Blog del Profesorado de Religión Católica: #minombreesunsanto

Novedades en Religión y Escuela

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martes, 27 de noviembre de 2018

San José de Calasanz

San José de Calasanz, fundador de la Orden de las Escuelas Pías, primero en evangelizar en “la Piedad y Las Letras” a todos los niños pobres y ricos, nacido en Peralta de la Sal, fue el primer hombre en crear un sistema educativo gratuito del mundo a cualquier niño de cualquier clase social y de cualquier culto religioso, siguiendo a Dios al Escuchar la voz del Señor, que le dijo: "José, entrégate a los pobres. Enseña a estos niños y cuida de ellos". Murió en Roma, Italia, a los 91 años de edad. El Papa Pío XII le declaró en 1948 "celestial patrono de todas las escuelas populares cristianas".
Biografía cliqueando en este enlace: https://www.santopedia.com/santos/san-jose-de-calasanz


jueves, 15 de noviembre de 2018

San Francisco de Asís


Francisco nació en Asís, ciudad de Umbría, en el año 1182. Su padre, Pedro Bernardone, era comerciante. El nombre de su madre era Pica y algunos autores afirman que pertenecía a una noble familia de la Provenza. Tanto el padre como la madre de Francisco eran personas acomodadas. Pedro Bernardone comerciaba especialmente en Francia. Como se hallase en dicho país cuando nació su hijo, las gentes le apodaron "Francesco" (el francés), por más que en el bautismo recibió el nombre de Juan. En su juventud, Francisco era muy dado a las románticas tradiciones caballerescas que propagaban los trovadores. Disponía de dinero en abundancia y lo gastaba pródigamente, con ostentación. Ni los negocios de su padre, ni los estudios le interesaban mucho, sino el divertirse en cosas vanas que comúnmente se les llama "gozar de la vida". Sin embargo, no era de costumbres licenciosas y acostumbraba a ser muy generoso con los pobres que le pedían por amor de Dios.
Hallazgo de un tesoro
Cuando Francisco tenía unos veinte años, estalló la discordia entre las ciudades de Perugia y Asís y en la guerra, el joven cayó prisionero de los peruginos. La prisión duró un año, y Francisco la soportó alegremente. Sin embargo, cuando recobró la libertad, cayó gravemente enfermo. La enfermedad, en la que el joven probó una vez más su paciencia, fortaleció y maduró su espíritu. Cuando se sintió con fuerzas suficientes, determinó ir a combatir en el ejército de Galterío y Briena en el sur de Italia. Con ese fin, se compró una costosa armadura y un hermoso manto. Pero un día en que paseaba ataviado con su nuevo atuendo, se topó con un caballero mal vestido que había caído en la pobreza; movido a compasión ante aquel infortunio, Francisco cambió sus ricos vestidos por los del caballero pobre. Esa noche vio en sueños un espléndido palacio con salas colmadas de armas, sobre las cuales se hallaba grabado el signo de la cruz y le pareció oír una voz que le decía que esas armas le pertenecían a él y a sus soldados.
Francisco partió a Apulia con el alma ligera y la seguridad de triunfar, pero nunca llegó al frente de batalla. En Espoleto, ciudad del camino de Asís a Roma, cayó nuevamente enfermo y, durante la enfermedad, oyó una voz celestial que le exhortaba a "servir al amo y no al siervo". El joven obedeció. Al principio volvió a su antigua vida, aunque tomándola menos a la ligera. Las gentes, al verle ensimismado, le decían que estaba enamorado. "Sí", replicaba Francisco, "voy a casarme con una joven más bella y más noble que todas las que conocéis". Poco a poco, con la mucha oración, fue concibiendo el deseo de vender todos sus bienes y comprar la perla preciosa de la que habla el Evangelio.
Sigue leyendo la biografía en https://www.santopedia.com/santos/san-francisco-de-asis

