Si animar a la lectura a los más pequeños es siempre la mejor inversión en su futuro, tanto más si esa lectura les forma de manera natural en la fe. Es el objetivo del editor y escritor sevillano Juan Pablo Navarro en la colección de vidas de santos de su editorial, Maratania,
especializada en espectaculares obras de gran formato sobre el
patrimonio cultural andaluz (...)
-¿Por qué esta aventura de una colección sobre la vida de los santos?
-No recuerdo bien cuando surgió esta vocación. Simplemente caí en la cuenta de que seguimos a los que admiramos y que los católicos habíamos, en gran medida, olvidado regalar las historias de nuestros mejores referentes. Cualquiera de nuestros hijos conoce al futbolista, famosete o youtuber de moda pero no tiene ni idea sobre la vida de los santos. ¿Podemos seguir a quien no conocemos?
»Gracias a un amigo que me presentó a mi primer ilustrador me decidí a publicar los dos primeros en 2017: Miguel Mañara, el rico que sirvió a los pobres e Ignacio de Loyola, el soldado de Dios. A estos les han seguido los cuentos sobre Clara de Asís, Ángela de la Cruz y, ahora, el Padre Pío.
Juan Pablo Navarro, con algunos libros de la colección de vidas de santos de la editorial Maratania.
Puedes adquirir alguno de los libros en librerías, tiendas on line o en Amazon (cliqueando en los siguientes enlaces):
Padre Pío - El amigo de Jesús: 5 (Vidas de Santos)
Ángela de la Cruz - Madre de los abandonados: 4 (Vidas de Santos)
Ignacio de Loyola, El soldado de Dios: 2 (Vidas de Santos)
Clara De Asis. La Dama Pobre: 3 (Vidas de Santos)
-¿Es importante que los padres inviertan en lectura para sus hijos, en estos tiempos de dispositivos móviles?
-Es básico. Nuestra manera de ser se moldea de una manera diferente según el modo que tengamos de adquirir conocimientos.
La lectura en papel enseña a la reflexión tranquila, al tiempo lento, a
la diversión que te cultiva, que te descubre a ti mismo, que te
amuralla contra el enemigo del alma que es la velocidad sin sentido de
nuestro tiempo.
»Jessica Chastain contaba que, durante el rodaje del El Árbol de la Vida, Malick le pidió que hablase lento porque así se hablaba en los cincuenta,
cuando sabías que el otro te escuchaba; al contrario de lo que ocurre
ahora, en que todos hablamos rápidamente entre continuas interrupciones
en un diálogo de sordos.
-¿Por qué leer sobre los santos?
-Leer libros y que sean sobre santos, tal como te decía, te muestra
personas diferentes a quien admirar y te ofrece los grandes regalos que
trae imitarlos: el vivir confiados, acompañados y enamorados. Antes,
podías tener una abuela analfabeta y, sin embargo, ser profundamente culta, profundamente sabia –Benito Zambrano lo retrata magistralmente en la película Solas-.
Con gran seguridad, ella contaba a sus nietos grandes cuentos en donde
les enseñaba cómo situarse en el mundo; entre ellos, cuentos de santos.
»Hoy estamos más informados que nunca, hacemos más cosas diferentes que nunca y hemos viajado más que Marco Polo pero somos a su vez, profundamente incultos y aburridos, sin sabiduría de lo que es el bien vivir. Estamos construyendo un mundo infeliz, lo contrario de un mundo santo y, por ello, alegre.
-¿Qué es lo que más se les queda a los niños de las vidas de los santos? ¿Hechos, actitudes...?
-A mi hija, por ejemplo, lo que más le llamó la atención fue la confianza
de San Ignacio de Loyola. Le sorprendió que solo se sustentase en la fe
en sus grandes proyectos y lo que parecía imposible se hiciese posible.
Creo que en general producen sorpresa porque descubren personas que lo arriesgan todo de manera generosa, nunca por motivos egoístas Los niños aceptan la realidad sobrenatural que acompaña la vida de los santos.
-Como los milagros...
-Creo que una de las causas que han existido para relegar la vida de
los santos es la de negar la realidad de los milagros. Los milagros
existen, ¡claro que existen¡ Y lo sobrenatural es real. Todos los cuentos que he publicado siempre han pretendido mostrar una idea básica: la conversión.
En todos los cuentos siempre hay un personaje que cambia su vida tras
conocer la vida del santo. Ese es el mayor de los milagros: la
conversión de los corazones.
-¿Cómo entienden los niños la santidad? ¿Mejor o peor que los adultos?
