Blog del Profesorado de Religión Católica: 100 preguntas y respuestas sobre la Pasión (2ª parte)

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jueves, 7 de marzo de 2024

100 preguntas y respuestas sobre la Pasión (2ª parte)

26) Por qué hay tanto pecado y oposición a Dios?

Debido al pecado de nuestros primeros padres (pecado original) heredamos una humanidad que tiene una tendencia natural hacia el pecado. Pero esa no es toda la historia. Satán es un maestro anunciando la mentira. Hace que el pecado aparezca como bello y deseable, tal como lo hizo en el Jardín del Paraíso (Gn 3). Trata de convencernos de que Dios prohíbe cosas no porque son dañinas, sino porque nos harán igual a Él y Él quiere oprimirnos, sumisos, bajo su pie. Por eso Satán presenta el pecado como liberador mientras que siempre es exactamente lo opuesto, esclavizante. Nuestros primeros padres cayeron por ello y nosotros también.

Los pecados de la gente tienen su raíz en su orgullo, cólera, envidia, codicia, lujuria, gula y pereza, conocidos como los «siete pecados capitales». Igual que puede ser difícil coger la autopista, escoger los males de este mundo puede ser muy atractivo a veces. Todo se puede remontar a la caída de Lucifer, el «Ángel de Luz», el diablo, que se rebeló contra Dios y estableció su reino en el mundo. Después de eso, Dios permitió que la gente escogiera libremente para sí entre su camino de verdad, generosidad y luz y el camino del demonio de mentiras, egoísmo y oscuridad.

27) Si el pecado es una materia tan grave, ¿por qué no oímos más sobre él en discursos públicos?

Hoy vivimos una sociedad permisiva que abraza el pecado como virtud. Están los caminos de Dios y los caminos del mundo: dos caminos muy diferentes para que viva la humanidad. Los medios de comunicación están frecuentemente llenos de mensajes implícitos de que «todo vale» y de que el pecado «no es algo importante».

28) Me di cuenta después de que la persona que besa a Jesús en el Huerto es Judas, uno de los apóstoles. ¿Por qué entregó a Jesús?

Además de la motivación por dinero (cf. Jn 12,6), Judas parece que esperaba que Jesús hubiera sido un tipo diferente de mesías, mundano, que hubiera liberado a Israel del yugo de sus opresores romanos. Al haber sido testigo de los milagros de Jesús, es posible que Judas creyera en la divinidad de Jesús, o que al menos barruntara que era un profeta. A veces se piensa que Judas entregó a Jesús a las autoridades para forzar su brazo, de modo que Jesús ejerciera su autoridad y restaurara la nación judía a la gloria terrena.

29) ¿Quién era Judas?

La Escritura nos habla poco sobre él más allá de su nombre (Judas Iscariote) y su función como tesorero de los apóstoles. Después de entregar a Jesús le vino remordimiento y se suicidó colgándose.

«Iscariote» significa «puñal», que es un nombre interesante a la luz de su papel al traicionar a Jesús «apuñalándole por la espalda», como reza el dicho popular. También se cree que su familia descendía de la ciudad de Kerioth, al sur de Judea.

De las partes de la Biblia que mencionan a Judas podemos crear una especie de perfil psicológico suyo. Parece que está muy interesado en las cosas «terrenas», tales como el poder y el dinero. Reprocha a María de Betania que usó un aceite caro para ungir los pies de Jesús. Judas se quejó de que el dinero debía ser usado para los pobres. Judas también sirvió como tesorero para los discípulos, y la Biblia dice que robó donaciones de la bolsa del dinero (Jn 12,6).

