El acoso a la escuela concertada Mare de Déu del Carme de Terrassa (Barcelona) no es la única polémica relacionada con el combo educación y religión que se está viviendo estas semanas en Cataluña. Sin salir de la comarca, en Sant Cugat varios colectivos han puesto el grito en el cielodespués de que un grupo de familias de la escuela pública Collserola hayan solicitado que sus hijos cursen la optativa de Religión Católica en lugar de educación en valores.
Se trata de una petición perfectamente legal y amparada en la normativa vigente, que establece que la materia es de oferta obligatoria y de elección optativa. Dicho de otra manera, si alguna familia la pide, el centro está obligado a garantizarla, y no es algo exclusivo de los católicos: los musulmanes, los judíos y los cristianos protestantes también pueden reclamar que se imparta una asignatura confesional centrada en su religión.
En declaraciones al medio local Cugat Mèdia, una de las familias que pide que se imparta la asignatura dice que lo hacen «porque queremos que nuestros hijos no sean analfabetos religiosos», y añaden: «La religión católica forma parte de las raíces de nuestro país y queremos que tengan unos conocimientos básicos adaptados al nivel del niño».
La misma familia, que prefiere mantener el anonimato para no generar «más malestar», dice que lo han pasado «muy mal» este año, por la presión recibida, lamentando que otras familias vean su petición «como una segregación». «La religión en el centro es un tabú, ningún niño puede hablar de ella», ha dicho, celebrando que gracias a su petición se ha puesto sobre la mesa «muchas incoherencias».
Una «bomba»
La presión a la que se refiere se refleja, por ejemplo, en la carta que publicó en el diario digital El Cugatenc la activista Rocío Luna, madre de la escuela y coordinadora de Sant Cugat en Comú, marca local de Sumar en la ciudad vallesana. Bajo el título «Educación pública: con la Iglesia hemos topado», Luna dice que la petición de las familias «ha caído como una bomba».
La articulista mezcla churras con merinas al asegurar que la asignatura de Religión enseña un «creacionismo» que no está «científicamente validado», y también critica que esta clase choca con «las familias y el alumnado LGTBI» o «los niños nacidos por técnicas de reproducción asistida». También dice que la enseñanza debería ceñirse a «las materias en sí», como Matemáticas o ciencias, pero luego que la escuela primaria ha de fomentar «el respeto a la diversidad».
Con todo, Luna no es la única que se ha manifestado públicamente —es decir, más allá de los muros del colegio— contra la decisión de esta familia. En el citado Cugat Mèdia también se da voz a la presidenta de la Asociación de Familias de Alumnos de la escuela Collserola, Maria Mir, que señala que «a nivel organizativo puede suponer un trastorno muy grande» acoger a un profesor de Religión.
Un profesor que, en caso de que se salga adelante la petición, dependería directamente del obispado. Por eso, desde el AFA piden que este docente «no sea referente de los niños que no cursen la asignatura de Religión». En el mismo medio, la presidenta de la Coordinadora de AFA, Carme Roca, critica que «se vuelquen recursos en la religión que son tan necesarios en otros ámbitos del mundo educativo».
Por el momento, el tema sigue abierto. La dirección del centro envió este miércoles un comunicado a las familias informando que las peticiones se transmitirán a los Servicios Territoriales del Departamento de Educación para que valoren si se trasladará una dotación de Religión Católica a la escuela Collserola.
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