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El timbre ha sonado en toda España. Miles de escolares han vuelto a cargar con la mochila y se han presentado a las puertas de unos colegios que aguardaban su llegada con más expectación que nunca. Los centros se han convertido en un muro de contención para un virus que ha vuelto a embestir al país... y a infectar a más de 4.000 españoles cada día. Los primeros días de clase han dejado medio centenar de incidencias. Recreos, comedores, baños. Los puntos flacos de los centros escolares podrían ser un coladero para la Covid, un talón de Aquiles que devuelva a los escolares a la burbuja de sus habitaciones.
"Se han blindado los centros. Ahora son como un submarino... pero un sumbarino con grietas". sostiene Miguel Ángel González, profesor de Matemáticas en Madrid y secretario de Acción Sindical de CSIF. El docente ratifica que la mayor parte de los 10.000 docentes de refuerzo que apalabró la el Gobierno regional, han sido contratados. "El problema ha sido la tardanza". Y es que, a muchos de estos interinos, la Comunidad los llamó un día antes de su incorporación. "Los centros se han apañado entre profesores que se han quedado haciendo guardia y tutores".
A diferencia de otros años, las incorporaciones no pueden ser 'dicho y hecho' esta vez. "Desde que descolgaron el teléfono el miércoles, los profesionales han tenido que hacerse el test. Los que han dado positivo han tenido que someterse a una PCR. Como mínimo hasta la próxima semana no podrán dar clase". El primer escollo para las direcciones de los centros ha sido el tener que planificar a ciegas. A las incógnitas del propio virus, se ha sumado la de no saber siquiera con cuántos docentes iban a contar para encarar la batalla. "Además hay que tener en cuenta que cientos de interinos han optado por marcharse a otras regiones, lo que obligará a reabrir y repetir el proceso".
González insiste en que se ha cubierto el expediente y que con algo más de personal se hubiera podido extender ese concepto de 'grupos burbuja' a todos los cursos. Estos grupos se dan en las aulas donde los niños no se mezclan y tienen contacto con un grupo muy limitado de profesores. Con el personal disponible, esta estrategia solo puede cumplirse en los niños de menor edad... y no siempre. Las clases de Religión son un ejemplo de esa 'grieta' que rompe la dinámica, pues se sustentan de alumnos de varias clases. "De qué te sirve que los chavales no se mezclen si a cuarta hora los juntas a ocho de un grupo y a siete de otro para una sola asignatura".
"Los grupos burbuja son una quimera"
Más contundente se muestra Eduardo, coordinador Covid del instituto de Sevilla Las Encinas: "Los grupos burbuja son una quimera. A ver cómo impides que cien niños de menos de diez años no se junten en un recreo... cómo no los atemos". La duda es generalizada. Los pasillos y los baños son otro talón de Aquiles. "Es imposible que un haya profesores para acompañar a cada niño al servicio", incide el profesor. La cosa se complica aún más para Secundaria, donde no hay 'burbujas' ni previsión de crearlas.
En la ESO hay profesores para cada materia, un claustro de catorce docentes podría perder 'de golpe y porrazo' a la mitad. Y es que todos los que hayan pasado por un aula donde se haya registrado un contacto tienen que ponerse en cuarentena. A su vez, estos profesionales habrán circulado por el resto de aulas. Todo un instituto podría verse obligado a echar el cerrojo por un solo aula afectada. La certeza pesa sobre el Liceo Francés de Madrid, uno de los primeros centros en encarar este tipo de situaciones en la región. "Un caso sospechoso nos ha obligado a aislar un aula", aseguran fuentes cercanas al centro en una llamada con La Información, "Si pasa en Secundaria habrá que cerrar todo el colegio".
Los plazos de sustitución tampoco ayudan: hasta 10 días para cubrir una baja en ciertas CCAA."Tenemos mil niños a nuestro cargo y los refuerzos del profesorado firmado solo hasta diciembre". Carmen, directora del citado instituto sevillano. La docente pone sobre la mesa cuestiones que podrían haberse resuelto hace años. Con la fiebre de la transformación digital, la Junta de Andalucía cambio los pupitres "de toda la vida", por enormes mesas corridas y atornilladas. "Antes incluso de la Covid ya pedimos su retirada. Se nos concedió pero, a día de hoy, nadie ha venido a por ellas". La directora plantea que con estas se desaprovecha un espacio crucial y resulta imposible respetar el metro y medio. En redes sociales se oyen ecos clases impartidas en los rellanos, como medida temporal hasta dar con un mejor parche.
Hasta el 27 de agosto no se produjo la reunión definitiva (y anhelada) del Consejo Interterritorial de Educación. En condiciones normales, los profes debían estar desde el 1 de septiembre en sus puestos. Fue entonces cuando se afinaron cuestiones tan cruciales -y también tan previsibles-, sobre a qué distancia habría que colocar los pupitres. La mayoría de las CCAA ya había planificado en base al 1,5 que recomendaban los epidemiólogos. Galicia no fue una de ellas y, este jueves, anunció que retrasaría la llegada de los alumnos de Secundaria Bachillerato y FP una semana más.
"Aquí todo se había estructurado en función de un metro de separación", explica Felipe Balboa, profesor y secretario de organización de FeSP-UGT Galicia, "Al introducir este cambio se dieron cuenta de que muchos centros no tenían espacio". El docente asegura que hay opciones. "Plantear un curso con turnos de mañana y tarde, por ejemplo, evitaría robarle el espacio que nos falta en los institutos a las familias". La región gallega sigue sin tener garantías de que, los cerca de mil docentes que la comunidad educativa ve necesarios para blindar las aulas, llegarán en algún momento. "La Xunta se hizo eco de estas cifras, pero aún no se ha comprometido a nada".
La cartera de Educación consideró este jueves el rastro de 53 incidencias en toda España como "muy positivo". La propia Isabel Celaá habló en estos términos. De 28.500 colegios e institutos que hay en el país y con la tasa de incidencia del virus al alza -la mayor de toda Europa-, podría haber sido mucho peor. Pero no hay que bajar la guardia. El inicio del curso escolar comenzó hace solo unos días y aún no han llegado a las aulas los alumnos de Secundaria, Bachillerato ni FP en la mayor parte del territorio. Tampoco los universitarios, que empiezan a volver a los campus desde todos los puntos del país.
Las primeras clases han rebajado la angustia. Y los niños no han sido los únicos que han recibido las lecciones. "O los padres traen a sus hijos a las seis de la mañana, o lo de tomar la temperatura a todos los niños cada día a las puertas va a ser inviable", coinciden varios docentes. El virus ha entrado en las aulas y provocado los primeros aislamientos. Madrid, País Vasco, Andalucía, Galicia... la Covid no siempre avisa. Los protocolos se han preparado para lo peor, pero han dejado escapar muchos detalles, de esos que evitan que lo peor suceda.
Fuente: https://www.lainformacion.com/asuntos-sociales/educacion-vuelta-al-cole-contagios/2814685/
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