San Antonio de Padua

Nació en Lisboa el 15 de agosto de 1195, con el nombre de Fernando de Bulhões, en el seno de una familia pudiente descendiente del cruzado Godofredo de Bouillon, y murió en Padua el 13 de junio de 1231.
Al ser bautizado recibió el nombre de Fernando. Su familia le procuró una sólida educación en la escuela catedralicia local. Contrario a los deseos de su familia, Fernando ingresó en la Abadía Agustina de San Vicente en las afueras de Lisboa. Los monjes de la orden de San Agustín, de la cual el era miembro, eran famosos por su dedicación a los estudios. Fernando estudió las Sagradas Escrituras, a San Jerónimo, a San Agustín, a San Gregorio el Magno y a San Bernardo. También estudió los clásicos latinos como Ovidio y Séneca. Sin embargo, Fernando recibía constantemente la visita de amigos y familiares que le traían regalos de los cuales se avergonzaba y noticias de su entorno social que le molestaban. Su dedicación al estudio se veía importunada y no lograba encontrar paz donde se encontraba. Por tal razón convenció a sus superiores para que le trasladaran a la Abadía Agustina de la Santa Cruz en Coimbra, la entonces capital de Portugal y así continuar sus estudios. En el verano de 1220 recibió el hábito franciscano y comenzó a estudiar la enseñanzas de su fundador, Francisco de Asís. Adoptó el nombre de Antonio en honor de Antonio el Magno a quien estaba dedicada la ermita franciscana en la que él residía. En la fiesta de Pentecostés de 1221 miles de frailes se congregaron en Asís, episodio que ha pasado a la historia como el Capítulo de las Esteras ya que muchos de los frailes ahí reunidos tuvieron que dormir en esteras. Este Capítulo General tuvo por tema un versículo del Salmo 143: “Bendito sea el Señor mi Dios que adiestra mis manos para la batalla” y estuvo presidido por el cardenal Raniero Capocci en ausencia del patrón de la orden, el cardenal Ugolino dei Conti di Segni quien sería el futuro Gregorio IX, el papa que canonizará a San Francisco.Una vez concluida la reunión, el provincial de Bolonia, Fraile Graziano lo envió a una pequeña ermita en las montañas del pueblo de Montepaolo para que sirviera como sacerdote. Este fue uno de los períodos más felices de la vida de Antonio de Padua quien por fin había pasado a vivir en la sencillez absoluta. A finales del verano de 1222 la comunidad franciscana descendió al valle para asistir a las ordenaciones sacerdotales en la catedral de Forlí. Antonio se vio obligado a predicar cuando el predicador no pudo llegar y todos quedaron maravillados con su sermón. A partir de entonces, viajó por todo el norte de Italia y el sur de Francia predicando especialmente en zonas donde la herejía primaba.
Se dice que era un predicador elocuente con una voz clara y fuerte, una atractiva sonrisa y una maravillosa memoria. Llamado "Doctor Evangélico". Escribió sermones para todas las fiestas del año. Con el celo de un apóstol emprendió la tarea de reformar la moralidad de su tiempo combatiendo de forma especial la lujuria, la avaricia y la tiranía. Su obra escrita son los Sermones en latín.
San Antonio de Padua posee el récord de la canonización más rápida de la historia. Fue declarado santo 352 días después de su deceso, el 30 de mayo de 1232, fiesta de Pentecostés. Su muerte acaeció un 13 de junio, día de celebraciones populares en Lisboa. San Antonio es el patrón de Lisboa, de Padua, donde permanecen sus restos, y numerosas otras ciudades, como Concordia (Entre Ríos), en Argentina.
Por los numerosos milagros que se le atribuyen es aclamado en todo el mundo. Los habitantes de Padua construyeron en su memoria una magnífica basílica a donde fueron transferidos sus restos en 1263. Cuando la bóveda en la que por treinta años permaneció su cuerpo fue abierta, se encontró que las carnes del mismo se habían reducido a polvo pero su lengua, que le había servido para las predicaciones, se mantenía intacta con un vívido color rojo. Buenaventura tomó con afecto la lengua en sus manos y la besó exclamando: “Oh bendita lengua que siempre alabaste al Señor e hiciste que otros lo alabaran, haces evidente ahora tus méritos ante el señor.
La fama de los milagros de San Antonio nunca ha disminuido, e incluso en la actualidad es reconocido como el más grande milagrero de todos los tiempos. Como renombrado orador atrajo a las multitudes dondequiera que fue hablando en múltiples lenguas y según la leyenda hasta los peces del Brenta se extasiaban con su prédica.
Uno de los santos más venerados, sus estampitas y esculturas se encuentran por doquier. Fue proclamado Doctor de la Iglesia el 16 de enero de 1946 y es llamado el “Doctor Evangélico” en muchas ocasiones. Se le invoca especialmente a la hora de encontrar objetos perdidos. También se le invoca para contrarrestar la hambruna y la escasez. Patrono de los amputados, los animales, los remeros, el Brasil, de la diócesis de Beaumont, de los animales domésticos, de los ancianos, de las embarazadas, de la fe en el Sagrado Sacramento, de Ferrazano, de los pescadores, de las cosechas, de los caballos, de Lisboa, de los animales pequeños, del correo, de los marinos, de los oprimidos, de los pobres, de Padua, de Portugal, de los navegantes, de los estériles, de los criadores de cerdos, de los indios tiguas, de las aeromozas, de los viajeros y de los aguadores.
En Portugal, Brasil y algunas partes de América Latina es reconocido como el santo de los matrimonios y el día de su fiesta (el 13 de junio) las muchachas solteras pueden comprar una pequeña imagen de San Antonio y colocarla al revés como castigo hasta que hayan encontrado un buen marido. Esta curiosa devoción ha sido retratada muchas veces en la cultura popular portuguesa y latinoamericana.
Fuente biográfica: https://www.santopedia.com/santos/san-antonio-de-padua

