Blog del Profesorado de Religión Católica: Iglesia

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viernes, 2 de febrero de 2024

Francisco: "La educación religiosa es esencial porque expande el corazón"

"Que uno piense lo que siente y hace, que uno sienta lo que piensa y hace, que uno haga lo que siente y piensa. Ese es el núcleo, no lo olviden"

Francisco recibió en audiencia al presidente y al patronato de la Universidad de Notre Dame, universidad católica de Indiana, a quienes recordó los tres lenguajes de "cabeza, corazón y manos" para llevar a cabo su misión

Este arte se realiza no sólo con la cabeza, sino también con el corazón y las manos. "Es el secreto de la educación", dijo el Papa, desprendiéndose del texto escrito. "¿Ayudáis a los jóvenes a soñar?"

El Pontífice anima a promover entre los estudiantes "el compromiso con las necesidades de las comunidades desfavorecidas" e insta a los educadores a ayudar a los jóvenes a "soñar" y a "cultivar la apertura a todo lo que es verdadero, bueno y bello"

(Vatican News).- "Cabeza", para desarrollar el conocimiento a través del estudio académico y la investigación, teniendo en cuenta también la "tradición intelectual católica" y el "papel" de la religión, que "nos compromete, entre otras cosas, a construir un mundo mejor, enseñando la convivencia mutua, la solidaridad fraterna y la paz". "Corazón", para establecer "relaciones auténticas entre educadores y alumnos", caminando juntos y comprendiendo las necesidades y los interrogantes de la vida. "Manos", entendidas como compromiso solidario con las necesidades de los más desfavorecidos.

Campaña en defensa del Papa: Yo con Francisco

El Papa repite los "tres lenguajes" en la base de la misión educativa a los miembros de la Universidad de Notre Dame, institución católica de Indiana (EEUU), fundada en 1842 por el padre Edward Sorin, sacerdote francés de la Congregación de la Santa Cruz.

Pope Francis meets with a delegation from the University of Notre Dame

El Pontífice recibió al Presidente y al Patronato en el Vaticano y en su breve saludo, recordando la misión de la universidad de "anunciar el Evangelio mediante la formación de cada persona en todas sus dimensiones", recordó las palabras del Beato Basilio Moreau, fundador de la Congregación de la Santa Cruz: "La educación cristiana es el arte de conducir a los jóvenes hacia la plenitud".

Los tres lenguajes

Este arte se realiza no sólo con la cabeza, sino también con el corazón y las manos. "Es el secreto de la educación", dice el Papa, desprendiéndose del texto escrito.

Que uno piense lo que siente y hace, que uno sienta lo que piensa y hace, que uno haga lo que siente y piensa. Ese es el núcleo, no lo olviden".

Las tres lenguas juntas, subraya el Pontífice, "forman un horizonte dentro del cual las comunidades académicas católicas pueden esforzarse por formar personalidades sólidas y bien integradas, cuya visión de la vida esté animada por las enseñanzas de Cristo".

Un enfoque interdisciplinar

Primero: la cabeza. Las universidades católicas, por su propia naturaleza, persiguen el desarrollo del conocimiento a través del estudio académico y la investigación. Pero "en el mundo globalizado, esto implica la necesidad de un enfoque colaborativo e interdisciplinar, que reúna diversos campos de estudio e investigación", afirma Francisco.

En efecto, el esfuerzo educativo emprendido por las instituciones católicas se basa en la firme convicción de la armonía intrínseca entre fe y razón -armonía intrínseca, fe y razón-, de la que brota la relevancia del mensaje cristiano para todas las esferas de la vida, personal y social.De ahí que tanto educadores como alumnos estén llamados a "apreciar" cada vez más "la riqueza de la tradición intelectual católica en particular". Una tradición que "no significa cerrarse", sino que "es apertura", dice el Papa.Por tanto, debemos conservarla y hacerla crecer siempre".

O Papa recebe uma delegação da Universidade de Notre Dame

Expandir el corazón

Además de desarrollar la mente, la universidad católica también debe "dilatar el corazón", porque "si pensamos y no sentimos no somos humanos".

Por tanto, toda la comunidad universitaria está llamada a acompañar a las personas, especialmente a los jóvenes, con sabiduría y respeto, por los caminos de la vida y a ayudarles a cultivar la apertura a todo lo que es verdadero, lo que es bueno y lo que es bello - las tres (cosas): bello, bueno y bello (verdadero). Esto requiere "establecer relaciones auténticas entre educadores y alumnos, para que puedan caminar juntos y comprender las preguntas, las necesidades y los sueños más profundos de la vida", dice el Papa Francisco. Y pregunta: "¿Ayudáis a los jóvenes a soñar?".

"¿Ayudáis a los jóvenes a soñar?"

Significa también "promover el diálogo y la cultura del encuentro, para que todos aprendan a reconocer, apreciar y amar a cada uno como hermano y, ante todo, como hijo amado de Dios".

Capacitar a alumnos y profesores para dar testimonio del Evangelio

En este sentido, el Papa subraya que "no se puede descuidar el papel esencial de la religión en la educación del corazón de las personas". Por eso dice alegrarse de que "la Universidad de Notre Dame se caracterice por un ambiente que permite a los antiguos alumnos, al profesorado y al personal crecer espiritualmente y dar testimonio de la alegría del Evangelio, de su poder transformador para la sociedad y de su capacidad de dar a todos la fuerza para afrontar con sabiduría los desafíos de nuestro tiempo".Un poderoso medio para el bienPor último, "las manos".

"No se puede descuidar el papel esencial de la religión en la educación del corazón de las personas"

"No podemos permanecer encerrados dentro de los muros o límites de nuestras instituciones, sino que debemos esforzarnos por salir a las periferias, para encontrar y servir a Cristo en el prójimo", dice el Pontífice. Y alienta los esfuerzos continuos de la Universidad para "promover en sus estudiantes el compromiso solidario con las necesidades de las comunidades más desfavorecidas".

El deseo es que la Universidad, como deseaba su fundador, pueda seguir siendo "un poderoso medio de bien".

