Blog del Profesorado de Religión Católica: Las adivinanzas como recurso didáctico en la clase de Religión

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jueves, 10 de junio de 2021

Las adivinanzas como recurso didáctico en la clase de Religión

 

Son muchas las obras y artículos publicados sobre el mundo de las adivinanzas. Se trata de un peculiar recurso literario, muy unido a la tradición popular y a la transmisión oral, versátil e idóneo para ser utilizado como herramienta didáctica dentro del proceso enseñanza-aprendizaje.

Debido a la coincidencia temática en las peticiones recibidas en grupos de Redes Sociales, retomo nuevamente un artículo que fue publicado en Religión y Escuela, en su versión de papel, en su número 215, de Dic. 2007, pp. 36-43.

… y aún sigue siendo de utilidad.

Introducción.

Haciendo un recorrido por las adivinanzas y dichos populares, encontraremos un gran número con referentes al mundo de lo religioso. Sin embargo, el uso de términos, vocablos o alusión a objetos de este ámbito no siempre denota un feliz y acertado discernimiento en el saber popular respecto del universo de lo religioso.

Desde hace unos años, utilizo las adivinanzas en mi actividad cotidiana como docente; no sólo como elemento motivador, al inicio de las sesiones o unidades didácticas, sino también –en ocasiones- como actividades de evaluación al final de las mismas. Se trata de unas adivinanzas originales y propias, que poseen como característica primordial la de haber sido elaboradas desde los principales contenidos religiosos que se trabajan en las distintas unidades didácticas que componen la programación de aula. Es así cómo se han ido generando adivinanzas, por ejemplo, sobre un mismo personaje bíblico desde distintos “enfoques”. Este abordamiento didáctico sería la mayor diferencia que podemos hallar entre las adivinanzas propuestas en este artículo y las tradicionales, que fueron abordadas con un distinto enfoque en esta misma revista en su número de junio/julio.

La palabra adivinanza proviene de la voz latina adivinare, que significa predecir el futuro o descubrir una respuesta a través de preguntas expresadas de modo particular. En castellano proviene de la raíz adivinar; vocablo al que se refiere la Real Academia de la Lengua Española como ‘tratándose de un enigma, acertar lo que quiere decir’.

Pensando en estos significados, podría deducirse la génesis de un cierto sentimiento de “poder” que aflora junto a la satisfacción por haber desvelado el secreto de la adivinanza; una situación placentera provocada por “saber” la respuesta, un goce por haber sido el primero en descubrirla. En el caso de haber sido la persona que propone o inventa la adivinanza, surge en ella un sentimiento de ser el “poseedor del conocimiento”, circunstancia que facilita la asimilación de los contenidos como valor.

 

Las adivinanzas como recurso didáctico.

Todas las adivinanzas se presentan envueltas en un aire de misterio que llama la atención de los más pequeños, y no tan pequeños; sus fórmulas, sus imágenes simbólicas y su lenguaje poético las envuelven con un maravilloso entorno lúdico.

Al utilizar las adivinanzas se estimula la imaginación y, sobre todo, el proceso de asociación de ideas, elemento que contribuye a la “descentración” en la observación de los objetos y a una visión objetiva y no parcelada de la realidad religiosa.

Se puede afirmar, junto a Gómez Ramos, que el trabajo con las adivinanzas desarrolla  la asimilación de conceptos porque para buscar la respuesta correcta, es necesario que el niño discrimine entre las múltiples características de la solución y trate de ubicar lo esencial. Así, los procesos de clasificación y abstracción estarán operando en la mente del niño sin que tenga conciencia de ello.[1]

Igualmente, afirma esta autora, desde el punto de vista psicológico las adivinanzas son un elemento formador de la personalidad del niño, pues la motivación producida al escucharlas le hace apresurarse a dar una respuesta, lo que contribuye a vencer las barreras de la timidez e inhibición; y ello refuerza el sentimiento de seguridad para opinar.

La formulación en verso de la mayoría de las adivinanzas, por dar un último apunte sobre este recurso literario, incentiva no sólo la claridad conceptual, sino también la capacidad de conmoverse ante los sentimientos y la belleza del lenguaje poético, al tiempo que fomenta la difusión de valores y tradiciones presentes, en este caso, en la realidad religiosa cristiana.

A modo de esquema, podemos concluir que las adivinanzas:

  • Fomentan un clima positivo en el grupo de clase.
  • Desarrollan la autoconciencia sobre los valores que consciente o inconscientemente incluye cada tipo de vocabulario.
  • Aportan claves de interpretación de la realidad religiosa y aprendizaje de un vocabulario específico.
  • Posibilita el diálogo fe-cultura desde la síntesis entre los contenidos culturales y los específicos de religión.
  • Ayudan a diferenciar lo específicamente religioso y católico de otras realidades.

 

Las adivinanzas en la clase de religión.