Judas parece que tuvo remordimiento de su traición a Jesús porque, como vemos más tarde en la película, arroja en el suelo del Templo las treinta monedas de plata con las que le pagaron para traicionar a Jesús (cf. Mt 27,5). Incluso dice a los sacerdotes y escribas con los que colaboró «pequé entregando sangre inocente» (Mt 27,4). Esto muestra que Judas no estaba carente totalmente de conciencia. Incluso así, este remordimiento no fue seguido de la virtud de la esperanza: esperanza de poder ser perdonado. La Biblia revela que después de tirar las treinta monedas de plata en el Templo, salió y se colgó (cf. Mt 27,5). Podría haber llegado a ser un gran santo si se hubiera recobrado de su pecado como Pedro lo hizo. En cambio, desesperó de la misericordia de Dios y escogió la muerte.

30) Una escena de lucha en el Huerto entre los guardias del templo y los discípulos de Jesús sigue a la traición de Jesús. Pedro corta la oreja de uno de los guardias con su espada, y el guardia es fortalecido por el modo en que Jesús le cura. ¿Sucedió esto realmente?

La Biblia nos habla de la lucha, la injuria y la curación de Jesús (cf. Mt 26,51 y Lc 22,51). Sin embargo, no menciona nada sobre la odisea espiritual por la que el guardia herido parece atravesar.

Aunque el añadido en la película representa una licencia artística, es algo muy lógico: dicha lucha sería rápida y furiosa. Imagina que tú eres el guardia del templo. Sientes que el afilado borde de la espada corta tu oreja. Inmediatamente vas a tu oído con la mano y sientes la carne y la sangre perdidas. El shock y la incredulidad empiezan inmediatamente. Luego, de repente, el hombre al que tú vienes a arrestar te toca con calma tu oído y te lo cura.

Así, la decisión del director de dejar al guarda sentado y dar vueltas a lo que acaba de pasar es muy potente y dramáticamente «correcta». Puedes ver en los ojos del guardia la admiración con la que contempla a Jesús. No es improbable que este guardia del templo, como otros más tarde en la historia, experimentara algún tipo de conversión después de haber sido curado por Cristo.

31) Después de que Pedro corta la oreja del guardia Jesús le ordena que vuelva a meter su espada con las famosas palabras «los que empuñen espada, a espada perecerán». ¿Dijo esto Jesús realmente?

Sí, lo dijo. Estas famosas palabras se encuentran en Mt 26, 52. Aparte de su significado superficial de que uno probablemente será matado violentamente si comete habitualmente actos violentos, hay un advertencia más profunda de que se corre el riego de la propia alma inmortal infringiendo el mandamiento «No matarás».

32) ¿Quién es el grupo de líderes judíos que paga a Judas para que le traicione?

El grupo es el sanedrín, el consejo de los jefes judíos compuesto de sacerdotes, escribas y fariseos. Estos grupos no siempre estaban de acuerdo; cada uno tenía su propio plan. Pero, en general, estaban de acuerdo en que Jesús era peligroso y necesitaba ser silenciado porque amenazaba su poder con el pueblo y con los romanos. El jefe del consejo era el sumo sacerdote. El sumo sacerdote en ese momento se llamaba Caifás y jugaba un papel fundamental para convencer al consejo de que condenara a Jesús.

33) ¿Cuál era la motivación del sanedrín para deshacerse de Jesús?

Tenían varios motivos. Primero, la Biblia revela que había envidia por parte de los jefes judíos. Jesús era un predicador itinerante; no era un sacerdote, escriba o fariseo. Además, los informes de que Jesús realizaba milagros increíbles, como curar al ciego y resucitar a muertos, y hablar contra la hipocresía de los escribas y fariseos, indudablemente les espantaba. Había también casos en los que las acciones de Jesús parecían contradecir lo que ellos entendían que enseñaba la Ley, tales como curar a un hombre en sábado. En pocas palabras, su popularidad amenazaba su función como jefes del pueblo judío.