Traducción realizada con la versión gratuita del traductor DeepL.com

Fuente: https://www.religiondigital.org/el_papa_de_la_primavera/Francisco-educacion-religion-esencial-construir_0_2638836103.html

domingo, 28 de enero de 2024

La gran obra de la Iglesia española como nunca te la habían explicado

Ángel Ruiz, Clara González

En 2022, se celebraron nueve millones de Misas en las 22.933 parroquias, 87 catedrales o 639 santuarios de todo el país. No solo fue el 2022 un año de récord en la recaudación de Hacienda a favor de la Iglesia católica, sino que también en este año se volvieron a incrementar, como el anterior, el número de bautizos, confirmaciones, matrimonios y unciones de enfermos.

Clara González
Redactora de Religión y Familia

¿Qué personas forman la Iglesia católica?

La Iglesia, fiel a su misión de llevar la buena noticia, sale al encuentro de los demás y es signo e instrumento de comunión. La conforman los obispos, sucesores de los apóstoles, a quienes se vinculan sacramentalmente los presbíteros y los diáconos; los laicos, Iglesia en el mundo; los consagrados, especialmente en la vivencia de un carisma.

Número de religiosos por comunidad autónoma

Toca sobre cada comunidad autónoma para ver el número de religiosos

¿Qué personas forman la Iglesia católica? El año en cuestión descendió el número de sacerdotes, de 16.126 en 2021 hasta los 15.669. En cambio, el de diáconos permanentes ha crecido de 539 a 572. En 2022, había en España 32.967 religiosos y religiosas, 974 seminaristas, 83.435 catequistas, 35.799 profesores de religión, 10.147 misioneros españoles por el mundo y 7.906 monjes de clausura. Todos ellos viven en los 712 monasterios y 4.160 comunidades religiosas que hay en España.

Una persona recibe la Comunión

personas acudieron a Misa con regularidad

En España viven unos 48 millones de personas. De todas ellas, más de ocho millones (8.048.484) afirman acudir de manera regular a una de las 9.540.129 misas que se celebraron en nuestro país en 2022. Solo por comparar, en la temporada 2022-2023, de media acudieron a ver un partido de fútbol de La Liga al estadio unas 30.000 personas, según los datos de Footystats. Teniendo en cuenta que hay 10 partidos de equipos españoles de primera división a la semana, esto supone que de manera regular van a los estadios unas 300.000 personas.

Educación católica

Millones de euros
ahorrados al estado

Centros

Aulas

Alumnos

Uno de los datos más destacados de la memoria es el ahorro que suponen los centros educativos de la Iglesia al Estado español: 4.213 millones de euros. La labor educativa se concreta en 1.502.868 alumnos (82.199 extranjeros) que estudian en los 2.536 centros educativos católicos, que cuentan con 134.336 trabajadores. Además, 10.990 alumnos están matriculados en los 423 centros de educación especial. En la asignatura de Religión están inscritos 3.119.268 alumnos. En el curso 2022-23, hay 6.989 universitarios de grado más (114.198 en total) en las 17 universidades de orientación católica, donde estudian el 58,46 % de los alumnos de grado de universidades privadas presenciales.

Misiones

España es el país del mundo con más misioneros repartidos por distintos países. Más de 10.000 españoles y 463 familias anuncian la fe en los 1.122 territorios en misión por los cinco continentes. Curiosamente son más mujeres que hombres y la mayoría (un 47 %) tienen por destino algún país europeo.

Países con más misioneros españoles

Toca sobre los países coloreados para ver el número de misioneros españoles

Interior de una iglesia

euros invertidos en construcción, conservación y rehabilitación

Patrimonio cultural

Más allá de la labor evangelizadora de la Iglesia, con la que seguirá sosteniendo y alentando a los fieles en tiempos de incertidumbre, y de su inmensa labor asistencial que en 2022 benefició a 4 millones de personas, el impacto económico que generarán los Bienes de Interés Cultural de la Iglesia y las fiestas religiosas de Interés Turístico será equivalente a más del 3 % del PIB de España. Pertenecen a la Iglesia 3.161 Bienes de Interés Cultural (BIC) y existen 283 museos diocesanos. Las diócesis españolas destinaron, en 2022, 47.244.310,75 € a 499 proyectos de construcción, conservación y rehabilitación, 22 proyectos más que en 2021. Esto supuso una contribución de más de 225.000 empleos de manera directa, indirecta e inducida.

Bienes de interés cultural y catedrales de España

Toca sobre cada comunidad autónoma para ver el número de bienes de interés cultural. Los puntos rojos señalan las catedrales, toca sobre ellos para ver la ciudad dónde se encuentran y a quién están consagradas
Puedes ver el mapa en: https://www.eldebate.com/religion/20240127/gran-obra-iglesia-espanola-como-nunca-te-habian-explicado_170180.html 

Por otro lado, millones de personas participan cada año en alguna de las celebraciones litúrgicas, como la Semana Santa, o en peregrinaciones y fiestas populares de carácter religioso en España. Se estima que todas estas tienen un impacto económico de 9.800 millones de euros y 97.000 puestos de trabajo generados.


Vivir la fe Actividad caritativa y asistencial

Gracias a los 72 millones de euros dedicados a la actividad asistencial, más de tres millones de españoles han sido atendidos en los 8.796 centros de la Iglesia. Además de Cáritas, la Iglesia cuenta con centros socio-sanitarios, para mitigar la pobreza, para promover el trabajo, de atención a inmigrantes, para la defensa de la vida y la familia, centros de menores y jóvenes, para la promoción de la mujer y casas para ancianos, enfermos crónicos y personas con discapacidad.

Beneficiarios

Beneficiarios Cáritas

Beneficiarios y centros de acción social de la Iglesia

Toca sobre cada comunidad autónoma para el número de centros y beneficiarios
Mira el mapa en: https://www.eldebate.com/religion/20240127/gran-obra-iglesia-espanola-como-nunca-te-habian-explicado_170180.html 

Asignación tributaria

El pasado 2022 fue un año récord en cuanto a la recaudación de Hacienda a favor de la Iglesia católica española. Las declaraciones a favor de la Iglesia aumentaron en 209.218 con respecto al ejercicio anterior. Esto supone que hayan llegado a los 8,7 millones los contribuyentes que marcan la X en su declaración (teniendo en cuenta las declaraciones conjuntas). Estas han aumentado en todas las Comunidades Autónomas, excepto en Navarra. Como resultado, la Iglesia española percibió 358.793.580 €, una media de 42,21 por cada declaración.