martes, 13 de noviembre de 2018

San Álvaro de Córdoba


Álvaro de Córdoba, el beato, nació a mediados del siglo XIV, en Zamora (1360?) y murió en Córdoba el año 1430. Perteneció a la noble familia Cardona. Entró en el convento dominico de S. Pedro en Córdoba, en el año 1368. Fue un famoso y ardiente predicador, y con su ejemplo y sus obras, contribuyó a la reforma de la Orden, iniciada por el Beato Raimundo de Capua y sus discípulos. Después de volver de una peregrinación a Tierra Santa, quedó impactado en el corazón por el doloroso Camino del Calvario, recorrido por nuestro Salvador. Deseoso de vivir una existencia en soledad y perfección, donde poder templar el espíritu para un apostolado más provechoso, con el favor del rey D. Juan II de Castilla, del que era su confesor, pudo fundar a tres millas de Córdoba el famoso y observante convento de Sto. Domingo Escalaceli (Escalera del Cielo), donde había varios oratorios que reproducían la “vía dolorosa”, por él venerada en Jerusalén. Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando origen a la devoción tan bella del “Vía Crucis”, apreciadísima en la piedad cristiana. De noche, se retiraba a una gruta distante del convento donde, a imitación de su Sto. Padre Domingo, oraba y se flagelaba. Con el tiempo, ésta se convirtió en meta de peregrinaciones para los fieles. Poseía el don de profecía y obró milagros. Murió el 19 de febrero y fue sepultado en su convento. El Papa Benedicto XIV, aprobó su culto el 22 de septiembre de 1741.

Pasa primero su vida entre el claustro y la docencia en la Universidad de Salamanca. En los albores del siglo XV deja la cátedra para recorrer los senderos de España, Provenza, Saboya e Italia, vibrante de inquietud y con dinamismo paulino, aguijoneado por la urgencia del apostolado. Los tiempos son difíciles, malos; pasó la peste negra asolando Europa y dejando los conventos vacíos que luego intentaron llenarse con gente no preparada con lo que decayó la tensión religiosa. La corrupción de costumbres es un hecho generalizado; los pastores sestean. Hay, con ínfulas de legitimidad, tres tiaras; unos obedecen como legítimo al papa de Avignón, otros al de Roma y otros al que está en Pisa. A Álvaro le duele el alma; predica, observa, reza y hace penitencia por la unidad tan deseada.

A su vuelta a España, lo nombran confesor de la reina Catalina de Lancáster y de su hijo Juan II. Pero Álvaro deja pronto la corte porque anhela la reforma dominicana. Ya obtiene los permisos para establecer conventos reformados en los reinos de España; Martín V lo hace prior de todos los conventos dominicos reformados en España; funda Escalaceli a siete kilómetros de Córdoba, primero de los reformados de la Orden dominicana que muy pronto se extenderá con Portaceli en Sevilla. Enamorado de la Pasión de Cristo -la que le llevó a Tierra Santa- planta pasos que recuerdan la Pasión de Jesús en la sierra de Córdoba desde Getsemaní hasta la cruz del Gólgota; piadosamente reza, medita y recorre una y otra vez los distintos momentos o pasos o estaciones del itinerario doloroso del Señor. Era para Álvaro y sus religiosos la “Vía dolorosa”... Luego, el holandés Adricomio y el P. Daza darán la forma y fijarán en catorce las estaciones al primer Via Crucis que Leonardo de Porto Mauricio popularizará más adelante también en Italia, importándolo de España. 

Escalaceli es centro de peregrinaciones de las gentes que, cada vez desde sitios más distantes, pasan noches en vela, rezan, lloran sus pecados, piden perdón, expían y luego cantan. De ella recibió buen influjo y enseñanza la devoción del pueblo andaluz por sus Macarenas, sus Cristos crucificados y sus «pasos» de Semana Santa. Sí, aquello abrió tan profundo surco en la cristiana alma andaluza como las heridas que hicieron en la madera las gubias de Martínez Montañés, Juan de Mesa y Cristóbal de Mora.

Historia de Santa Clara


Clara significa: "vida transparente"
"El amor que no puede sufrir no es digno de ese nombre" -Santa Clara.

