, lugares o circunstancias que no contradigan la norma o el espíritu del Evangelio».[10] Esta es una comprensión litúrgica de las bendiciones, en cuanto se convierten en ritos propuestos oficialmente por la Iglesia.
11. Basándose en estas consideraciones, la Nota explicativa del citado Responsum de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe recuerda que cuando, con un rito litúrgico adecuado, se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas, lo que se bendice debe poder corresponder a los designios de Dios inscritos en la Creación y plenamente revelados por Cristo el Señor. Por ello, dado que la Iglesia siempre ha considerado moralmente lícitas sólo las relaciones sexuales que se viven dentro del matrimonio, no tiene potestad para conferir su bendición litúrgica cuando ésta, de alguna manera, puede ofrecer una forma de legitimidad moral a una unión que presume de ser un matrimonio o a una práctica sexual extramatrimonial. La sustancia de este pronunciamiento fue reiterada por el Santo Padre en su Respuestas a los Dubia de dos Cardenales.
12. Se debe también evitar el riesgo de reducir el sentido de las bendiciones solo a este punto de vista, porque nos llevaría a pretender, para una simple bendición, las mismas condiciones morales que se piden para la recepción de los sacramentos. Este riesgo exige que se amplíe más esta perspectiva. De hecho, existe el peligro que un gesto pastoral, tan querido y difundido, se someta a demasiados requisitos morales previos que, bajo la pretensión de control, podrían eclipsar la fuerza incondicional del amor de Dios en la que se basa el gesto de la bendición.
13. Precisamente a este respecto, el Papa Francisco nos instó a no «perder la caridad pastoral, que debe atravesar todas nuestras decisiones y actitudes» y a evitar ser «jueces que sólo niegan, rechazan, excluyen».[11] A continuación respondemos a su propuesta desarrollando una comprensión más amplia de las bendiciones.
Las bendiciones en la Sagrada Escritura
14. Para reflexionar sobre las bendiciones, recogiendo distintos puntos de vista, necesitamos dejarnos iluminar ante todo por la voz de la Sagrada Escritura.
15. «El Señor te bendiga y te proteja,ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz» (Nm 6, 24-26). Esta “bendición sacerdotal” que encontramos en el Antiguo Testamento, precisamente en el libro de los Números, tiene un carácter “descendente” porque representa la invocación de la bendición que desde Dios desciende sobre el hombre: esta constituye uno de los textos más antiguos de bendición divina. Existe además un segundo tipo de bendición que encontramos en las páginas bíblicas, aquella que “sube” desde la tierra al cielo, hacia Dios. Bendecir equivale a alabar, celebrar, agradecer a Dios por su misericordia y fidelidad, por las maravillas que ha creado y por todo aquello que sucedió por su voluntad: «Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre» (Sal 103, 1).
16. A Dios que bendice, también nosotros respondemos bendiciendo. Melquisedec, rey de Salem, bendice a Abrán (cfr. Gen 14, 19); Rebecca es bendecida por sus familiares, poco antes de convertirse en la esposa de Isaac (cfr. Gen 24, 60), el cuál, a su vez, bendice su hijo Jacob (cfr. Gen 27, 27). Jacob bendice al faraón (cfr. Gen 47, 10), a sus nietos Efraín y Manasés (cfr. Gen 48, 20) y a todos sus doce hijos (cfr. Gen 49, 28). Moisés y Aarón bendicen a la comunidad (cfr. Ex 39, 43; Lev 9, 22). Los cabeza de familia bendicen los hijos con ocasión de los matrimonios, antes de emprender un viaje, en la cercanía de la muerte. Estas bendiciones aparecen como un don sobreabundante e incondicionado.
17. La bendición presente en el Nuevo Testamento conserva, sustancialmente, el mismo significado veterotestamentario. Encontramos el don divino que “desciende”, el agradecimiento del hombre que “asciende” y la bendición impartida del hombre que “se extiende” hacia sus iguales. Zacarías, tras haber recuperado el uso de la palabra, bendice al Señor por sus admirables obras (cfr. Lc 1, 64). El anciano Simeón, mientras tiene entre los brazos a Jesús recién nacido, bendice a Dios por haberle concedido la gracia de contemplar al Mesías salvador y luego bendice a sus padres María y José (cfr. Lc 2, 34). Jesús bendice al Padre, en el celebre himno de alabanza y de júbilo a Él dirigido: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra» (Mt 11, 25).