Importe asignado y declaraciones a favor de la Iglesia católica

Mira el mapa en: https://www.eldebate.com/religion/20240127/gran-obra-iglesia-espanola-como-nunca-te-habian-explicado_170180.html


 

jueves, 18 de enero de 2024

Los cristianos de arroz

Película: Las llaves del Reino (1944)

Los misioneros cristianos a principios del siglo XX pusieron un gran énfasis a las actividades sociales para aliviar la pobreza y el hambre que se extendía ampliamente en la población china. 

El noble objetivo de ayudar a los pobres desde la caridad cristiana se vio frecuentemente oscurecido al mezclarlo con las actividades misioneras destinadas a ganar nuevos adeptos. 

Los potenciales conversos eran atraídos a la enseñanza de la fe cristiana con la promesa de recibir alimentos gratuitos en las misiones, una práctica que condujo al fenómeno de los denominados “cristianos del arroz”. 

La expresión "cristianos de cuenco de arroz” hacia referencia a aquellos cristianos que se adhieren a la Iglesia por lo que pueden obtener a cambio. 

Si le interesa ver películas religiosas completas puede visitar el canal "cine religioso"; @cinereligioso9357  

 

miércoles, 17 de enero de 2024

Ver película: Juan XXIII, el Papa de la paz

 Dispones de ésta y muchas más películas y series en https://profesoradoreligion.blogspot.com/p/peliculas-y-series.html

https://es.web.img2.acsta.net/pictures/14/04/22/09/51/284352.jpg

Juan XXIII: El Papa de la paz, película de TV del año 2002

Año: 2002  –  Duración: 180 min. – País: Italia

Dirección: Giorgio Capitani

Guion: Massimo Cerofolini, Francesco Scardamaglia (Historia: Giancarlo Zizola)

Música: Marco Frisina – Fotografía: Luigi Kuveiller

Reparto: Ed Asner, Massimo Ghini, Claude Rich, Michael Mendl, Franco Interlenghi, Sydne Rome, Jacques Sernas, Roberto Accornero, Paolo Gasparini

Productora: Coproducción Italia-Alemania

Género: Drama | Biográfico. Religión. Telefilm

Sinopsis:

En 1958, tras la muerte de Pío XII, el anciano Cardenal Angelo Roncalli, Patriarca de Venecia, viaja a Roma para participar en el cónclave que debe elegir al nuevo Papa, cónclave dominado por toda clase de maniobras políticas. En efecto, una vez en el Vaticano, Roncalli asiste atónito al enconado enfrentamiento entre las distintas facciones eclesiásticas. Durante el cónclave se van desvelando aspectos extraordinarios del pasado del viejo cardenal: su apoyo espiritual y económico a un grupo de trabajadores en huelga, cuando todavía era un joven sacerdote; su ayuda a los cristianos ortodoxos de Bulgaria, cuando estuvo destinado en ese país; sus hábiles negociaciones con el embajador nazi de Estambul para salvar un tren de prisioneros judíos, cuando era diplomático del Vaticano en Turquía; sus finas dotes diplomáticas para evitar que De Gaulle repudiase a treinta obispos que habían apoyado el régimen de Vichy. Hubo que llegar a la undécima votación para que hubiera «fumata bianca»: el elegido, contra todo pronóstico, fue Roncalli, que tomó el nombre de Juan XXIII.


Ver película: Juan XXIII, el papa bueno

Dispones de ésta y muchas más películas y series en https://profesoradoreligion.blogspot.com/p/peliculas-y-series.html

Aquí os dejo varias opciones para ver la película:



Juan XXIII El Papa Bueno (Película - Parte 1)


Juan XXIII El Papa Bueno (Película - Parte 2)

jueves, 11 de enero de 2024

Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero


La Iglesia celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos del 18 al 25 de enero de 2024 este año con el lema «Amarás al Señor, tu Dios… y a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Lc 10,27).

El Pontificio Consejo para la promoción de la unidad de los cristianos y la Comisión fe y constitución del Consejo Ecuménico de Iglesias elaboran conjuntamente unos materiales para ayudar a la reflexión y para preparar las celebraciones del Octavario.

A estos materiales conjuntos se suman los que aporta la Subcomisión Episcopal para las Relaciones interconfesionales y Diálogo interreligioso: el mensaje que firman los obispos de esta Subcomisión; un guion para las celebraciones eucarísticas de la Semana; o un material para reflexionar preparado especialmente para acercar la Semana de Oración a los niños y adolescentes.

martes, 19 de diciembre de 2023

El Vaticano contempla bendecir parejas homosexuales e "irregulares" sin equipararlas al matrimonio

Por Redacción Religión 

La Santa Sede abre "la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio”. Así lo ha explicado en el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, el cardenal Víctor Manuel Fernández, que ha publicado este 18 de diciembre un documento sobre las bendiciones a parejas en situaciones irregulares y parejas del mismo sexo.

La doctrina tradicional sobre el matrimonio se mantiene inalterable, pero podrán ser bendecidas otras uniones de parejas "en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo". No existirá ningún rito específico que pueda provocar una confusión con el matrimonio. Por eso, "siguiendo la enseñanza autorizada del Santo Padre Francisco, este Dicasterio quiere finalmente recordar que este mundo necesita bendición y nosotros podemos dar la bendición y recibir la bendición. De este modo, cada hermano y hermana podrán sentirse en la Iglesia siempre peregrinos, siempre suplicantes, siempre amados y, a pesar de todo, siempre bendecidos”.



Firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio

No obstante, el documento asegura seguir “firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión”.

