Las
redes difunden en estos días un listado de razones para elegir la
asignatura de Religión Católica en la escuela. Del 1 al 10 de julio es
el plazo para matricular a los hijos en Secundaria y Bachillerato.
Este
curso se prioriza la matriculación on line, pero tanto en esta como en
la presencial, está contemplada la posibilidad de elegir marcar la
casilla de Religión Católica.
Plataformas laicistas como «Europa
Laica» lanzaron hace unos meses una campaña de desprestigio de la
asignatura en las redes sociales, argumentando que los dogmas
religiosos van contra el pensamiento crítico, la igualdad y la autonomía
personal; que elimina horas lectivas de otras asignaturas o que vulnera
el derecho a la libertad de conciencia.
En esta semana en que se
abre el plazo de matriculación de los alumnos de Secundaria y
Bachillerato en los centros de enseñanza, en las redes sociales ha
surgido un listado de nuevas razones, estas promoviendo el derecho de
elegir esta asignatura, que es optativa, y que según los expertos,
aporta innumerables beneficios al alumnado.
1. Es un derecho que debe garantizar el Estado a los padres para que los hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones;
derecho que emana del art. 18 y art. 26.3 de la Declaración Universal
de los Derechos Humanos, del art. 27.3 de la Constitución Española y del
art. 2 de la Convención Europea para la salvaguarda de los Derechos
Humanos y Libertades Fundamentales.
2. La escuela pública debe promover la educación integral del
alumnado, hacer crecer todas las dimensiones de la persona y, por
tanto, la dimensión religiosa y trascendente que posee todo ser humano,
sea o no creyente.
3. En la inmensa mayoría de los países europeos y democráticos aconfesionales se
imparte la asignatura de Religión, tanto en los niveles de Primaria,
Secundaria, Bachillerato y Universitario y está asentada en el
currículum de estudios con normalidad.
4. El objetivo no es catequizar, ni adoctrinar, ni hacer proselitismo, sino proporcionar al alumnado, sean o no creyentes, unos contenidos objetivos, razonables y científicos sobre el hecho religioso,
las creencias y la historia de las distintas tradiciones culturales y
religiosas que configuran nuestras sociedades plurales, y que el
alumnado tiene que conocer, comprender y respetar para convivir como
ciudadanos libres.
5. Los contenidos académicos que se enseñan completan y hacen comprender mejor los que se imparten en otras asignaturas como Ciencias Sociales, Historia, Arte, Filosofía, Lengua y Literatura, Música…
6. No se evalúas la fe ni las creencias personas sino los contenidos culturales que se imparten con las mismas herramientas que el resto de materias. Los contenidos se ofrecen con el mismo rigor académico y con los mismos instrumentos didácticos y pedagógicos que el resto de asignaturas.
7. Educa a los alumnos como ciudadanos libres,
críticos, participativos y solidarios con los que sufren las
desigualdades e injusticias de esta sociedad, invitándolos a crecer en
valores como el respeto al diferente, la defensa de la dignidad humana,
la igualdad, la fidelidad y el compromiso por la justicia, la paz, la
ecología y la fraternidad.
8. Todo el profesorado de Religión (85% mujeres)
es graduado o licenciado, posee el Máster oficial de capacitación
pedagógica y, además, una diplomatura o licenciatura en Teología o
Ciencias Religiosas. Son profesionales con una profunda vocación
docente.
Santiago Vela sabe en primera persona de
la verdad que encierran estas razones. Como profesor de Religión en
Secundaria y Bachillerato lo comprueba a diario en sus aulas desde hace
más de 30 años. «La campaña en contra de la asignatura despertó el
debate entre profesores y alumnos, y surge así desde los propios padres y alumnos la
decisión de elaborar un cartel para demostrar el porqué el estudio de
la Religión en la escuela ayuda y tiene un lugar propio y fundamental.
Por tanto, detrás de este cartel no está la Iglesia, ni sindicatos, ni
ninguna institución religiosa, sino la experiencia de un montón de
alumnos, padres, madres y profesores que han comprobado a lo largo de
los años que las clases de Religión se imparten con el mismo rigor académico y con los mismos instrumentos didácticos y pedagógicos que el resto de materias, clases que no persiguen ni catequizar ni adoctrinar, sino proporcionar contenidos razonables y científicos sobre el hecho religioso, que ayudan a completar y
a hacer más comprensible la cultura, las tradiciones, la sociedad en
que vivimos, que ayudan a comprender mejor otras asignaturas como
Ciencias Sociales, Filosofía, Historia, Lengua y Literatura, que hacen
crecer en valores de igualdad, de dignidad… La consecuencia está ahí: cada año aumenta el número de alumnos que
elige Religión y de tal manera que en Secundaria y Bachillerato estamos
teniendo problemas para poder aumentar las plantillas de profesores ya
que los requisitos académicos que tanto la
Administración Pública como las propias entidades religiosas que
proponen a este profesorado exigen son muy altas, sino que además de la
formación de todo profesor, deben tener una diplomatura o licenciatura
en Ciencias Religiosas o en Teología».
(Diócesis de Málaga)
Fuente: https://www.agenciasic.es/2020/07/02/ocho-razones-para-decir-si-a-la-asignatura-de-religion/
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