Guadarrama acoge durante esta semana el Seminario “Religión y Política en la España de la 1ª mitad del Siglo XVI: Conversos, Erasmistas, Alumbrados y Luteranos e Inquisición”, incluido dentro del proyecto educativo Aula de Humanidades.
Hasta el 12 de noviembre, en horario de 17.00 a 19.30 horas, el catedrático de la Universidad de Sevilla José Sánchez Herrero abordará diversos aspectos del “complejo y vibrante, pujante y vigoroso” escenario social y político de principios del siglo XVI en nuestro país, con la aparición de la reforma luterana y la represión de los disidentes que procedían de distintos fundamentos religiosos: judaísmo, mahometanismo y reformados luteranos, sin olvidar movimientos de raíz mística, caso de los alumbrados, una singularidad propia española, que hundían sus raíces en el sustrato cultural y religioso judío.
El Aula de Humanidades ya ha organizado con éxito otras iniciativas en Guadarrama, como un seminario sobre los Templarios, jornadas sobre la Guerra de la Independencia, sobre la expulsión de los moriscos, o los viajes y las relaciones interculturales en la antigüedad, sin olvidar el primer encuentro de autores de novela histórica.
El Aula de Humanidades ya ha organizado con éxito otras iniciativas en Guadarrama, como un seminario sobre los Templarios, jornadas sobre la Guerra de la Independencia, sobre la expulsión de los moriscos, o los viajes y las relaciones interculturales en la antigüedad, sin olvidar el primer encuentro de autores de novela histórica.
Ars Christiana
La especificidad del arte sacro
Por Rodolfo Papa*ROMA, martes 9 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- ¿Qué significa “arte sacro”? La definición del concepto de “arte” es muy compleja; difícil es también la connotación de la noción de “sacro”, de modo que se pueda obtener una respuesta a la pregunta inicial mediante la suma de las definiciones del sustantivo “arte” y del adjetivo “sacro”, resulta particularmente arduo y, quizás, infructuoso. Fecundo, en cambio, es buscar la identidad del arte sacro en los documentos magisteriales, siguiendo su recorrido casi topográfico, en el que mediante precisaciones progresivas se descrubre cuál es el lugar y la finalidad específica del propio arte sacro.
Puede ser útil partir de un documento del Concilio Vaticano II, la Constitución Pastoral Gaudium et Spes en la que leemos: “el hombre, cuando se entrega a las diferentes disciplinas de la filosofía, la historia, las matemáticas y las ciencias naturales y se dedica a las artes, puede contribuir sobremanera a que la familia humana se eleve a los conceptos más altos de la verdad, el bien y la belleza y al juicio del valor universal” (n. 57).
El arte se coloca entre las disciplinas que elevan al hombre, y por tanto posee una auténtica connotación humanística, entendiendo el humanismo como cultivatio animi. Esta elevación de la familia humana tiene lugar mediante el conocimiento de lo verdadero, del bien y de lo bello. Está clara la referencia a las características trascendentales del ser, es decir, a esas características que poseen todo aquello que es en cuanto que es, es decir, la verdad, la bondad y la belleza, que son perfecciones compartidas por Dios a toda la creación. Está claro también que el arte se define por una singular relación con la belleza.
Dado que la noción de arte es muy vasta y plural, es útil hacer referencia a la distinción entre artes liberales (es decir, las artes teóricas, que no implican un trabajo físico, como la poesía) y artes mecánicas (es decir, las artes que implican trabajo manual, como la escultura y la pintura). Con todo se trata de una distinción que el Renacimiento ya demostró superar; el arte auténtico implica la liberalidad del conocimiento y la mecanicidad (es decir, la practicidad efectiva) de la producción. Por tanto en cierta forma supera esta separación, o mejor, la integra orgánicamente.
Aclarado esto, es necesario también aforntar la distinción entre artes útiles y artes bellas. Las artes útiles están dirigidas a fines prácticos, mientras que las artes bellas están dirigidas a la belleza. El arte, por tanto, va precisándose en su identidad específica, por una relación particular con la belleza. Y es precisamente en este contexto de las bellas artes donde debemos buscar el lugar del arte sacro. De hecho la belleza del arte expresa la belleza de lo creado, y por eso mismo, del Creador, y está por tanto constitutivamente abierta en relación con Dios.