Lo que se pretende es “ofrecer una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones, que permite ampliar y enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica”. Tal reflexión teológica, basada en la visión pastoral del Papa Francisco, “implica un verdadero desarrollo de lo que se ha dicho sobre las bendiciones en el Magisterio y en los textos oficiales de la Iglesia”. Esto explica que el texto haya adoptado la forma de una “declaración”. Es precisamente en este contexto, explica el texto, “en el que se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo”.

El texto, que reproducimos en su integridad, “quiere ser también un homenaje al Pueblo fiel de Dios, que adora al Señor con tantos gestos de profunda confianza en su misericordia y que, con esta actitud, viene constantemente a pedir a la madre Iglesia una bendición”.

Declaración Fiducia supplicans sobre el sentido pastoral de las bendiciones

Presentación

La presente Declaración ha tomado en consideración varias cuestiones que han llegado a este Dicasterio tanto en años pasados como más recientemente. Para su redacción, como es práctica habitual, se consultó a expertos, se llevó a cabo un amplio proceso de elaboración y el borrador se debatió en el Congreso de la Sección Doctrinal del Dicasterio. Durante este tiempo de elaboración del documento, no faltaron las conversaciones con el Santo Padre. Finalmente, la Declaración fue presentada al Santo Padre, que la aprobó con su firma.

Durante el estudio de la materia objeto de este documento, se dio a conocer la respuesta del Santo Padre a los Dubia de algunos Cardenales, que aportó importantes precisiones para la reflexión que ahora se ofrece aquí, y que representa un elemento decisivo para el trabajo del Dicasterio. Dado que «la Curia Romana es, en primer lugar, un instrumento de servicio para el sucesor de Pedro» (Const. Ap. Praedicate Evangelium, II, 1), nuestro trabajo debe favorecer, junto a la comprensión de la doctrina perenne de la Iglesia, la recepción de la enseñanza del Santo Padre.

Como en la ya citada respuesta del Santo Padre a los Dubia de dos Cardenales, la presente Declaración se mantiene firme en la doctrina tradicional de la Iglesia sobre el matrimonio, no permitiendo ningún tipo de rito litúrgico o bendición similar a un rito litúrgico que pueda causar confusión. No obstante, el valor de este documento es ofrecer una contribución específica e innovadora al significado pastoral de las bendiciones, que permite ampliar y enriquecer la comprensión clásica de las bendiciones estrechamente vinculada a una perspectiva litúrgica. Tal reflexión teológica, basada en la visión pastoral del Papa Francisco, implica un verdadero desarrollo de lo que se ha dicho sobre las bendiciones en el Magisterio y en los textos oficiales de la Iglesia. Esto explica que el texto haya adoptado la forma de una “Declaración”.

Y es precisamente en este contexto en el que se puede entender la posibilidad de bendecir a las parejas en situaciones irregulares y a las parejas del mismo sexo, sin convalidar oficialmente su status ni alterar en modo alguno la enseñanza perenne de la Iglesia sobre el Matrimonio.

La presente Declaración quiere ser también un homenaje al Pueblo fiel de Dios, que adora al Señor con tantos gestos de profunda confianza en su misericordia y que, con esta actitud, viene constantemente a pedir a la madre Iglesia una bendición.

Víctor Manuel Card. FERNÁNDEZ

Prefecto

Introducción

1. La confianza suplicante del Pueblo fiel de Dios recibe el don de la bendición que brota del corazón de cristo a través de su Iglesia. Como recuerda puntualmente el Papa Francisco, «la gran bendición de Dios es Jesucristo, es el gran don de Dios, su Hijo. Es una bendición para toda la humanidad, es una bendición que nos ha salvado a todos. Él es la Palabra eterna con la que el Padre nos ha bendecido “siendo nosotros todavía pecadores” (Rm 5,8) dice san Pablo: Palabra hecha carne y ofrecida por nosotros en la cruz».[1]

2. Sostenido por una verdad tan grande y consoladora, este Dicasterio ha tomado en consideración algunas preguntas, tanto formales como informales, sobre la posibilidad de bendecir parejas del mismo sexo y sobre la posibilidad de ofrecer nuevas precisiones, a la luz de la actitud paterna y pastoral del Papa Francisco, sobre el Responsum ad dubium[2]formulado por la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe y publicado el 22 de febrero de 2021.

3. Dicho Responsum ha suscitado no pocas y diferentes reacciones: algunos han acogido con beneplácito la claridad de este documento y su coherencia con la constante enseñanza de la Iglesia; otros no han compartido la respuesta negativa a la pregunta o no la han considerado suficientemente clara en su formulación o en las motivaciones expuestas en la Nota explicativa adjunta. Para salir al encuentro, con caridad fraterna, a estos últimos, parece oportuno retomar el tema y ofrecer una visión que componga con coherencia los aspectos doctrinales con aquellos pastorales, porque «todo adoctrinamiento ha de situarse en la actitud evangelizadora que despierte la adhesión del corazón con la cercanía, el amor y el testimonio».[3]

I. La bendición en el sacramento del matrimonio

4. La reciente respuesta del Santo Padre Francisco a la segunda de las cinco preguntas propuestas por dos Cardenales[4] ofrece la posibilidad de profundizar más en el tema, sobre todo en sus consecuencias de orden pastoral. Se trata de evitar que «se reconoce como matrimonio algo que no lo es».[5] Por lo tanto son inadmisibles ritos y oraciones que puedan crear confusión entre lo que es constitutivo del matrimonio, como «unión exclusiva, estable e indisoluble entre un varón y una mujer, naturalmente abierta a engendrar hijos»,[6] y lo que lo contradice. Esta convicción está fundada sobre la perenne doctrina católica del matrimonio. Solo en este contexto las relaciones sexuales encuentran su sentido natural, adecuado y plenamente humano. La doctrina de la Iglesia sobre este punto se mantiene firme.

5. Esta es también la comprensión del matrimonio ofrecida por el Evangelio. Por este motivo, a propósito de las bendiciones, la Iglesia tiene el derecho y el deber de evitar cualquier tipo de rito que pueda contradecir esta convicción o llevar a cualquier confusión. Tal es también el sentido del Responsum de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe donde se afirma que la Iglesia no tiene el poder de impartir la bendición a uniones entre personas del mismo sexo.