Clara nació en Asís, Italia, en 1193. Su padre, Favarone Offeduccio, era un caballero rico y poderoso. Su madre, Ortolana, descendiente de familia noble y feudal, era una mujer muy cristiana, de ardiente piedad y de gran celo por el Señor.
Desde sus primeros años Clara se vio dotada de innumerables virtudes y aunque su ambiente familiar pedía otra cosa de ella, siempre desde pequeña fue asidua a la oración y mortificación. Siempre mostró gran desagrado por las cosas del mundo y gran amor y deseo por crecer cada día en su vida espiritual.
Ya en ese entonces se oía de los Hermanos Menores, como se les llamaba a los seguidores de San Francisco. Clara sentía gran compasión y gran amor por ellos, aunque tenía prohibido verles y hablarles. Ella cuidaba de ellos y les proveía enviando a una de las criadas. Le llamaba mucho la atención como los frailes gastaban su tiempo y sus energías cuidando a los leprosos. Todo lo que ellos eran y hacían le llamaba mucho la atención y se sentía unida de corazón a ellos y a su visión.
Su llamada y su encuentro con San Francisco. Cofundadora de la orden
La conversión de Clara hacia la vida de plena santidad se efectuó al oír un sermón de San Francisco de Asís. En 1210, cuando ella tenía 18 años, San Francisco predicó en la catedral de Asís los sermones de cuaresma e insistió en que para tener plena libertad para seguir a Jesucristo hay que librarse de las riquezas y bienes materiales. Al oír las palabras: "este es el tiempo favorable... es el momento... ha llegado el tiempo de dirigirme hacia El que me habla al corazón desde hace tiempo... es el tiempo de optar, de escoger..", sintió una gran confirmación de todo lo que venía experimentando en su interior.
Durante todo el día y la noche, meditó en aquellas palabras que habían calado lo más profundo de su corazón. Tomó esa misma noche la decisión de comunicárselo a Francisco y de no dejar que ningún obstáculo la detuviera en responder al llamado del Señor, depositando en El toda su fuerza y entereza.
Cuando su corazón comprendió la amargura, el odio, la enemistad y la codicia que movía a los hombres a la guerra comprendió que esta forma de vida eran como la espada afilada que un día traspasó el corazón de Jesús. No quiso tener nada que ver con eso, no quiso otro señor mas que el que dio la vida por todos, aquel que se entrega pobremente en la Eucaristía para alimentarnos diariamente. El que en la oscuridad es la Luz y que todo lo cambia y todo lo puede, aquel que es puro Amor. Renace en ella un ardiente amor y un deseo de entregarse a Dios de una manera total y radical.
Clara sabía que el hecho de tomar esta determinación de seguir a Cristo y sobre todo de entregar su vida a la visión revelada a Francisco, iba a ser causa de gran oposición familiar, pues el solo hecho de la presencia de los Hermanos Menores en Asís estaba ya cuestionando la tradicional forma de vida y las costumbres que mantenían intocables los estratos sociales y sus privilegios. A los pobres les daba una esperanza de encontrar su dignidad, mientras que los ricos comprendían que el Evangelio bien vivido exponía por contraste sus egoísmos a la luz del día. Para Clara el reto era muy grande. Siendo la primera mujer en seguirle, su vinculación con Francisco podía ser mal entendida. 
Santa Clara se fuga de su casa el 18 de Marzo de 1212, un Domingo de Ramos, empezando así la gran aventura de su vocación. Se sobrepuso a los obstáculos y al miedo para darle una respuesta concreta al llamado que el Señor había puesto en su corazón. Llega a la humilde Capilla de la Porciúncula donde la esperaban Francisco y los demás Hermanos Menores y se consagra al Señor por manos de Francisco.
Empiezan las renuncias
De rodillas ante San Francisco, hizo Clara la promesa de renunciar a las riquezas y comodidades del mundo y de dedicarse a una vida de oración, pobreza y penitencia. El santo, como primer paso, tomó unas tijeras y le cortó su larga y hermosa cabellera, y le colocó en la cabeza un sencillo manto, y la envió a donde unas religiosas que vivían por allí cerca, a que se fuera preparando para ser una santa religiosa.
Para Santa Clara la humildad es pobreza de espíritu y esta pobreza se convierte en obediencia, en servicio y en deseos de darse sin límites a los demás.
Días más tardes fue trasladada temporalmente, por seguridad, a las monjas Benedictinas, ya que su padre, al darse cuenta de su fuga, sale furioso en su búsqueda con la determinación de llevársela de vuelta al palacio. Pero la firme convicción de Clara, a pesar de sus cortos años de edad, obligan finalmente al Caballero Offeduccio a dejarla. Días más tardes, San Francisco, preocupado por su seguridad dispone trasladarla a otro monasterio de Benedictinas situado en San Angelo. Allí la sigue su hermana Inés, quien fue una de las mayores colaboradoras en la expansión de la Orden y la hija (si se puede decir así) predilecta de Santa Clara. Le sigue también su prima Pacífica.
DamianoSan Francisco les reconstruye la capilla de San Damián, lugar donde el Señor había hablado a su corazón diciéndole, "Reconstruye mi Iglesia". Esas palabras del Señor habían llegado a lo más profundo de su ser y lo llevó al más grande anonadamiento y abandono en el Señor. Gracias a esa respuesta de amor, de su gran "Si" al Señor, había dado vida a una gran obra, que hoy vemos y conocemos como la Comunidad Franciscana, de la cual Santa Clara se inspiraría y formaría parte crucial, siendo cofundadora con San Francisco en la Orden de las Clarisas.
Cuando se trasladan las primeras Clarisas a San Damián, San Francisco pone al frente de la comunidad, como guía de Las Damas Pobres a Santa Clara. Al principio le costó aceptarlo pues por su gran humildad deseaba ser la última y ser la servidora, esclava de las esclavas del Señor. Pero acepta y con verdadero temor asume la carga que se le impone, entiende que es el medio de renunciar a su libertad y ser verdaderamente esclava. Así se convierte en la madre amorosa de sus hijas espirituales, siendo fiel custodia y prodigiosa sanadora de las enfermas.