Dentro el arte bello se distingue el arte religioso, es decir, un arte que expresa un sentimiento religioso. Dentro, o mejor, en la cumbre del arte religioso encontramos finalmente el arte sacro. Aquí resulta iluminador citar la Constitución sobre la Sagrada liturgia Sacrosanctum Concilium del Concilio Vaticano II: “Entre las actividades más nobles del ingenio humano se cuentan, con razón, las bellas artes, principalmente el arte religioso y su cumbre, que es el arte sacro” (n. 122).
El arte sacro es la cumbre del arte religioso, o lo que es lo mismo, el arte religioso contiene al arte sacro y no a la inversa. Podríamos decir que entre la obra de arte religioso y la obra de arte sacro existe la misma relación que une y separa una poesía que habla de Dios y una oración: también la oración es bella, como la poesís, pero tiene una diferente identidad específica. El adjetivo “sacro” se atribuye de hecho al culto, a los ritos, a los lugares, precisamente, “sacris”, y de la misma forma al arte “sacro” y a sus obras. El arte religioso se convierte en “sacro” cuando está dirigido al culto sagrado, al rito sagrado, para que “sirva a los edificios y ritos sagrados con el debido honor y reverencia” (n. 123).
Por tanto el arte sacro es íntegramente arte, pero encuentra su identidad en la sacralidad del rito al que está destinado y que la conforma por entero, de manera que una obra de arte sacro debe ser de forma auténtica una obra de arte, pero no es suficiente con que lo sea; debe de hecho estar íntima y completamente dirigida a la sacralidad, debe hacerse espejo de las verdades de la fe, debe hacerse celebración y liturgia. Esto impone una connotación peculiar de la propiaobra de arte, tanto que en los documentos magisteriales encontramos también las indicaciones para distinguir ulteriormente el arte sacro en “auténtica” y “no auténtica”. Este camino, que lleva hacia un arte no solo bello sino tambien bueno y verdadero, realista sin exageraciones, simbólico sin abstracciones, es tan importante que necesita un tratamiento aparte.
Martínez Sistach en COPE: "El Papa quedó impresionado con la Sagrada Familia y la calidísima acogida"
RELIGIÓN. Monseñor D. Lluis Martínez Sistach, Cardenal Arzobispo de Barcelona, ha recordado los mejores momentos de la visita del Papa a la basílica de la Sagrada Familia en Así son las mañanas de la Cadena COPE.
El Arzobispo de Barcelona, Cardenal Martínez Sistach, ha contestado a las declaraciones de los ministros Alfredo Pérez Rubalcaba y José Blanco sobre las palabras del Papa Benedicto XVI. Rubalcaba había dicho que las palabras del Papa "no iban a pasar a los anales de la diplomacia" y Blanco invitaba a la Iglesia a preguntarse por qué tenía menos seguidores. Mons. Martínez Sistach ha dicho que estamos viviendo un "clima de laicismo" en el occidente europeo, un ambiente de "poca maduración del hecho religioso". "Es un hecho palpable", ha añadido. "El Papa quedó impresionado con la Sagrada Familia y la calidísima acogida" que le brindaron los fieles de Barcelona, según ha contado Mons. Martínez Sistach. "Quedó impresionado el Santo Padre por la masiva, efusiva, calidísima acogida que se le deparó", ha asegurado el Cardenal Arzobispo, que reconoce haberse sentido también "gratamente impresionado".
El Papa Benedicto XVI le dijo al Cardenal Martínez Sistach que le había quedado "un recuerdo inolvidable" de la dedicación de la Sagrada Familia a Dios nuestro Señor.
Fuente: http://www.cope.es/religion/09-11-10--martinez-sistach-en-cope---el-papa-quedo-impresionado-con-la-sagrada-familia-y-la-calidisima-acogida-222633-1