18. En continuidad con el Antiguo Testamento, la bendición en Jesús no es solo ascendente, en referencia al Padre, sino también descendente, vertida sobre los otros como gesto de gracia, protección y bondad. El propio Jesús llevó a cabo y promovió esta práctica. Por ejemplo, bendice a los niños: «Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos» (Mc 10, 16). Y la historia terrenal de Jesús terminará precisamente con una bendición final reservada a los Once, poco antes de subir al Padre: «y, levantando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo». La última imagen de Jesús en la tierra son sus manos alzadas, en el acto de bendecir.
19. En su misterio de amor, a través de Cristo, Dios comunica a su Iglesia el poder de bendecir. Concedida por Dios al ser humano y otorgada por estos al prójimo, la bendición se transforma en inclusión, solidaridad y pacificación. Es un mensaje positivo de consuelo, atención y aliento. La bendición expresa el abrazo misericordioso de Dios y la maternidad de la Iglesia que invita al fiel a tener los mismos sentimientos de Dios hacia sus propios hermanos y hermanas.
Una comprensión teológico-pastoral de las bendiciones
20. Quien pide una bendición se muestra necesitado de la presencia salvífica de Dios en su historia, y quien pide una bendición a la Iglesia reconoce a esta última como sacramento de la salvación que Dios ofrece. Buscar la bendición en la Iglesia es admitir que la vida eclesial brota de las entrañas de la misericordia de Dios y nos ayuda a seguir adelante, a vivir mejor, a responder a la voluntad del Señor.
21. Para ayudarnos a comprender el valor de un enfoque mayormente pastoral de las bendiciones, el Papa Francisco nos instó a contemplar, con actitud de fe y paternal misericordia, el hecho que «cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor».[12] Esta petición debe ser, en todos los sentidos, valorada, acompañada y recibida con gratitud. Las personas que vienen espontáneamente a pedir una bendición muestran con esta petición su sincera apertura a la trascendencia, la confianza de su corazón que no se fía solo de sus propias fuerzas, su necesidad de Dios y el deseo de salir de las estrechas medidas de este mundo encerrado en sus límites.
22. Como nos enseña santa Teresa del Niño Jesús, más allá de esta confianza «no hay otro camino por donde podamos ser conducidos al Amor que todo lo da. Con la confianza, el manantial de la gracia desborda en nuestras vidas […]. La actitud más adecuada es depositar la confianza del corazón fuera de nosotros mismos: en la infinita misericordia de un Dios que ama sin límites […]. El pecado del mundo es inmenso, pero no es infinito. En cambio, el amor misericordioso del Redentor, este sí es infinito».[13]
23. Cuando estas expresiones de fe vienen consideradas fuera de un marco litúrgico, uno se encuentra en un ámbito de mayor espontaneidad y libertad, pero «la libertad frente a los ejercicios de piedad, no debe significar, por lo tanto, escasa consideración ni desprecio de los mismos. La vía a seguir es la de valorar correcta y sabiamente las no escasas riquezas de la piedad popular, las potencialidades que encierra».[14] Las bendiciones se convierten así en un recurso pastoral a valorar en lugar de un riesgo o un problema.
24. Consideradas desde el punto de vista de la pastoral popular, las bendiciones son valoradas como actos de devoción que «encuentran su lugar propio fuera de la celebración de la Eucaristía y de los otros sacramentos […]. El lenguaje, el ritmo, el desarrollo y los acentos teológicos de la piedad popular se diferencian de los correspondientes de las acciones litúrgicas». Por ésa misma razón «hay que evitar añadir modos propios de la “celebración litúrgica” a los ejercicios de piedad, que deben conservar su estilo, su simplicidad y su lenguaje característico».[15]
25. La Iglesia, también, debe evitar el apoyar su praxis pastoral en la rigidez de algunos esquemas doctrinales o disciplinares, sobre todo cuando dan «lugar a un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar».[16] Por lo tanto, cuando las personas invocan una bendición no se debería someter a un análisis moral exhaustivo como condición previa para poderla conferir. No se les debe pedir una perfección moral previa.