Desde que fue nombrada Madre de la Orden, ella quiso ser ejemplo vivo de la visión que trasmitía, pidiendo siempre a sus hijas que todo lo que el Señor había revelado para la Orden se viviera en plenitud.
Siempre atenta a la necesidades de cada una de sus hijas y revelando su ternura y su atención de Madre, son recuerdos que aún después de tanto tiempo prevalecen y son el tesoro mas rico de las que hoy son sus hijas, Las Clarisas Pobres.
Sta. Clara acostumbraba tomar los trabajos mas difíciles, y servir hasta en lo mínimo a cada una. Pendiente de los detalles más pequeños y siendo testimonio de ese corazón de madre y de esa verdadera respuesta al llamado y responsabilidad que el Señor había puesto en sus manos.
Por el testimonio de las misma hermanas que convivieron con ella se sabe que muchas veces, cuando hacía mucho frío, se levantaba a abrigar a sus hijas y a las que eran mas delicadas les cedía su manta. A pesar de ello, Clara lloraba por sentir que no mortificaba suficiente su cuerpo.
Cuando hacía falta pan para sus hijas, ayunaba sonriente y si el sayal de alguna de las hermanas lucía más viejo ella lo cambiaba dándole el de ella. Su vida entera fue una completa dádiva de amor al servicio y a la mortificación. Su gran amor al Señor es un ejemplo que debe calar nuestros corazones, su gran firmeza y decisión por cumplir verdaderamente la voluntad de Dios para ella.
Tenía gran entusiasmo al ejercer toda clase de sacrificios y penitencias. Su gozo al sufrir por Cristo era algo muy evidente y es, precisamente esto, lo que la llevó a ser Santa Clara. Este fue el mayor ejemplo que dio a sus hijas.
La humildad brilló grandemente en Santa Clara y una de las mas grandes pruebas de su humildad fue su forma de vida en el convento, siempre sirviendo con sus enseñanzas, sus cuidados, su protección y su corrección. La responsabilidad que el Señor había puesto en sus manos no la utilizó para imponer o para simplemente mandar en el nombre del Señor. Lo que ella mandaba a sus hijas lo cumplía primero ella misma con toda perfección. Se exigía mas de lo que pedía a sus hermanas.
Hacía los trabajos mas costosos y daba amor y protección a cada una de sus hijas. Buscaba como lavarle los pies a las que llegaban cansadas de mendigar el sustento diario. Lavaba a las enfermas y no había trabajo que ella despreciara pues todo lo hacía con sumo amor y con suprema humildad.
"En una ocasión, después de haberle lavado los pies a una de las hermanas, quiso besarlos. La hermana, resistiendo aquel acto de su fundadora, retiró el pie y accidentalmente golpeó el rostro a Clara. Pese al moretón y la sangre que había salido de su nariz, volvió a tomar con ternura el pie de la hermana y lo besó."
Con su gran pobreza manifestaba su anhelo de no poseer nada mas que al Señor. Y esto lo exigía a todas sus hijas. Para ella la Santa Pobreza era la reina de la casa. Rechazó toda posesión y renta, y su mayor anhelo era alcanzar de los Papas el privilegio de la pobreza, que por fin fue otorgado por el Papa Inocencio III.
Para Santa Clara la pobreza era el camino en donde uno podía alcanzar mas perfectamente esa unión con Cristo. Este amor por la pobreza nacía de la visión de Cristo pobre, de Cristo Redentor y Rey del mundo, nacido en el pesebre. Aquel que es el Rey y, sin embargo, no tuvo nada ni exigió nada terrenal para si y cuya única posesión era vivir la voluntad del Padre. La pobreza alcanzada en el pesebre y llevada a su cúlmen en la Cruz. Cristo pobre cuyo único deseo fue obedecer y amar.
La vida de Sta. Clara fue una constante lucha por despegarse de todo aquello que la apartaba del Amor y todo lo que le limitara su corazón de tener como único y gran amor al Señor y el deseo por la salvación de las almas.
La pobreza la conducía a un verdadero abandono en la Providencia de Dios. Ella, al igual que San Francisco, veía en la pobreza ese deseo de imitación total a Jesucristo. No como una gran exigencia opresiva sino como la manera y forma de vida que el Señor les pedía y la manera de mejor proyectar al mundo la verdadera imagen de Cristo y Su Evangelio.
Siguiendo las enseñanzas y ejemplos de su maestro San Francisco, quiso Santa Clara que sus conventos no tuvieran riquezas ni rentas de ninguna clase. Y, aunque muchas veces le ofrecieran regalos de bienes para asegurar el futuro de sus religiosas, no los quiso aceptar. Al Sumo Pontífice que le ofrecía unas rentas para su convento le escribió: "Santo padre: le suplico que me absuelva y me libere de todos mis pecados, pero no me absuelva ni me libre de la obligación que tengo de ser pobre como lo fue Jesucristo". A quienes le decían que había que pensar en el futuro, les respondía con aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre celestial que alimenta a las avecillas del campo, nos sabrá alimentar también a nosotros".
Mortificación de su cuerpo
Si hay algo que sobresale en la vida de Santa Clara es su gran mortificación. Utilizaba debajo de su túnica, como prenda íntima, un áspero trozo de cuero de cerdo o de caballo. Su lecho era una cama compuesta de sarmientos cubiertos con paja, la que se vio obligada a cambiar por obediencia a Francisco, debido a su enfermedad.
Los ayunos. Siempre vivió una vida austera y comía tan poco que sorprendía hasta a sus propias hermanas. No se explicaban como podía sostener su cuerpo. Durante el tiempo de cuaresma, pasaba días sin probar bocado y los demás días los pasaba a pan y agua. Era exigente con ella misma y todo lo hacía llena de amor, regocijo y de una entrega total al amor que la consumía interiormente y su gran anhelo de vivir, servir y desear solamente a su amado Jesús.
Por su gran severidad en los ayunos, sus hermanas, preocupadas por su salud, informaron a San Francisco quien intervino con el Obispo ordenándole a comer, cuando menos diariamente, un pedazo de pan que no fuese menos de una onza y media.
La vida de Oración
Para Santa Clara la oración era la alegría, la vida; la fuente y manantial de todas las gracias, tanto para ella como para el mundo entero. La oración es el fin en la vida Religiosa y su profesión.