Más importante, sin embargo, es que Jesús había proclamado en términos muy claros que Él era el Hijo del Hombre, blasfemia impensable para el sanedrín. Reivindicaba, por ejemplo, que perdonaba los pecados. No sólo pecados contra Él, sino cualquier pecado. Tomó el nombre de Dios («Yo SOY») para sí mismo, diciendo: «Antes de que Abrahán fuera, yo SOY» (Jn 8,58). Decía que vendría al final de los tiempos para juzgar al mundo. Aceptó títulos mesiánicos tales como «Hijo de David», «Hijo del Hombre» y «Cristo, Hijo del Dios vivo». Estas palabras y hechos ciertamente condujeron a debates intensos entre Jesús y los jefes religiosos judíos. Y esto condujo inevitablemente a una reunión del sanedrín en la que se determinó que las acciones de Jesús estaban conmoviendo a la gente y, como resultado, causaría que los romanos les sustituirían y represionarían ulteriormente a la nación judía.

Caifás pronunció su resolución: «Es necesario que uno muera por el pueblo y que no perezca toda la nación» (Jn 11,50).

Su juicio parece casi razonable a la luz de la severa opresión de la norma romana, excepto, por supuesto, por lo que se refiere a la condena de un hombre inocente, un hombre que probó repetidamente que era el Hijo de Dios a través de los milagros que realizaba.

34) Esta película ha suscitado controversia en algunos círculos por su presentación de los jefes judíos. ¿Creen los católicos que el pueblo judío carga una culpa colectiva por la muerte de Jesús?

Absolutamente no. La enseñanza oficial de la Iglesia, en relación con la pregunta «¿Quién es responsable de la muerte de Jesús»?, es clara e inequívoca. Algunos cristianos equivocados (incluyendo, tristemente, algunos católicos) sostienen la opinión de que «los judíos son responsables colectivamente por la muerte de Jesús» y que sólo a ellos se debe culpar. Esta opinión fue definitivamente repudiada por el Concilio Vaticano II: «Lo que se perpetró en la pasión [de Jesús] no puede ser imputado indistintamente a todos los judíos que vivían entonces ni a los judíos de hoy... no se ha de señalar a los judíos como reprobados por Dios y malditos como si tal cosa se dedujera de la Sagrada Escritura» ( Catecismo de la Iglesia Católica 597).

Para comprender quién es realmente responsable de la muerte de Jesús, la Iglesia dice que el mejor lugar para que cada uno mire es en el espejo. El Catecismo nos dice (n. 598): «...La Iglesia, no ha olvidado jamás que "los pecadores mismos fueron los autores y como los instrumentos de todas las penas que soportó el divino Redentor". Teniendo en cuenta que nuestros pecados alcanzan a Cristo mismo, la Iglesia no duda en imputar a los cristianos la responsabilidad más grave en el suplicio de Jesús, responsabilidad con la que ellos con demasiada frecuencia, han abrumado únicamente a los judíos:

Debemos considerar como culpables de esta horrible falta a los que continúan recayendo en sus pecados. Ya que son nuestras malas acciones las que han hecho sufrir a Nuestro Señor Jesucristo el suplicio de la cruz, sin ninguna duda los que se sumergen en los desórdenes y en el mal crucifican por su parte de nuevo al Hijo de Dios y le exponen a pública infamia. Y es necesario reconocer que nuestro crimen en este caso es mayor que el de los Judíos. Porque según el testimonio del Apóstol, "de haberlo conocido ellos no habrían crucificado jamás al Señor de la Gloria". Nosotros, en cambio, hacemos profesión de conocerle. Y cuando renegamos de Él con nuestras acciones, ponemos de algún modo sobre Él nuestras manos criminales».

A propósito, esta enseñanza no es nada nuevo ni una invención de la Iglesia en la década de los sesenta. ¿La prueba? La cita de arriba, que también aparece en el Catecismo está tomada de los documentos del Concilio de Trento a mediados del siglo XVI. La siguiente cita viene de san Francisco de Asís en el siglo XII, y fue dicha a cristianos, no a judíos: «Tampoco los demonios le crucificaron; eres tú quien le ha crucificado y quien le crucifica todavía cuando te deleitas en tus vicios y pecados».

