El 28 de octubre de 2015 se cumple el 50 aniversario de la Declaración
GRAVISSIMUM EDUCATIONIS sobre
la Educación Cristiana, que la Conferencia Episcopal Española, por
medio de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis, viene a
celebrar en Madrid, en el día de hoy, 5 (tarde), 6 y 7 (éste último
sólo tiene mañana informativa) de febrero de 2015, dentro de las LIV
Jornadas Nacionales de Vicarios y Delegados Diocesanos de Enseñanza.
Según el programa, el jueves por la tarde se abordará una ponencia con el título: “De la declaración
Gravissimum educationis a la «emergencia educativa». La educación y el Vaticano II, 50 años después”, a la que seguirá un diálogo con los presentes.
El viernes, además de los grupos de trabajo para comunicar
experiencias, se presentarán iniciativas sobre la educación
afectivo-sexual de los jóvenes. Ya en la tarde de ese mismo día, tendrá
lugar una nueva ponencia cuyo título es: “Lectura de
Gravissimum educationis desde
las coordenadas actuales”. De nuevo, a su finalización le seguirá un
dialogo para que, después del mismo, se inicie lo que simple y
directamente se ha denominado: “Cómo responder a la nueva situación de
la ERE. Breve presentación y entrega del documento redactado por
Francesc Riu”.
En la mañana del sábado se presentará el nuevo currículo de la ERE
(Enseñanza religiosa escolar) y se informará sobre la DECA (Declaración
eclesiástica de competencia académica).

Evidentemente desconozco el contenido de las ponencias, de los
grupos de trabajo y del documento redactado por Francesc Riu, pero eso
no impide que con los datos disponibles pueda hacer una valoración
preliminar a la espera de la finalización de la Jornadas y la
publicación de sus actas.
Una primera impresión, es el olvido absoluto de la situación, ésta
sí emergente y urgente, de los profesores de religión de centros
públicos en el contexto de la LOMCE (bachillerato) y respecto a la
pérdida de horas lectivas en algunas CCAA, que redunda en pérdidas de
jornadas y, consecuentemente, en despidos. No me cabe ninguna duda de
que alguna voz hará notar esta circunstancia, pero no será, porque no
está contemplado en las Jornadas, ni mayoritaria ni oficial.
Probablemente sea debido a que la Declaración
Gravissimum educationis,
deba ser puesta en su contexto histórico, cultural y religioso, y de
manera inmediata en lo referido al título que le acompaña (sobre la
Educación Cristiana), debería haberse llamado sobre la Educación
Cristiana en las Escuelas Católicas, para no crear confusión, y teniendo
en cuenta que la Declaración conciliar se refiere exclusivamente a ésta
última, en cuya enseñanza, dice textualmente, es donde está presente la
Iglesia (nº 8), con una pequeña excepción marginal en el ordinal 7, que
en su segundo párrafo subrayando el pluralismo y la libertad religiosa,
dice:
“
Además, la Iglesia aplaude cordialmente a las autoridades y
sociedades civiles que, teniendo en cuenta el pluralismo de la sociedad
moderna y favoreciendo la debida libertad religiosa, ayudan a las
familias para que pueda darse a sus hijos en todas las escuelas una
educación conforme a los principios morales y religiosos de las familias.”

A mayor abundamiento, el documento redactado por el salesiano
Francesc Riu, que además de distintos cargos en la archidiócesis de
Barcelona y en el Secretariado Interdiocesano de Cataluña, publicó en
2012,
Nueva Evangelización en las escuelas católicas, cuya
tesis, absolutamente legítima, es la de urgir a la Iglesia a adaptarse a
los cambios de la sociedad y a iniciar una nueva evangelización desde
las escuelas católicas.
También sostiene que “
En la escuela cristiana, la educación y la
evangelización están tan íntimamente relacionadas que una implica la
otra, y las dos constituyen un binomio que nunca debe deshacerse”.
Esta tesis, que como ya hemos dicho es absolutamente legítima en la
escuela católica, tiene el problema o tentación de pretender extenderla a
la escuela pública, que no puede ni debe permitir ningún proselitismo
por la evangelización en sus aulas, y que, por el contrario, está
llamada a abrirse a un nuevo y emergente paradigma, esto es, la defensa
de la legitimidad y necesidad de una cultura religiosa crítica en la
enseñanza pública, que no es sólo un deber que corresponda a las
organizaciones religiosas (Religiones, Iglesias o Confesiones); es una
petición frecuente de muchas organizaciones civiles nacionales e
internacionales responsables de la gestión de bienes culturales y de las
políticas educativas comunes.
En cualquier caso, espero y deseo que estas
jornadas sirvan, aunque no tengo grandes esperanzas por la demostrada
falta de interés por la escuela pública y sus profesores, también para
sensibilizar sobre la dignidad de las personas, concretamente del
profesorado de religión de la escuela pública, o sobre el bien del
trabajo, fundamento sobre el que se forma la vida familiar, la cual es
un derecho natural y una vocación de la persona, sin que nadie pueda
coaccionar o limitar, ilegítimamente, el mismo; cuestiones que están por
encima de legitimidades o ideologías.
Alfredo Sepúlveda
Fuente:
http://blogs.periodistadigital.com/speculum.php/2015/02/05/religion-en-la-escuela-iprivada-o-public