Ella acostumbraba pasar varias horas de la noche en oración para abrir su corazón al Señor y recoger en su silencio las palabras de amor del Señor. Muchas veces, en su tiempo de oración, se le podía encontrar cubierta de lágrimas al sentir el gran gozo de la adoración y de la presencia del Señor en la Eucaristía, o quizás movida por un gran dolor por los pecados, olvidos y por las ingratitudes propias y de los hombres.
Se postraba rostro en tierra ante el Señor y, al meditar la pasión las lágrimas brotaban de lo mas íntimo de su corazón. Muchas veces el silencio y soledad de su oración se vieron invadidos de grandes perturbaciones del demonio. Pero sus hermanas dan testimonio de que, cuando Clara salía del oratorio, su semblante irradiaba felicidad y sus palabras eran tan ardientes que movían y despertaban en ellas ese ardiente celo y encendido amor por el Señor.
Hizo fuertes sacrificios los cuarenta y dos años de su vida consagrada. Cuando le preguntaban si no se excedía, ella contestaba: Estos excesos son necesarios para la redención, "Sin el derramamiento de la Sangre de Jesús en la Cruz no habría Salvación". Ella añadía: "Hay unos que no rezan ni se sacrifican; hay muchos que sólo viven para la idolatría de los sentidos. Ha de haber compensación. Alguien debe rezar y sacrificarse por los que no lo hacen. Si no se estableciera ese equilibrio espiritual la tierra sería destrozada por el maligno". Santa Clara aportó de una manera generosa a este equilibrio.
Milagros de Santa Clara
Santa ClaraLa Eucaristía ante los sarracenos
En 1241 los sarracenos atacaron la ciudad de Asís. Cuando se acercaban a atacar el convento que está en la falda de la loma, en el exterior de las murallas de Asís, las monjas se fueron a rezar muy asustadas y Santa Clara que era extraordinariamente devota al Santísimo Sacramento, tomó en sus manos la custodia con la hostia consagrada y se les enfrentó a los atacantes. Ellos experimentaron en ese momento tan terrible oleada de terror que huyeron despavoridos.
En otra ocasión los enemigos atacaban a la ciudad de Asís y querían destruirla. Santa Clara y sus monjas oraron con fe ante el Santísimo Sacramento y los atacantes se retiraron sin saber por qué.
El milagro de la multiplicación de los panes
Cuando solo tenían un pan para que comieran cincuenta hermanas, Santa Clara lo bendijo y, rezando todas un Padre Nuestro, partió el pan y envió la mitad a los hermanos menores y la otra mitad se la repartió a las hermanas. Aquel pan se multiplicó, dando a basto para que todas comieran. Santa Clara dijo: "Aquel que multiplica el pan en la Eucaristía, el gran misterio de fe, ¿acaso le faltará poder para abastecer de pan a sus esposas pobres?"
En una de las visitas del Papa al Convento, dándose las doce del día, Santa Clara invita a comer al Santo Padre pero el Papa no accedió. Entonces ella le pide que por favor bendiga los panes para que queden de recuerdo, pero el Papa respondió: "quiero que seas tu la que bendigas estos panes". Santa Clara le dice que sería como un irespeto muy grande de su parte hacer eso delante del Vicario de Cristo. El Papa, entonces, le ordena bajo el voto de obediencia que haga la señal de la Cruz. Ella bendijo los panes haciéndole la señal de la Cruz y al instante quedó la Cruz impresa sobre todos los panes.
Larga agonía
Santa Clara estuvo enferma 27 años en el convento de San Damiano, soportando todos los sufrimientos de su enfermedad con paciencia heroica. En su lecho bordaba, hacía costuras y oraba sin cesar. El Sumo Pontífice la visitó dos veces y exclamó "Ojalá yo tuviera tan poquita necesidad de ser perdonado como la que tiene esta santa monjita".
Cardenales y obispos iban a visitarla y a pedirle sus consejos.
San Francisco ya había muerto pero tres de los discípulos preferidos del santo, Fray Junípero, Fray Angel y Fray León, le leyeron a Clara la Pasión de Jesús mientras ella agonizaba. La santa repetía: "Desde que me dediqué a pensar y meditar en la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, ya los dolores y sufrimientos no me desaniman sino que me consuelan".
El 10 de agosto del año 1253 a los 60 años de edad y 41 años de ser religiosa, y dos días después de que su regla sea aprobada por el Papa, se fue al cielo a recibir su premio. En sus manos, estaba la regla bendita, por la que ella dio su vida.
Cuando el Señor ve que el mundo está tomando rumbos equivocados o completamente opuestos al Evangelio, levanta mujeres y hombres para que contrarresten y aplaquen los grandes males con grandes bienes.
Podemos ver claramente en la Orden Franciscana, en su carisma, que cuando el mundo estaba siendo arrastrado por la opulencia, por la riqueza, las injusticias sociales etc., suscita en dos jóvenes de las mejores familias el amor valiente para abrazar el espíritu de pobreza, como para demostrar de una manera radical el verdadero camino a seguir que al mismo tiempo deja al descubierto la obra de Satanás, aplastándole la cabeza.  Ellos se convirtieron en signo de contradicción para el mundo y a la vez, fuente donde el Señor derrama su gracia para que otros reciban de ella.
El Señor en su gran sabiduría y siendo el buen Pastor que siempre cuida de su pueblo y de su salvación, nunca nos abandona y manda profetas que con sus palabras y sus vidas nos recuerdan la verdad y nos muestran el camino de regreso a El. Los santos nos revelan nuestros caminos torcidos y nos enseñan como rectificarlos.
Tras los pasos de Santa Clara en Asís
En la Basílica de Sta. Clara encontramos su cuerpo incorrupto y muchas de sus reliquias.
En el convento de San Damiano, se recorren los pasillos que ella recorrió. Se entra al cuarto donde ella pasó muchos años de su vida acostada, se observa la ventana por donde veía a sus hijas. También se conservan el oratorio, la capilla, y la ventana por donde expulsó a los sarracenos con el poder de la Eucaristía.
Hoy las religiosas Clarisas son aproximadamente 18.000 en 1.248 conventos en el mundo.

