Veinte años después de que la Unión Soviética se resquebrajara, la
religión vuelve a enseñarse en los
colegios de
Rusia.
En estas dos décadas, la Iglesia ortodoxa ha ido ganando en cercanía a
las instituciones y en presencia entre una población que durante casi
todo el siglo XX fue oficialmente atea. Religión mayoritaria entre los
rusos, uno de sus objetivos ha sido entrar en las escuelas.
En el
próximo curso escolar, que comienza el 1 de septiembre, todos los
colegios rusos contarán con una asignatura más: Fundamentos de las
culturas religiosas y de la ética laica. Un rimbombante nombre con el
que el Kremlin ha encontrado una solución salomónica para dar cabida a
las principales religiones del país.
La asignatura se impartirá
con carácter trimestral en cuarto y quinto cursos (10 y 11 años).
Además, es obligatoria, así que nadie podrá negarse a cursarla si no
quiere quedarse sin el diploma escolar. Los padres, sin embargo, tienen
la posibilidad de elegir uno de los seis módulos en los que está
dividida la asignatura.
Estos módulos se han diseñado con arreglo
al mapa religioso de Rusia, el país más extenso del mundo con una
población de 142,9 millones de habitantes.
Los alumnos pueden
elegir historia de una de las cuatro religiones tradicionales de Rusia
(cristianismo ortodoxo, islam, judaísmo y budismo) o un módulo más
general: fundamentos de las culturas religiosas o fundamentos de la
ética laica.
Todo empezó en el 2009, cuando el entonces
presidente ruso, Dimitri Medvédev, creó un programa piloto para
introducir en las escuelas la enseñanza de lo moral tras el colapso de
la URSS. El Ministerio de Educación introdujo la asignatura como
optativa, y entre el 2009 y el 2012 se ha impartido en 19 de las 83
regiones del país.
Según las autoridades educativas rusas, el
experimento ha resultado un éxito. Pero las voces críticas no faltan en
este paso de devolver la religión a las escuelas. Esas voces no están de
acuerdo con la decisión por diversas razones. Atendiendo a un punto de
vista educativo, el experto en religiones Ivar Maksúrov cree "erróneo
dividir por sus creencias a los niños en grupos a una edad tan temprana.
Esto puede causar muchos problemas". "No estoy en contra de introducir
estas asignaturas en las escuelas, pero no de esta forma", añade.
Otros
críticos son más contundentes, y califican la iniciativa de
"perjudicial y peligrosa". Unos temen que se utilice el aula como un
lugar de predicación o, incluso, proselitismo. Y otros temen que la
enseñanza carezca de carácter científico.
Precisamente, uno de
los problemas a los que se enfrentará la nueva religión de las escuelas
rusas es la falta de profesores preparados y de manuales. Para suplirlo,
se prepararon miles de tutores a nivel estatal que luego han ido
preparando a los maestros en las regiones. La asignatura se centra más
en la historia que en las cuestiones de fe.
El protodiácono
Andréi Kuráiev, profesor de la Universidad Estatal de Moscú (MGU) y de
la Academia Espiritual de Moscú, se ha encargado de redactar el manual
sobre cristianismo ortodoxo. "No hay lugar para propaganda religiosa en
estas lecciones, ni tampoco para hacer llamamientos para participar en
determinados ritos religiosos o aceptar dogmas particulares. Los libros
de texto no deben incluir críticas a otras religiones, y no tienen que
llevar una sola línea que se pueda usar como argumento en el debate
sobre la superioridad de una religión sobre otra. La asignatura se debe
afrontar desde un punto de vista laico".
Después de dos guerras
en Chechenia, y con el Cáucaso todavía caliente, el enfrentamiento entre
grupos étnicos o religiosos es una cuestión demasiado sensible en
Rusia. En la última década, además, se ha hecho evidente que la
creciente inmigración del Cáucaso y de Asia Central (musulmanes, en su
mayoría) no es muy bien vista por los rusos étnicos. Brotes esporádicos
de violencia han hecho temer a las autoridades por la estabilidad del
país.
"Los buenos manuales son, por supuesto, necesarios, pero
lo más necesario son buenos profesores. Con un buen profesor, una
lección sobre fundamentos religiosos puede convertirse en una buena
lección de tolerancia religiosa", ha apuntado Yevgueni Bunimóvich, que
tiene el título honorífico de profesor de Rusia.
Introducir la
religión en las escuelas ha sido un objetivo de la Iglesia ortodoxa rusa
durante años. De hecho, en el 2006 las regiones de Bélgorod, Briansk,
Kaluga y Smolensk incluyeron en sus planes de estudio historia de la
religión ortodoxa como una asignatura optativa. Eso levantó protestas
por parte de otras creencias, especialmente de las autoridades
religiosas musulmanas. El islam es la mayor de las religiones
minoritarias de Rusia.
En un tiempo de acercamiento entre el
Kremlin y el Patriarcado ortodoxo de Moscú, el proyecto de Medvédev
levantó temores entre las otras comunidades religiosas. Sin embargo, la
posibilidad de elegir favorece a otras confesiones en las regiones donde
estas son mayoritarias. En la república de Tuvá, al sur de Siberia
fronteriza con Mongolia, la mayoría de sus habitantes son budistas de la
escuela tibetana, así que la mayoría de los padres (más de un 70 %,
según el gobierno local) ha elegido el módulo fundamentos de la cultura
budista.
Sigue pesando también el gosateízm (ateísmo de Estado)
de la época soviética, cuando la religión era el "opio del pueblo", como
la calificó Karl Marx, y cuando el Estado confiscaba y destruía las
propiedades de la Iglesia. En el conjunto del Estado, la mayoría de los
padres (41%) ha elegido ya fundamentos de la ética laica. Aunque la
mayoría de los rusos se declara cristiano ortodoxo, según una encuesta
del Centro Levada del año pasado, el 47% nunca va la iglesia, y sólo un
3% lo hace cada semana.