6. Hay que subrayar que, precisamente en el caso del rito del sacramento del matrimonio, no se trata de una bendición cualquiera, sino del gesto reservado al ministro ordenado. En este caso, la bendición del ministro ordenado está directamente conectada a la unión específica de un hombre y de una mujer que, con su consentimiento establecen una alianza exclusiva e indisoluble. Esto nos permite evidenciar mejor el riesgo de confundir una bendición, dada a cualquier otra unión, con el rito propio del sacramento del matrimonio.

II. El sentido de las distintas bendiciones

7. Por otra parte, la respuesta del Santo Padre, anteriormente mencionada, nos invita a hacer el esfuerzo de ampliar y enriquecer el sentido de las bendiciones.

8. Las bendiciones pueden considerarse entre los sacramentales más difundidos y en continua evolución. Ellas, de hecho, nos llevan a captar la presencia de Dios en todos los acontecimientos de la vida y recuerdan que, incluso cuando utiliza las cosas creadas, el ser humano está invitado a buscar a Dios, a amarle y a servirle fielmente.[7] Por este motivo, las bendiciones tienen por destinatarios las personas, los objetos de culto y de devoción, las imágenes sagradas, los lugares de vida, de trabajo y de sufrimiento, los frutos de la tierra y del trabajo humano, y todas las realidades creadas que remiten al Creador y que, con su belleza, lo alaban y bendicen.

El sentido litúrgico de los ritos de bendición

9. Desde un punto de vista estrictamente litúrgico, la bendición requiere que aquello que se bendice sea conforme a la voluntad de Dios manifestada en las enseñanzas de la Iglesia.

10. Las bendiciones se celebran, de hecho, en virtud de la fe y se ordenan a la alabanza de Dios y al provecho espiritual de su pueblo. Como explica el Ritual Romano, «para que esto se vea más claro, las fórmulas de bendición, según la antigua tradición, tienden como objetivo principal a glorificar a Dios por sus dones, impetrar sus beneficios y alejar del mundo el poder del maligno».[8] Por ello, se invita a quienes invocan la bendición de Dios a través de la Iglesia a intensificar «sus disposiciones internas en aquella fe para la cual nada hay imposible» y a confiar en «aquella caridad que apremia a guardar los mandamientos de Dios». [9] Por eso, mientras que por un lado «siempre y en todo lugar se nos ofrece la ocasión de alabar a Dios por Cristo en el Espíritu Santo, de invocarlo y darle gracias», por otra parte la preocupación es «que se trate de cosas, lugares o circunstancias que no contradigan la norma o el espíritu del Evangelio».[10] Esta es una comprensión litúrgica de las bendiciones, en cuanto se convierten en ritos propuestos oficialmente por la Iglesia.

11. Basándose en estas consideraciones, la Nota explicativa del citado Responsum de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe recuerda que cuando, con un rito litúrgico adecuado, se invoca una bendición sobre algunas relaciones humanas, lo que se bendice debe poder corresponder a los designios de Dios inscritos en la Creación y plenamente revelados por Cristo el Señor. Por ello, dado que la Iglesia siempre ha considerado moralmente lícitas sólo las relaciones sexuales que se viven dentro del matrimonio, no tiene potestad para conferir su bendición litúrgica cuando ésta, de alguna manera, puede ofrecer una forma de legitimidad moral a una unión que presume de ser un matrimonio o a una práctica sexual extramatrimonial. La sustancia de este pronunciamiento fue reiterada por el Santo Padre en su Respuestas a los Dubia de dos Cardenales.

12. Se debe también evitar el riesgo de reducir el sentido de las bendiciones solo a este punto de vista, porque nos llevaría a pretender, para una simple bendición, las mismas condiciones morales que se piden para la recepción de los sacramentos. Este riesgo exige que se amplíe más esta perspectiva. De hecho, existe el peligro que un gesto pastoral, tan querido y difundido, se someta a demasiados requisitos morales previos que, bajo la pretensión de control, podrían eclipsar la fuerza incondicional del amor de Dios en la que se basa el gesto de la bendición.

13. Precisamente a este respecto, el Papa Francisco nos instó a no «perder la caridad pastoral, que debe atravesar todas nuestras decisiones y actitudes» y a evitar ser «jueces que sólo niegan, rechazan, excluyen».[11] A continuación respondemos a su propuesta desarrollando una comprensión más amplia de las bendiciones.

Las bendiciones en la Sagrada Escritura

14. Para reflexionar sobre las bendiciones, recogiendo distintos puntos de vista, necesitamos dejarnos iluminar ante todo por la voz de la Sagrada Escritura.

15. «El Señor te bendiga y te proteja,ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz» (Nm 6, 24-26). Esta “bendición sacerdotal” que encontramos en el Antiguo Testamento, precisamente en el libro de los Números, tiene un carácter “descendente” porque representa la invocación de la bendición que desde Dios desciende sobre el hombre: esta constituye uno de los textos más antiguos de bendición divina. Existe además un segundo tipo de bendición que encontramos en las páginas bíblicas, aquella que “sube” desde la tierra al cielo, hacia Dios. Bendecir equivale a alabar, celebrar, agradecer a Dios por su misericordia y fidelidad, por las maravillas que ha creado y por todo aquello que sucedió por su voluntad: «Bendice, alma mía, al Señor, y todo mi ser a su santo nombre» (Sal 103, 1).

16. A Dios que bendice, también nosotros respondemos bendiciendo. Melquisedec, rey de Salem, bendice a Abrán (cfr. Gen 14, 19); Rebecca es bendecida por sus familiares, poco antes de convertirse en la esposa de Isaac (cfr. Gen 24, 60), el cuál, a su vez, bendice su hijo Jacob (cfr. Gen 27, 27). Jacob bendice al faraón (cfr. Gen 47, 10), a sus nietos Efraín y Manasés (cfr. Gen 48, 20) y a todos sus doce hijos (cfr. Gen 49, 28). Moisés y Aarón bendicen a la comunidad (cfr. Ex 39, 43; Lev 9, 22). Los cabeza de familia bendicen los hijos con ocasión de los matrimonios, antes de emprender un viaje, en la cercanía de la muerte. Estas bendiciones aparecen como un don sobreabundante e incondicionado.