Historia de Santa Ana

Proyecto realizado por el alumnado de Religión Católica del CEIP María del Mar Romera denominado "Mi nombre es un santo" donde, después de realizar un collage con la imagen del santo que les da nombre y una pulsera para el Día de Todos los Santos (ver recurso en el Blog del Profesorado de Religión: https://profesoradoreligion.blogspot....), han localizado videos que cuenten la historia de dicho santo y hemos realizado este montaje. En esta ocasión, el video narra la historia de la madre de la Virgen María, Santa Ana.




Ana (Hebreo, Hannah, significa gracia) 
Una antigua tradición, que arranca del siglo II, atribuye los nombres San Joaquín y Santa Ana a los padres de la Santísima Virgen María. El culto a santa Ana se introdujo ya en la Iglesia oriental en el siglo VI, y pasó a la occidental en el siglo X; el culto a san Joaquín es más reciente. Ver: Por sus frutos los conoceréis de San Juan Damasceno.
Todo lo que se conoce de ellos, incluso sus nombres, procede de literatura apócrifa: el Evangelio de la Natividad de María, el Evangelio apócrifo de Mateo y el Protoevangelium de Santiago. El mas antiguo de estos se remonta alrededor del 150 ad.  En el Oriente el Protoevangelium gozaba de gran autoridad, algunas porciones se leían en las fiestas de la Virgen María. En el Occidente, sin embargo, fue rechazado por los Padres de la Iglesia. En el siglo XIII, partes del Protoevangelium de Santiago fue incorporado por Jacobus de Vorágine en su "Leyenda Dorada".  Desde entonces la historia de Santa Ana se propagó por el Occidente hasta convertirse en una de las santas mas populares de la Iglesia latina.
Los escritos llamados "apócrifos" no fueron aceptados por la Iglesia como parte del canon de las Sagradas Escrituras porque contienen muchos datos que no son confiables.  Pero si contienen  algunos datos de documentos históricos. Lo difícil es distinguir en ellos el grano bueno de la paja. 
El Protoevangelium nos ofrece la siguiente historia: En Nazaret vivían Joaquín y Ana, una pareja rica y piadosa pero que no tenía hijos. Cuando en una fiesta Joaquín se presentó para ofrecer sacrificio en el Templo, fue rechazado por un tal Ruben, bajo el pretexto de que hombres sin descendencia no eran dignos de ser admitidos.  Joaquín, cargado de pena, no volvió a su casa sino que se fue a las montañas a presentarse ante Dios en soledad. También Ana, habiendo conocido la razón de la prolongada ausencia de su esposo, clamó al Señor pidiéndole que retirase de ella la maldición de la esterilidad y prometiéndole dedicar su descendencia a Su servicio.
Sus oraciones fueron escuchadas; un ángel visitó a Ana y le dijo: "Ana, el Señor ha mirado tus lágrimas; concebirás y darás a luz y el fruto de tu vientre será bendecido por todo el mundo". El ángel hizo la misma promesa a Joaquín, quién volvió a donde su esposa.  Ana dio a luz una hija a quien llamó Miriam (María).  Esta historia se parece a la de la concepción de Samuel en las Sagradas Escrituras, cuya madre se llamaba también Ana (1 Re 1).
Según una tradición antigua, los padres de la Stma. Virgen, siendo Galileos, se mudaron a Jerusalén.  Allí, según la misma tradición, nació y se crió la Virgen Santísima. Allí también murieron estos venerables santos. Una iglesia, conocida en diferentes épocas como Santa María, Santa María ubi nata est, Santa María en Probatica, Santa Probatica y Santa Ana, fue construida en el siglo IV, posiblemente por Santa Elena (madre del emperador Constantino), sobre el lugar de la casa de San Joaquín y Ana.  Sus tumbas fueron honradas hasta el final del siglo IX, cuando los invasores musulmanes la convirtieron en una escuela.  La cripta, que originalmente contenía las santas tumbas, fue descubierta el 18 de marzo de 1889.
Muchas leyendas han sido escritas sobre las vidas de San Joaquín y Santa Ana, causando gran confusión entre los fieles. Según una de ellas, Santa Ana concibió a la Virgen Santísima sin concurso de varón, permaneciendo así virgen. Este error fue condenado por la Santa Sede en 1677 (Benedicto XIV, De Festis, II, 9). 
Veneración a Santa Ana
En la Iglesia del Oriente ya se veneraba a Santa Ana en el siglo IV.  La mejor prueba de ello es que el emperador Justino I (+565) le dedicó una iglesia.  La devoción a Santa Ana se encuentra en los mas antiguos documentos litúrgicos de la Iglesia griega.  En el Occidente no se venera a Santa Ana, excepto quizás en el sur de Francia, hasta el siglo XIII.  Su imagen, pintada en el siglo VIII en estilo Bizantino, fue mas tarde encontrada en la iglesia de Santa María Antiqua en Roma. Su fiesta, bajo la influencia de la "Leyenda Dorada", aparece en el siglo XIII donde se celebraba el 26 Julio.
En 1382, Urbano VI publicó el primer decreto pontificio referente a Santa Ana, concediendo la celebración de la fiesta de la santa a los obispos de Inglaterra exclusivamente, tal como se lo habían pedido algunos ingleses. Muy probablemente la ocasión de dicho decreto fue el matrimonio del rey Ricardo II con Ana de Bohemia, que tuvo lugar en ese año. La fiesta fue extendida a toda la Iglesia de Occidente en 1584.
Las Reliquias de Santa Ana
Se dice que las reliquias atribuidas a Santa Ana fueron traídas de la Tierra Santa a Constantinopla en el 710. Allí estaban en la iglesia de Santa Sofía en 1333. La tradición de la Iglesia de Apt, en el sur de Francia dice que el cuerpo de Santa Ana fue llevado a Apt por San Lázaro, el amigo de Jesucristo, fue escondido por San Auspicio (+398) y vuelto a encontrar durante el reino de Carlomagno. La cabeza de Santa Ana se mantuvo en Mainz hasta el 1510, cuando fue robada y llevada a Düren, Alemania. Lamentablemente, no hay sólidos fundamentos para asegurar la autenticidad de estas reliquias.
Veneración de Santa Ana hoy