26. En esta perspectiva, la Respuestas del Santo Padre ayudan a profundizar mejor, desde el punto de vista pastoral, el pronunciamiento formulado por la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe en el 2021, porqué invitan de hecho a un discernimiento en relación con la posibilidad de «formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio»[17] y que también tengan en cuenta el hecho que en situaciones moralmente inaceptables desde un punto de vista objetivo, «la misma caridad pastoral nos exige no tratar sin más de “pecadores” a otras personas cuya culpabilidad o responsabilidad pueden estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva».[18]
27. En la catequesis citada al inicio de esta Declaración, el Papa Francisco propuso una descripción de este tipo de bendiciones que se ofrecen a todos, sin pedir nada. Vale la pena leer con corazón abierto estas palabras que nos ayudan a acoger el sentido pastoral de las bendiciones ofrecidas sin condiciones: «Es Dios que bendice. En las primeras páginas de la Biblia es un continuo repetirse de bendiciones. Dios bendice, pero también los hombres bendicen, y pronto se descubre que la bendición posee una fuerza especial, que acompaña para toda la vida a quien la recibe, y dispone el corazón del hombre a dejarse cambiar por Dios […]. Así nosotros para Dios somos más importantes que todos los pecados que nosotros podamos hacer, porque Él es padre, es madre, es amor puro, Él nos ha bendecido para siempre. Y no dejará nunca de bendecirnos. Una experiencia intensa es la de leer estos textos bíblicos de bendición en una prisión, o en un centro de desintoxicación. Hacer sentir a esas personas que permanecen bendecidas no obstante sus graves errores, que el Padre celeste sigue queriendo su bien y esperando que se abran finalmente al bien. Si incluso sus parientes más cercanos les han abandonado, porque ya les juzgan como irrecuperables, para Dios son siempre hijos».[19]
28. Existen diversas ocasiones en las cuales las personas se acercan espontáneamente a pedir una bendición, tanto en las peregrinaciones, en los santuarios y también en la calle cuando se encuentran con un sacerdote. Como ejemplo, podemos recurrir al libro litúrgico De Benedictionibus que prevé una serie de ritos de bendición para las personas: ancianos, enfermos, participantes en la catequesis o en un encuentro de oración, peregrinos, aquellos que inician un camino, grupos y asociaciones de voluntarios, etc. Tales bendiciones se dirigen a todos, ninguno puede ser excluido. En los preámbulos del Rito de bendición de los ancianos, por ejemplo, se afirma que el objetivo de esta bendición es «que los ancianos reciban de los hermanos un testimonio de respeto y de agradecimiento. Al mismo tiempo nosotros, junto con ellos, damos gracias a Dios por los beneficios que de e?l han recibido y por las buenas obras que han realizado con su ayuda».[20] En este caso, el objeto de la bendición es la persona del anciano, por quien y con quien se da gracias a Dios por el bien por él realizado y por los beneficios recibidos. A ninguno se puede impedir esta acción de gracias y cada uno, incluso si vive en situaciones no ordenadas al designio del Creador, posee elementos positivos por los cuales alabar al Señor.
29. Desde la perspectiva de la dimensión ascendente, cuando se toma conciencia de los dones del Señor y de su amor incondicional, incluso en situaciones de pecado, sobre todo cuando se escucha una oración, el corazón creyente eleva su alabanza y bendición a Dios. Esta forma de bendición no se impide a nadie. Todos – individualmente o en unión con otros – pueden elevar a Dios su alabanza y su gratitud.
30. Pero el sentido popular de las bendiciones incluye también el valor de la bendición descendente. Si «no es conveniente que una Diócesis, una Conferencia Episcopal o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos»,[21] la prudencia y la sabiduría pastoral pueden sugerir que, evitando formas graves de escándalo o confusión entre los fieles, el ministro ordenado se una a la oración de aquellas personas que, aunque estén en una unión que en modo alguno puede parangonarse al matrimonio, desean encomendarse al Señor y a su misericordia, invocar su ayuda, dejarse guiar hacia una mayor comprensión de su designio de amor y de vida.
III. Las bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo
31. En el horizonte aquí delineado se coloca la posibilidad de bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo, cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio. En estos casos, se imparte una bendición que no sólo tiene un valor ascendente, sino que es también la invocación de una bendición descendente del mismo Dios sobre aquellos que, reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no pretenden la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo. Estas formas de bendición expresan una súplica a Dios para que conceda aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su Espíritu – que la teología clásica llama “gracias actuales” – para que las relaciones humanas puedan madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino.
32. La gracia de Dios, de hecho, actúa en la vida de aquellos que no se consideran justos, sino que se reconocen humildemente pecadores como todos. Es capaz de dirigirlo todo según los designios misteriosos e imprevisibles de Dios. Por eso, con incansable sabiduría y maternidad, la Iglesia acoge a todos los que se acercan a Dios con corazón humilde, acompañándolos con aquellos auxilios espirituales que permiten a todos comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su existencia.[22]
33. Es esta una bendición que, aunque no se incluya en un rito litúrgico,[23] une la oración de intercesión a la invocación de ayuda de Dios de aquellos que se dirigen humildemente a Él. ¡Dios no aleja nunca al que se acerca a Él! Al fin y al cabo, la bendición ofrece a las personas un medio para acrecentar su confianza en Dios. La petición de una bendición expresa y alimenta la apertura a la trascendencia, la piedad y la cercanía a Dios en mil circunstancias concretas de la vida, y esto no es poca cosa en el mundo en el que vivimos. Es una semilla del Espíritu Santo que hay que cuidar, no obstaculizar.