En pocas palabras, la responsabilidad de la muerte de Cristo está en todos los hijos pecadores de Adán y Eva. Lo curioso es que, acusando a los judíos solamente por la muerte de Jesús, los cristianos antisemitas están diciendo, en realidad: «Jesús no murió a causa de mis pecados. Murió por Esa Gente De Ahí». Eso es una cosa absurda para que lo diga un cristiano. La verdad, como siempre ha enseñado la Fe católica, es que «Todos los pecadores fueron los autores de la Pasión de Cristo».

35) El director usa «flashbacks» para conectar la Pasión con otros aspectos de la vida de Jesús. El primero muestra a Jesús como carpintero, viviendo en casa con su madre. ¿Cuál fue el propósito del director al crear esta escena?

Además de dar un poco de alivio respecto de la intensidad cada vez mayor, aparece que la humanidad de María y la divinidad de Jesús se ilustran ambas con el comentario de María de que las mesas altas (como las que usamos diariamente en nuestros hogares) nunca tiene éxito!

Esta escena conmovedora de amor recíproco entre Jesús y María nos ayuda a reflexionar sobre el hecho maravilloso de que Jesús probablemente vivió con su madre durante sus primeros treinta años. A pesar de ser una persona divina, Él era muy «humano» en el modo en que vivió. Comía, trabajaba como carpintero. Tenía vecinos, familia y hermanos con quienes tenía trato como cualquier otra persona. Reía y sin duda bromeaba con su madre, como lo ilustra la escena en la que se salpican con agua mutuamente. Viendo la total normalidad de la relación maternal de María con Jesús también nos trae la profundidad del dolor que debió haber experimentado al ser testigo de su Pasión.

36) Cuando la película vuelve nuevamente al presente -es decir, cuando comienza la persecución de Jesús por parte de los romanos-, vemos que María dice con toda convicción «Ha empezado, Señor. Hágase». ¿Sabía María realmente lo que iba a suceder a su Hijo?

Como mujer judía creyente, y como virgen a la que se apareció el ángel Gabriel, María debía haber estado bien instruida en las profecías sobre el Mesías. Esto incluye la naturaleza de sus sufrimientos como lo muestra del modo más completo el profeta Isaías y más elocuentemente el rey David en sus salmos. Por eso, es razonable creer que María sabía que su hijo afrontaría la persecución en algún momento. También sabemos por la Escritura que cuando María y su marido José presentaron al niño en el Templo, un profeta llamado Simeón le dijo que «una espada traspasará tu corazón» (Lc 2,35).

37) ¿Por qué el padre de Jesús no se muestra en la película?

Quizá si el director escogiera incluir otro flashback de la infancia de Jesús tendríamos un destello de José. Pero el hecho es que no oímos nada más sobre José en la Biblia después de que Jesús a los doce años fue encontrado en el Templo. La mayoría de los investigadores creen que José había muerto en el momento en que Jesús empezó su misión, lo cual parece muy verosímil a la luz de lo que Jesús hace poniendo a su madre al cuidado del apóstol Juan.

38) ¿Por qué la mujer de Pilatos, Claudia, es representada tan preocupada por el destino de Jesús?

Hay probablemente dos razones: la primera, hay una seria especulación de que era una cristiana «en secreto». Pilato, por supuesto, lo habría sabido pero probablemente pocos más. Segundo, muestra compasión (o al menos sabiduría) sobre la cuestión de si Cristo debía ser crucificado. En la Biblia advierte a su marido: «No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa» (Mt 27,19).

39) Cuando Jesús es llevado ante Caifás y el consejo de los ancianos, el cargo final contra Él es «blasfemia». ¿Qué es una blasfemia?

La blasfemia es una ofensa contra el primer y segundo mandamientos. Estos obligan a no tomar el nombre de Dios en vano o sin respeto, y a que la gente no se ponga a sí misma u otras cosas en lugar de un honor mayor que Dios.

40) ¿Era la pena contra la blasfemia realmente la muerte? Esto parece horriblemente severo.

La pena por blasfemar contra el nombre de Dios está escrita en el libro del Levítico: muerte por lapidación (Lv 24,16). Esta ley fue escrita en tiempo de Moisés cuando algunos israelitas adoraron un becerro de oro en lugar de reconocer al Dios verdadero que les había sacado milagrosamente de la esclavitud de Egipto.