17. La bendición presente en el Nuevo Testamento conserva, sustancialmente, el mismo significado veterotestamentario. Encontramos el don divino que “desciende”, el agradecimiento del hombre que “asciende” y la bendición impartida del hombre que “se extiende” hacia sus iguales. Zacarías, tras haber recuperado el uso de la palabra, bendice al Señor por sus admirables obras (cfr. Lc 1, 64). El anciano Simeón, mientras tiene entre los brazos a Jesús recién nacido, bendice a Dios por haberle concedido la gracia de contemplar al Mesías salvador y luego bendice a sus padres María y José (cfr. Lc 2, 34). Jesús bendice al Padre, en el celebre himno de alabanza y de júbilo a Él dirigido: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra» (Mt 11, 25).

18. En continuidad con el Antiguo Testamento, la bendición en Jesús no es solo ascendente, en referencia al Padre, sino también descendente, vertida sobre los otros como gesto de gracia, protección y bondad. El propio Jesús llevó a cabo y promovió esta práctica. Por ejemplo, bendice a los niños: «Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos» (Mc 10, 16). Y la historia terrenal de Jesús terminará precisamente con una bendición final reservada a los Once, poco antes de subir al Padre: «y, levantando sus manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos, y fue llevado hacia el cielo». La última imagen de Jesús en la tierra son sus manos alzadas, en el acto de bendecir.

19. En su misterio de amor, a través de Cristo, Dios comunica a su Iglesia el poder de bendecir. Concedida por Dios al ser humano y otorgada por estos al prójimo, la bendición se transforma en inclusión, solidaridad y pacificación. Es un mensaje positivo de consuelo, atención y aliento. La bendición expresa el abrazo misericordioso de Dios y la maternidad de la Iglesia que invita al fiel a tener los mismos sentimientos de Dios hacia sus propios hermanos y hermanas.

Una comprensión teológico-pastoral de las bendiciones

20. Quien pide una bendición se muestra necesitado de la presencia salvífica de Dios en su historia, y quien pide una bendición a la Iglesia reconoce a esta última como sacramento de la salvación que Dios ofrece. Buscar la bendición en la Iglesia es admitir que la vida eclesial brota de las entrañas de la misericordia de Dios y nos ayuda a seguir adelante, a vivir mejor, a responder a la voluntad del Señor.

21. Para ayudarnos a comprender el valor de un enfoque mayormente pastoral de las bendiciones, el Papa Francisco nos instó a contemplar, con actitud de fe y paternal misericordia, el hecho que «cuando se pide una bendición se está expresando un pedido de auxilio a Dios, un ruego para poder vivir mejor, una confianza en un Padre que puede ayudarnos a vivir mejor».[12] Esta petición debe ser, en todos los sentidos, valorada, acompañada y recibida con gratitud. Las personas que vienen espontáneamente a pedir una bendición muestran con esta petición su sincera apertura a la trascendencia, la confianza de su corazón que no se fía solo de sus propias fuerzas, su necesidad de Dios y el deseo de salir de las estrechas medidas de este mundo encerrado en sus límites.

22. Como nos enseña santa Teresa del Niño Jesús, más allá de esta confianza «no hay otro camino por donde podamos ser conducidos al Amor que todo lo da. Con la confianza, el manantial de la gracia desborda en nuestras vidas […]. La actitud más adecuada es depositar la confianza del corazón fuera de nosotros mismos: en la infinita misericordia de un Dios que ama sin límites […]. El pecado del mundo es inmenso, pero no es infinito. En cambio, el amor misericordioso del Redentor, este sí es infinito».[13]

23. Cuando estas expresiones de fe vienen consideradas fuera de un marco litúrgico, uno se encuentra en un ámbito de mayor espontaneidad y libertad, pero «la libertad frente a los ejercicios de piedad, no debe significar, por lo tanto, escasa consideración ni desprecio de los mismos. La vía a seguir es la de valorar correcta y sabiamente las no escasas riquezas de la piedad popular, las potencialidades que encierra».[14] Las bendiciones se convierten así en un recurso pastoral a valorar en lugar de un riesgo o un problema.

24. Consideradas desde el punto de vista de la pastoral popular, las bendiciones son valoradas como actos de devoción que «encuentran su lugar propio fuera de la celebración de la Eucaristía y de los otros sacramentos […]. El lenguaje, el ritmo, el desarrollo y los acentos teológicos de la piedad popular se diferencian de los correspondientes de las acciones litúrgicas». Por ésa misma razón «hay que evitar añadir modos propios de la “celebración litúrgica” a los ejercicios de piedad, que deben conservar su estilo, su simplicidad y su lenguaje característico».[15]

25. La Iglesia, también, debe evitar el apoyar su praxis pastoral en la rigidez de algunos esquemas doctrinales o disciplinares, sobre todo cuando dan «lugar a un elitismo narcisista y autoritario, donde en lugar de evangelizar lo que se hace es analizar y clasificar a los demás, y en lugar de facilitar el acceso a la gracia se gastan las energías en controlar».[16] Por lo tanto, cuando las personas invocan una bendición no se debería someter a un análisis moral exhaustivo como condición previa para poderla conferir. No se les debe pedir una perfección moral previa.