Su imagen milagrosa es venerada en Notre Dame D'Auray, en la diócesis de Vannes. También en Canada, donde es la principal patrona de la provincia de Quebec, el santuario de Santa Ana de Beaupré es bien conocido. Santa Ana es patrona de las mujeres en parto. También es patrona de los mineros, Cristo siendo el oro y María la plata. 

Fuente biográfica: http://www.corazones.org/santos/ana.htm

Historia de San Marcos

Proyecto realizado por el alumnado de Religión Católica del CEIP María del Mar Romera denominado "Mi nombre es un santo" donde, después de realizar un collage con la imagen del santo que les da nombre y una pulsera para el Día de Todos los Santos (ver recurso en el Blog del Profesorado de Religión: https://profesoradoreligion.blogspot....), han localizado videos que cuenten la historia de dicho santo y hemos realizado este montaje. En esta ocasión, el video narra la historia del evangelista San Marcos.


Autor del segundo Evangelio
Fiesta: 25 de abril
Su símbolo es el león a lado.

San Marcos era judío de Jerusalén, acompañó a San Pablo y a Bernabé, su primo, a Antioquia en el primer viaje misionero (Hechos 12, 25); también acompañó a Pablo a Roma. Se separó de ellos en Perga y regresó a su casa.  (Hechos 13,13). No sabemos las razones de esa separación pero si sabemos que causó una separación posterior entre San Pablo y Bernabé, cuando San Pablo rehusó aceptar a San Marcos. Bernabé se enojó tanto que rompió su asociación misionera con San Pablo y se fue a Chipre con Marcos (Hechos 15,36-39). Años más tarde San Pablo y San Marcos volvieron a unirse en un viaje misionero. 
Fue discípulo de san Pedro e intérprete del mismo en su Evangelio, el segundo Evangelio canónico (el primero en escribirse). San Marcos escribió en griego con palabras sencillas y fuertes. Por su terminología se entiende que su audiencia era cristiana. Su Evangelio contiene historia y teología. Se debate la fecha en que lo escribió, quizás fue en la década 60-70 AD.

Juntos con Pedro fue a Roma. San Pedro por su parte se refería a San Marcos como "mi hijo"  (1P 5,13).  A veces el Nuevo Testamento lo llama Juan Marcos (Hechos 12,12). Evangelizó y estableció a la Iglesia en Alejandría, fundando allí su famosa escuela cristiana.

Murió mártir aproximadamente el 25 de abril del 68 AD en Alejandría y sus reliquias están en la famosa catedral de Venecia. 
Fuente biográfica: http://www.corazones.org/santos/marcos.htm
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