34. La misma liturgia de la Iglesia nos invita a esta actitud confiada, también en medio de nuestros pecados, falta de méritos, debilidades y confusiones como da testimonio esta bellísima oración colecta tomada del Misal Romano: «Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir» (XXVII Domingo del Tiempo Ordinario). Cuantas veces, de hecho, a través de una simple bendición del pastor, que en este gesto no pretende sancionar ni legitimar nada, las personas pueden experimentar la cercanía del Padre que desborda “los méritos y deseos”.
35. Por lo tanto, la sensibilidad pastoral de los ministros ordenados debería educarse, también, para realizar espontáneamente bendiciones que no se encuentran en el Bendicional.
36. En este sentido, es esencial acoger la preocupación del Papa, para que estas bendiciones no ritualizadas no dejen de ser un simple gesto que proporciona un medio eficaz para hacer crecer la confianza en Dios en las personas que la piden, evitando que se conviertan en un acto litúrgico o semi-litúrgico, semejante a un sacramento. Esto constituiría un grave empobrecimiento, porque sometería un gesto de gran valor en la piedad popular a un control excesivo, que privaría a los ministros de libertad y espontaneidad en el acompañamiento de la vida de las personas.
37. A este respecto, vienen a la mente las siguientes palabras, en parte ya citadas, del Santo Padre: «Las decisiones que, en determinadas circunstancias, pueden formar parte de la prudencia pastoral, no necesariamente deben convertirse en una norma. Es decir, no es conveniente que una Diócesis, una Conferencia Episcopal o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos […] El Derecho Canónico no debe ni puede abarcarlo todo, y tampoco deben pretenderlo las Conferencias Episcopales con sus documentos y protocolos variados, porque la vida de la Iglesia corre por muchos cauces además de los normativos».[24] Así el Papa Francisco ha recordado que «todo aquello que forma parte de un discernimiento práctico ante una situación particular no puede ser elevado a la categoría de una norma», porque esto «daría lugar a una casuística insoportable».[25]
38. Por esta razón, no se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición. En la oración breve que puede preceder esta bendición espontanea, el ministro ordenado podría pedir para ellos la paz, la salud, un espíritu de paciencia, diálogo y ayuda mutuos, pero también la luz y la fuerza de Dios para poder cumplir plenamente su voluntad.
39. De todos modos, precisamente para evitar cualquier forma de confusión o de escándalo, cuando la oración de bendición la solicite una pareja en situación irregular, aunque se confiera al margen de los ritos previstos por los libros litúrgicos, esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio. Esto mismo se aplica cuando la bendición es solicitada por una pareja del mismo sexo.
40. En cambio, tal bendición puede encontrar su lugar en otros contextos, como la visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación. De hecho, mediante estas bendiciones, que se imparten no a través de las formas rituales propias de la liturgia, sino como expresión del corazón materno de la Iglesia, análogas a las que emanan del fondo de las entrañas de la piedad popular, no se pretende legitimar nada, sino sólo abrir la propia vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor e invocar también al Espíritu Santo para que se vivan con mayor fidelidad los valores del Evangelio.
41. Lo que se ha dicho en la presente Declaración sobre las bendiciones de parejas del mismo sexo, es suficiente para orientar el discernimiento prudente y paterno de los ministros ordenados a este respecto. Por tanto, además de las indicaciones anteriores, no cabe esperar otras respuestas sobre cómo regular los detalles o los aspectos prácticos relativos a este tipo de bendiciones.[26]
IV. La Iglesia es el sacramento del amor infinito de Dios
42. La Iglesia continúa elevando aquellas oraciones y suplicas que Cristo mismo, con grandes gritos y lágrimas, ofreció en los días de su vida terrena (cfr. Heb 5, 7) y que por esto mismo gozan de una eficacia particular. De este modo, «la comunidad eclesial ejerce su verdadera función de conducir las almas a Cristo no sólo con la caridad, el ejemplo y los actos de penitencia, sino también con la oración».[27]
43. Así, la Iglesia es el sacramento del amor infinito de Dios. Por eso, cuando la relación con Dios está enturbiada por el pecado, siempre se puede pedir una bendición, acudiendo a Él, como hizo Pedro en la tormenta cuando clamó a Jesús: «Señor, sálvame» (Mt 14, 30). En algunas situaciones, desear y recibir una bendición puede ser el bien posible. El Papa Francisco nos recuerda que «un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades».[28] De este modo, «lo que resplandece es la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado».[29]
44. Toda bendición será la ocasión para un renovado anuncio del kerygma, una invitación a acercarse siempre más al amor de Cristo. El Papa Benedicto XVI enseñaba: «La Iglesia, al igual que María, es mediadora de la bendición de Dios para el mundo: la recibe acogiendo a Jesús y la transmite llevando a Jesús. Él es la misericordia y la paz que el mundo por sí mismo no se puede dar y que necesita tanto o más que el pan».[30]
45. Teniendo en cuenta todo lo afirmado anteriormente, siguiendo la enseñanza autorizada del Santo Padre Francisco, este Dicasterio quiere finalmente recordar que «esta es la raíz de la mansedumbre cristiana, la capacidad de sentirse bendecidos y la capacidad de bendecir […]. Este mundo necesita bendición y nosotros podemos dar la bendición y recibir la bendición. El Padre nos ama. Y a nosotros nos queda tan solo la alegría de bendecirlo y la alegría de darle gracias, y de aprender de Él a no maldecir, sino bendecir».[31] De este modo, cada hermano y hermana podrán sentirse en la Iglesia siempre peregrinos, siempre suplicantes, siempre amados y, a pesar de todo, siempre bendecidos.