-Cuando somos niños tenemos una cualidad, la confianza absoluta en los padres.
Con el tiempo olvidamos que hubo un tiempo en la vida en el que no nos
preocupaba el mañana, en el que sabíamos a quién teníamos que acudir
cuando teníamos problemas. Y a esas personas, nuestros padres, las
amábamos, las admirábamos, eran nuestro modelo. Ese momento de santidad se vive en la infancia.
Pero ese don lo vamos perdiendo conforme crecemos si no lo hemos sabido
alimentar, si como familia no hemos sido el campo fértil que permite el
desarrollo de esa buena semilla.
»La familia debe ser una escuela de santidad. Decía antes que
los santos nos regalaban el vivir confiados, acompañados y enamorados.
Por eso, nuestra casa, nuestra familia debe ser un testimonio de fe, en
el que se viva y respire confianza y no se tema andar sobre las aguas; un lugar de oración continua que enseñe que no estamos solos; y una escuela de superhéroes. Sí, de superhéroes, porque los santos tienen superpoderes;
los santos tienen una mirada tan penetrante que les hace capaces de ver
en cualquiera el rostro de Cristo. Esa mirada es la que debemos educar
desde niños.
-¿Hay santos más sencillos que otros de llevar a los niños?
-No sé si hay santos más sencillos de llevar a los niños. Santos como San Felipe Neri o San Juan Bosco
pueden parecer que son más propicios. Sin embargo, intuyo que no es
así. Creo que la vida de cualquier santo puede ser apropiada para
contarla.
-¿Con qué criterio elige cuáles llevar a esta colección?
-No ha habido un criterio fijo. El primero, Mañara, surgió
porque soy hermano de la Hermandad de la Caridad, de cuyo hospital él
fue su fundador. Es un personaje interesantísimo a quien descubrir: una
de las personas más ricas y poderosas de la poderosa Sevilla del XVII
que lo abandona todo para servir a los pobres.
»Escogí San Ignacio porque soy alumno de los jesuitas. En éste hay un homenaje al padre Lecaroz, un sacerdote que nos contaba historias de santos en el colegio.
»Con el de Santa Clara pensé primero en la vida de San Francisco
pero me pareció que aportaba más dando a conocer la vida más
desconocida de su discípula, una mujer impresionante que nos enseña lo
que es vivir de verdad enamorado; por otro lado, mi padre fue médico de
los conventos de clarisas de Sevilla por lo que mi familia se siente muy
unida a ellas.
»Santa Ángela es la más reconocida de las santas sevillanas,
una vida admirable, respetada y querida por todos sean cuales sean sus
creencias.
»El Padre Pío es el gran santo de los últimos siglos; además, me ha dado la oportunidad de colaborar con el gran divulgador de este santo en España: José María Zavala.
-Justo ese libro parecía una apuesta arriesgada: no parece, en
principio, un santo especialmente atractivo para un público infantil. ¿O
me equivoco?
-Si hay un santo que nos cuestiona si lo real es menos real que lo
sobrenatural es el Padre Pío. Los estigmas de Cristo que portó, su don
de leer las almas, el poder de estar en dos lugares a la vez -la
bilocación- pone a prueba nuestra credulidad.
José María Zavala y Borja Zavala llevan a los niños el mensaje del Padre Pío en este libro.
»Un adulto, a pesar de la evidencia de los testimonios, niega esas
numerosas experiencias para decir que sería locura, impostura o, con fe
irracional, afirmar que la ciencia algún día descubrirá los porqués. Un niño lo acepta sin problemas porque todavía asume con normalidad lo extraordinario y sorprendente de la vida.
-¿Qué les transmite el Padre Pío?
-El Padre Pío dice mucho. Por destacar, nos enseña el valor supremo
de la humildad; el valor de la oración y de los sacramentos; y el valor
de amar a la Virgen para descubrir a su Hijo. Todo esto, José María lo
ha mostrado magistralmente. Es un libro contado con gran sencillez y con
gran hondura.
»Así lo ha visto Franco Moscone, obispo de San Giovanni
Rotondo -donde tuvo su convento el Padre Pío-. Él ha dicho de este
cuento precisamente eso: “Un relato ágil y sencillo para niños y no tan
niños”. Precisamente por esto, a esta colección de Vidas de Santos no la llamo de cuentos infantiles sino de cuentos familiares porque son para ser leídos por los abuelos, los hijos y los padres en soledad o, mejor aún, en familia.
Fuente: https://www.religionenlibertad.com/cultura/961151243/ninos-aceptan-realidad-sobrenatural-vida-santos-lectura.html