Debido a la ocupación romana las autoridades judías no estaban autorizadas para llevar a cabo la pena de muerte. Por eso, Jesús fue llevado al gobernador romano, Poncio Pilato. (Es interesante notar que Caifás persistió para obtener que se aprobara la orden de crucifixión, más bien que la lapidación. Esto sugiere que no estaba tan interesado en ver a Jesús condenado según la ley cuanto en deshacerse de Él por cualquier medio).

41) Uno de los hombres que testifica contra Cristo argumenta que Jesús sostenía que Él era «el pan de vida» y habló repetidamente de comer su carne y beber su sangre. ¿Dónde está esto es la Biblia?

Esta referencia está en el largo discurso de Jesús en el evangelio de Juan, capítulo 6, donde Jesús se refiere a sí mimos como «el Pan de Vida» (Jn 6,48) y dice que «si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros» (Jn 6,53). En respuesta a esta afirmación muchos de los discípulos de Jesús dejaron de seguirle. Lo interesante es que Jesús permitió que estos discípulos le dejaran. No los volvió a llamar diciendo "Eh, esperad un momento. No quería decir esto literalmente. Quería decirlo simbólicamente». Les dejó marchar porque realmente quería decir lo que dijo.

Las Iglesias católica, ortodoxa y algunas protestantes aceptan que Jesús quisiera decir que esta enseñanza debía ser entendida literalmente, es decir, que Él se daría a sí mismo a sus seguidores como alimento espiritual. Este alimento, sin embargo, llegaría a nosotros en la forma humilde de pan y vino. Jesús declaró esta misma enseñanza la noche antes de su traición, el Jueves Santo, cuando en la Última Cena tomó el pan, lo bendijo y lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo: «"Tomad, este es mi cuerpo". Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: "Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos"» (Mc 14, 22-24).

A primera vista esta enseñanza suena extraña («si no coméis mi carne»). Sin embargo, cuando entendemos el trasfondo, tiene mucho sentido. Debes recordar que la Pascua se celebraba porque el ángel exterminador enviado por Dios durante el tiempo de las diez plagas «pasó sobre» cada hogar hebreo que tenía las jambas de las puertas rociadas con sangre. Sin embargo, lo que no es comúnmente sabido es que a las familias que mataban el cordero y luego rociaban la sangre del cordero, se les decía que comieran el cordero. Para completar el sacrificio de la familia a Dios, tenían que matar y comer el cordero que había sido degollado. Jesús es el perfecto Cordero. Para compartir plenamente su sacrificio en la cruz, los cristianos son invitados a alimentarse del Cordero de Dios que es el Pan de Vida.

42) Durante el simulacro de juicio dos jefes judíos aparecen defendiendo a Jesús. ¿Quiénes son?

Aunque en la película no son identificados probablemente son Nicodemo y José de Arimatea. Ambos son mencionados en los evangelios como amigos de Jesús y como discípulos secretos, amedrentados de miedo ante sus compañeros miembros del sanedrín. En efecto, Nicodemo fue de noche a Jesús para preguntarle algunas cuestiones (Jn 3). Al otro, José de Arimatea, lo vemos cuando Jesús es bajado de la cruz. José, rico seguidor de Jesús, cedió su tumba para la sepultura de Jesús.

43) ¿Fue Jesús verdaderamente culpable de blasfemia?

Jesús respondió las preguntas del jefe de los sacerdotes y escribas pidiéndoles que le juzgaran según el historial de su predicación pública.. Pero cuando el sumo sacerdote le conjura con la pregunta: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito?» Él afirma definitivamente que es en verdad el Hijo del Hombre y, más impactante y deliberadamente, se aplica a sí mismo el Nombre de Dios («YO SOY, y veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir entre las nubes del cielo» (Mc 14,62). El sumo sacerdote aprovecha estas palabras, rasga sus vestiduras y declara que ha blasfemado. Sin embargo, ¡la blasfemia sólo se aplicaría si Jesús estuviera mintiendo! De hecho, Dios encarnado estaba de pie justo enfrente de ellos -igual que la Verdad misma estuvo ante Pilato-, y no le reconocieron.