elDiario.es Cantabria
El Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) ha desestimado el recurso presentado por la Asociación de Profesores de Religión en Centros Estatales contra el decreto de 2022 del Gobierno de Cantabria que estableció el currículo en Educación Secundaria Obligatoria y en Bachillerato al considerar que no existe discriminación sobre los alumnos que la cursan frente a otras asignaturas alternativas.
De este modo, la Sala de lo Contencioso-Administrativo descarta la discriminación que, según la Asociación, sufren los alumnos que estudian la asignatura, pues, en su opinión, la alternativa no tiene una programación de contenidos ni es evaluable.
La Asociación aducía en su recurso que hay centros educativos que han organizado como alternativa actividades lúdicas, deportivas o de ocio que no tienen contenido programado ni son evaluables, y que otras dedican ese tiempo a estudio, lo que desincentiva la elección de la enseñanza religiosa, que supone un esfuerzo y sí es evaluable.
Pero el tribunal de Cantabria responde que “no puede hablarse de discriminación” entre los distintos alumnos que cursen una u otra asignatura, ya que todas ellas “se tratan en el decreto de igual forma, diciendo que son competencias clave, y desarrollando su currículo o contenido”.
Precisa que en el caso de la asignatura de Religión el currículo se confecciona por la Iglesia católica y no por la Administración, de forma que “cada institución tiene una cierta discrecionalidad para establecer el contenido y la evaluabilidad de sus asignaturas, sin que ello pueda constituir motivo de discriminación”.
En una sentencia recientemente notificada, la Sala se hace eco de una resolución del Tribunal Supremo de julio pasado que recuerda que tanto el alumnado que asista a Religión y como el que curse la asignatura alternativa deben alcanzar los objetivos que se derivan de las competencias clave a que se refiere la Recomendación del Consejo de la Unión Europea de 2018.
En este sentido, señala el TSJC que las alternativas curriculares para los alumnos que no eligen Religión resultan “adecuadas”, ya que “responden a criterios recomendados por el derecho de la Unión Europea”.
Sobre la petición de que la alternativa sea evaluable ya se pronunció el Tribunal Supremo en una sentencia de 1998 que la resolución del TSJ de Cantabria ahora recoge.
En ella el alto tribunal consideraba que “no es razonable aceptar que quien desee valerse de una garantía constitucional de formación religiosa, no obligada para quien no se acoja voluntariamente a ella, tenga un derecho constitucional a imponer que las condiciones pactadas para su prestación en orden a la evaluación se extiendan a actividades alternativas no cubiertas con dicha garantía”.
Finalmente, el TSJ de Cantabria recuerda que no se aprecia en el decreto impugnado infracción del tratado internacional con la Santa Sede que garantiza la obligatoriedad de ofrecer la asignatura de Religión en la ESO y Bachillerato.
En este sentido, señala que la resolución objeto del recurso respeta lo señalado en una reciente sentencia del Tribunal Constitucional, en la que se subraya el carácter voluntario de la formación religiosa, la inclusión obligatoria de la misma y el trato equiparable de esta con las demás disciplinas fundamentales, tal y como impone el citado acuerdo con la Santa Sede.
Nuestra compañera M. Carmen Aragón Andújar comparte con nosotros este magnífico Genially sobre la Navidad.
Accede a muchos más GeniaRely como éste en https://profesoradoreligion.blogspot.com/p/geniarely.html