26. En esta perspectiva, la Respuestas del Santo Padre ayudan a profundizar mejor, desde el punto de vista pastoral, el pronunciamiento formulado por la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe en el 2021, porqué invitan de hecho a un discernimiento en relación con la posibilidad de «formas de bendición, solicitadas por una o por varias personas, que no transmitan una concepción equivocada del matrimonio»[17] y que también tengan en cuenta el hecho que en situaciones moralmente inaceptables desde un punto de vista objetivo, «la misma caridad pastoral nos exige no tratar sin más de “pecadores” a otras personas cuya culpabilidad o responsabilidad pueden estar atenuadas por diversos factores que influyen en la imputabilidad subjetiva».[18]

27. En la catequesis citada al inicio de esta Declaración, el Papa Francisco propuso una descripción de este tipo de bendiciones que se ofrecen a todos, sin pedir nada. Vale la pena leer con corazón abierto estas palabras que nos ayudan a acoger el sentido pastoral de las bendiciones ofrecidas sin condiciones: «Es Dios que bendice. En las primeras páginas de la Biblia es un continuo repetirse de bendiciones. Dios bendice, pero también los hombres bendicen, y pronto se descubre que la bendición posee una fuerza especial, que acompaña para toda la vida a quien la recibe, y dispone el corazón del hombre a dejarse cambiar por Dios […]. Así nosotros para Dios somos más importantes que todos los pecados que nosotros podamos hacer, porque Él es padre, es madre, es amor puro, Él nos ha bendecido para siempre. Y no dejará nunca de bendecirnos. Una experiencia intensa es la de leer estos textos bíblicos de bendición en una prisión, o en un centro de desintoxicación. Hacer sentir a esas personas que permanecen bendecidas no obstante sus graves errores, que el Padre celeste sigue queriendo su bien y esperando que se abran finalmente al bien. Si incluso sus parientes más cercanos les han abandonado, porque ya les juzgan como irrecuperables, para Dios son siempre hijos».[19]

28. Existen diversas ocasiones en las cuales las personas se acercan espontáneamente a pedir una bendición, tanto en las peregrinaciones, en los santuarios y también en la calle cuando se encuentran con un sacerdote. Como ejemplo, podemos recurrir al libro litúrgico De Benedictionibus que prevé una serie de ritos de bendición para las personas: ancianos, enfermos, participantes en la catequesis o en un encuentro de oración, peregrinos, aquellos que inician un camino, grupos y asociaciones de voluntarios, etc. Tales bendiciones se dirigen a todos, ninguno puede ser excluido. En los preámbulos del Rito de bendición de los ancianos, por ejemplo, se afirma que el objetivo de esta bendición es «que los ancianos reciban de los hermanos un testimonio de respeto y de agradecimiento. Al mismo tiempo nosotros, junto con ellos, damos gracias a Dios por los beneficios que de e?l han recibido y por las buenas obras que han realizado con su ayuda».[20] En este caso, el objeto de la bendición es la persona del anciano, por quien y con quien se da gracias a Dios por el bien por él realizado y por los beneficios recibidos. A ninguno se puede impedir esta acción de gracias y cada uno, incluso si vive en situaciones no ordenadas al designio del Creador, posee elementos positivos por los cuales alabar al Señor.

29. Desde la perspectiva de la dimensión ascendente, cuando se toma conciencia de los dones del Señor y de su amor incondicional, incluso en situaciones de pecado, sobre todo cuando se escucha una oración, el corazón creyente eleva su alabanza y bendición a Dios. Esta forma de bendición no se impide a nadie. Todos – individualmente o en unión con otros – pueden elevar a Dios su alabanza y su gratitud.

30. Pero el sentido popular de las bendiciones incluye también el valor de la bendición descendente. Si «no es conveniente que una Diócesis, una Conferencia Episcopal o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos»,[21] la prudencia y la sabiduría pastoral pueden sugerir que, evitando formas graves de escándalo o confusión entre los fieles, el ministro ordenado se una a la oración de aquellas personas que, aunque estén en una unión que en modo alguno puede parangonarse al matrimonio, desean encomendarse al Señor y a su misericordia, invocar su ayuda, dejarse guiar hacia una mayor comprensión de su designio de amor y de vida.

III. Las bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo

31. En el horizonte aquí delineado se coloca la posibilidad de bendiciones de parejas en situaciones irregulares y de parejas del mismo sexo, cuya forma no debe encontrar ninguna fijación ritual por parte de las autoridades eclesiásticas, para no producir confusión con la bendición propia del sacramento del matrimonio. En estos casos, se imparte una bendición que no sólo tiene un valor ascendente, sino que es también la invocación de una bendición descendente del mismo Dios sobre aquellos que, reconociéndose desamparados y necesitados de su ayuda, no pretenden la legitimidad de su propio status, sino que ruegan que todo lo que hay de verdadero, bueno y humanamente válido en sus vidas y relaciones, sea investido, santificado y elevado por la presencia del Espíritu Santo. Estas formas de bendición expresan una súplica a Dios para que conceda aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su Espíritu – que la teología clásica llama “gracias actuales” – para que las relaciones humanas puedan madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino.

32. La gracia de Dios, de hecho, actúa en la vida de aquellos que no se consideran justos, sino que se reconocen humildemente pecadores como todos. Es capaz de dirigirlo todo según los designios misteriosos e imprevisibles de Dios. Por eso, con incansable sabiduría y maternidad, la Iglesia acoge a todos los que se acercan a Dios con corazón humilde, acompañándolos con aquellos auxilios espirituales que permiten a todos comprender y realizar plenamente la voluntad de Dios en su existencia.[22]

33. Es esta una bendición que, aunque no se incluya en un rito litúrgico,[23] une la oración de intercesión a la invocación de ayuda de Dios de aquellos que se dirigen humildemente a Él. ¡Dios no aleja nunca al que se acerca a Él! Al fin y al cabo, la bendición ofrece a las personas un medio para acrecentar su confianza en Dios. La petición de una bendición expresa y alimenta la apertura a la trascendencia, la piedad y la cercanía a Dios en mil circunstancias concretas de la vida, y esto no es poca cosa en el mundo en el que vivimos. Es una semilla del Espíritu Santo que hay que cuidar, no obstaculizar.

34. La misma liturgia de la Iglesia nos invita a esta actitud confiada, también en medio de nuestros pecados, falta de méritos, debilidades y confusiones como da testimonio esta bellísima oración colecta tomada del Misal Romano: «Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir» (XXVII Domingo del Tiempo Ordinario). Cuantas veces, de hecho, a través de una simple bendición del pastor, que en este gesto no pretende sancionar ni legitimar nada, las personas pueden experimentar la cercanía del Padre que desborda “los méritos y deseos”.