44) Hoy la gente toma a menudo el nombre de Dios en vano. ¿Es esto blasfemia?

Sí. Aunque nuestra hastiada cultura no piensa en nada de ello en nuestros días, podemos estar seguros de que Dios iba en serio cuando nos dio el segundo mandamiento.

45) De acuerdo con la Biblia, las negaciones de Pedro tuvieron lugar mientras se calentaba al fuego, lo cual parece que era una escena tranquila. ¿Por qué esta escena es presentada de manera tan diversa en esta película?

Este es un ejemplo de licencia creativa del director que se realiza para desarrollar plenamente la emoción del drama expuesto de Pedro, jefe de los discípulos y futura cabeza de la Iglesia.

46) ¿Por qué el director elige tener a Pedro caído a los pies de María, gritando «¡Le he negado, Madre!»?

Probablemente el intento es aquí representar la enseñanza católica de que es aceptable apelar a la madre de Jesús cuando has ofendido a Dios. A lo largo del tiempo de los reyes de Israel y Judá, la Reina Madre mantenía una posición de poder e influencia. Apelar a la madre de nuestro Rey es eminentemente razonable, ya que su corazón y el suyo están tan íntimamente unidos.

47) Hay una escena en la que María entra en un lugar y encuentra a Jesús encadenado al techo bajo el empedrado del pavimento. ¿Cuál es el significado más profundo de esta escena?

Uno puede imaginar que el director trata de representar en esta imagen la conexión eterna entre Jesús y su madre. Jesús, el Mesías y cumplimiento de antigua profecía, y María, que se abandonó a la voluntad de Dios desde el nacimiento de Jesús hasta la muerte, están permanentemente unidos.

48) ¿Es algo forzado asumir que María fue una activa partícipe en la Pasión de Cristo?

En absoluto. De acuerdo con la Biblia, María estaba presente en algunos milagros de Jesús y de hecho ayudó como lanzadera del ministerio público de Jesús solicitándole que suministrara vino a los probablemente avergonzados anfitriones en las bodas de Caná (Jn 2) La Tradición la supone encontrando a Jesús en su camino hacia el Gólgota (donde fue crucificado) y la Escritura también la sitúa estando de pie con María Magdalena y san Juan al pie de la cruz.

49) ¿Por qué rodean demonios-niños a Judas en su tormento?

Esta es otra licencia creativa del director. Representar algo tan inocente como niños actuando en tan retorcida y terrorífica manera subraya las consecuencias del pecado retorciendo nuestra percepción del bien, de la verdad y de la belleza. Esto tiene hoy gran importancia puesto que la sociedad moderna, con su enquistado egoísmo, ha llegado a ver a los niños como un peso y no como un tesoro; una maldición en lugar de una bendición.

50) Supongo que los soldados eran soldados romanos. Si es así, ¿cuál era su relación con los jefes judíos?

Aquí hay una visión de conjunto política: los romanos habían conquistado esta parte del mundo unos doscientos años antes. No era una parte importante del Imperio Romano en absoluto, como vemos por la queja de Poncio Pilato en la película por haber sido emplazado allí ¡once largos años! Existía una relación de enemistad entre el gobernador romano de la tierra de Judea, Pilato, y los jefes judíos. El bastión de la élite del Templo era la amenaza de amotinamiento. Pilato estaba bajo la presión del César en Roma para que mantuviera la paz. Puesto que el pueblo judío esperaba que el Mesías, predicho en las Escrituras, sería un jefe militar que les liberaría de la ocupación romana, esta amenaza hacía caer un gran peso sobre Pilato. Como nota aparte, a los judíos se les permitía una cierta presencia policial como en la guardia del templo, que arrestó a Jesús en el Huerto.

 

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