35. Por lo tanto, la sensibilidad pastoral de los ministros ordenados debería educarse, también, para realizar espontáneamente bendiciones que no se encuentran en el Bendicional.

36. En este sentido, es esencial acoger la preocupación del Papa, para que estas bendiciones no ritualizadas no dejen de ser un simple gesto que proporciona un medio eficaz para hacer crecer la confianza en Dios en las personas que la piden, evitando que se conviertan en un acto litúrgico o semi-litúrgico, semejante a un sacramento. Esto constituiría un grave empobrecimiento, porque sometería un gesto de gran valor en la piedad popular a un control excesivo, que privaría a los ministros de libertad y espontaneidad en el acompañamiento de la vida de las personas.

37. A este respecto, vienen a la mente las siguientes palabras, en parte ya citadas, del Santo Padre: «Las decisiones que, en determinadas circunstancias, pueden formar parte de la prudencia pastoral, no necesariamente deben convertirse en una norma. Es decir, no es conveniente que una Diócesis, una Conferencia Episcopal o cualquier otra estructura eclesial habiliten constantemente y de modo oficial procedimientos o ritos para todo tipo de asuntos […] El Derecho Canónico no debe ni puede abarcarlo todo, y tampoco deben pretenderlo las Conferencias Episcopales con sus documentos y protocolos variados, porque la vida de la Iglesia corre por muchos cauces además de los normativos».[24] Así el Papa Francisco ha recordado que «todo aquello que forma parte de un discernimiento práctico ante una situación particular no puede ser elevado a la categoría de una norma», porque esto «daría lugar a una casuística insoportable».[25]

38. Por esta razón, no se debe ni promover ni prever un ritual para las bendiciones de parejas en una situación irregular, pero no se debe tampoco impedir o prohibir la cercanía de la Iglesia a cada situación en la que se pida la ayuda de Dios a través de una simple bendición. En la oración breve que puede preceder esta bendición espontanea, el ministro ordenado podría pedir para ellos la paz, la salud, un espíritu de paciencia, diálogo y ayuda mutuos, pero también la luz y la fuerza de Dios para poder cumplir plenamente su voluntad.

39. De todos modos, precisamente para evitar cualquier forma de confusión o de escándalo, cuando la oración de bendición la solicite una pareja en situación irregular, aunque se confiera al margen de los ritos previstos por los libros litúrgicos, esta bendición nunca se realizará al mismo tiempo que los ritos civiles de unión, ni tampoco en conexión con ellos. Ni siquiera con las vestimentas, gestos o palabras propias de un matrimonio. Esto mismo se aplica cuando la bendición es solicitada por una pareja del mismo sexo.

40. En cambio, tal bendición puede encontrar su lugar en otros contextos, como la visita a un santuario, el encuentro con un sacerdote, la oración recitada en un grupo o durante una peregrinación. De hecho, mediante estas bendiciones, que se imparten no a través de las formas rituales propias de la liturgia, sino como expresión del corazón materno de la Iglesia, análogas a las que emanan del fondo de las entrañas de la piedad popular, no se pretende legitimar nada, sino sólo abrir la propia vida a Dios, pedir su ayuda para vivir mejor e invocar también al Espíritu Santo para que se vivan con mayor fidelidad los valores del Evangelio.

41. Lo que se ha dicho en la presente Declaración sobre las bendiciones de parejas del mismo sexo, es suficiente para orientar el discernimiento prudente y paterno de los ministros ordenados a este respecto. Por tanto, además de las indicaciones anteriores, no cabe esperar otras respuestas sobre cómo regular los detalles o los aspectos prácticos relativos a este tipo de bendiciones.[26]

IV. La Iglesia es el sacramento del amor infinito de Dios

42. La Iglesia continúa elevando aquellas oraciones y suplicas que Cristo mismo, con grandes gritos y lágrimas, ofreció en los días de su vida terrena (cfr. Heb 5, 7) y que por esto mismo gozan de una eficacia particular. De este modo, «la comunidad eclesial ejerce su verdadera función de conducir las almas a Cristo no sólo con la caridad, el ejemplo y los actos de penitencia, sino también con la oración».[27]

43. Así, la Iglesia es el sacramento del amor infinito de Dios. Por eso, cuando la relación con Dios está enturbiada por el pecado, siempre se puede pedir una bendición, acudiendo a Él, como hizo Pedro en la tormenta cuando clamó a Jesús: «Señor, sálvame» (Mt 14, 30). En algunas situaciones, desear y recibir una bendición puede ser el bien posible. El Papa Francisco nos recuerda que «un pequeño paso, en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades».[28] De este modo, «lo que resplandece es la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado».[29]

44. Toda bendición será la ocasión para un renovado anuncio del kerygma, una invitación a acercarse siempre más al amor de Cristo. El Papa Benedicto XVI enseñaba: «La Iglesia, al igual que María, es mediadora de la bendición de Dios para el mundo: la recibe acogiendo a Jesús y la transmite llevando a Jesús. Él es la misericordia y la paz que el mundo por sí mismo no se puede dar y que necesita tanto o más que el pan».[30]

45. Teniendo en cuenta todo lo afirmado anteriormente, siguiendo la enseñanza autorizada del Santo Padre Francisco, este Dicasterio quiere finalmente recordar que «esta es la raíz de la mansedumbre cristiana, la capacidad de sentirse bendecidos y la capacidad de bendecir […]. Este mundo necesita bendición y nosotros podemos dar la bendición y recibir la bendición. El Padre nos ama. Y a nosotros nos queda tan solo la alegría de bendecirlo y la alegría de darle gracias, y de aprender de Él a no maldecir, sino bendecir».[31] De este modo, cada hermano y hermana podrán sentirse en la Iglesia siempre peregrinos, siempre suplicantes, siempre amados y, a pesar de todo, siempre bendecidos.

Fuente: https://www.cope.es/religion/hoy-en-dia/vaticano/noticias/vaticano-contempla-bendecir-parejas-homosexuales-irregulares-sin-equipararlas-matrimonio-20231218_3055505

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