Es en la infancia donde las adivinanzas encuentran su momento más adecuado. Los niños desentrañan mejor que razonan y es, sin duda, el pensamiento sincrético característico en esta etapa el que les ayuda a descifrar los enigmas. Así es cómo las adivinanzas planteadas Infantil o Primer Ciclo de Educación Primaria no se suelen deducirse, sino que se adivinan; surgen de pronto, como una revelación, es lo que en psicología se llama la “vivencia del ah”. Por lo que las adivinanzas en estos niveles deberán estar llenas de asociaciones de imágenes que exaltan la imaginación, referencias explícitas a la solución, adivinanzas incompletas… Un ejemplo:

Tilín, talán;

 talán, tilón.

Desde el campanario

las escucho yo.

(las campanas)

Montados en camellos

llegaron a Belén,

cargados con regalos,

al niño fueron a ver.

(Los Reyes Magos)

 

 Sin embargo, en los ciclos y etapas siguientes, aparece la capacidad de síntesis como forma cognoscitiva y, posteriormente, el pensamiento lógico y las operaciones formales. Debido a esto, son muy apropiadas las adivinanzas basadas en “pistas”, característica principal que deben incluir para que respuesta pueda ser deducida. Ejemplos:

            Ianis si se dice al revés.

            Monte donde el decálogo recibió Moisés.

            (Monte Sinaí)

Médico de profesión,

de Pedro y Pablo habla un montón,

y si quieres una pista:

es el tercer evangelista.

(S. Lucas)

 

Sobre a qué tipo de contenidos deben referirse las adivinanzas, se puede aplicar la clasificación que hace Artacho[2] según las estructuras cognitivas correspondientes a las etapas escolares.

Las adivinanzas más indicadas para Infantil y Primer Ciclo de Primaria son las que versan sobre “objetos” religiosos presentes en la experiencia, entorno o percepción directa del niño. Entendiendo por éstos los objetos religiosos, imágenes o signos religiosos, acciones significativas de lo religioso, acontecimientos o hechos de alcance social, personas o acciones personales… Todo esto requiere una “percepción directa e inmediatez”, por su carácter de “concreto”. Inmediatez que puede provenir de la unidad didáctica trabajada en clase, de la explicación del profesor, de la visualización de algún dibujo del libro de texto u objeto llevado a clase… de ahí la propuesta didáctica de la adivinanza como actividad de evaluación de contenidos religiosos; y que servirá de herramienta para llevar a cabo los criterios de evaluación.

En el Segundo Ciclo de Primaria, además de las anteriores, entrarían a formar parte del elenco de adivinanzas las referidas a Signos y acciones de la Liturgia y a Normas y modelos de conducta moral cristiana, debido a la capacidad de síntesis y a la cualidad que posee el niño en esta etapa para realizar una correcta comprensión del símbolo.

Para el Tercer Ciclo de Primaria y siguientes, son convenientes las adivinanzas referidas a hechos y personas de la Historia de la Salvación y a las expresiones verbales de la fe cristiana debido a la capacidad de objetivación de las acciones, personas y objetos, del descubrimiento del otro y del desarrollo de las operaciones formales, que permite el pensamiento lógico y deductivo.

No obstante, a pesar de este intento de clasificación temática, dependerá mucho del tipo de adivinanza, de los métodos empleados en su construcción, del “grado de dificultad” que posee, etc. Lo mejor es contrastar las adivinanzas con su público y observar si descubren la solución o no. Y siempre, si no se quiere convertirla en una simple actividad lúdica sino en una actividad didáctica, haciendo referencia al contenido religioso trabajado en el aula. No sólo servirá de entretenimiento o elemento motivador, sino también de repaso de dichos contenidos, como actividad de evaluación.

 

¿Cómo se construye una adivinanza?

Los pasos a seguir en la creación de adivinanzas son variables de un individuo a otro, e incluso en la misma persona, de una adivinanza a otra. A veces emerge un verso en nuestra conciencia mientras ojeamos la unidad didáctica, y comenzamos a pensar a qué adivinanza aplicarlo; otras veces, viene a la mente una metáfora y comenzamos desde ese punto de inicio; en otras, seleccionamos alguna característica concreta de la solución e intentamos construir un verso para elaborar la adivinanza… Los caminos de la creación son múltiples e imprevisibles, pero se pueden ofrecer una serie de pistas o guión de trabajo a modo de guía.

En la construcción de adivinanzas, lo primero que debemos hacer es definir sobre qué la vamos a cimentar. Podemos acudir al entorno más inmediato, al libro de texto, a la Biblia, incluso al currículo del área, como fuente de inspiración.

Rodari plantea varios pasos para construir una adivinanza:[3]

  1. Extrañamiento. Definir el objeto como si lo se observase por primera vez. Sus cualidades, características, formas… lo que le aporta la identidad religiosa. Por ejemplo, Juan Bautista era un profeta que bautizaba en el río Jordán.
  2. Asociación y comparación. La característica de la definición se presta por asociación de imágenes a otros muchos significados. Se puede identificar a Juan Bautista, haciendo referencia a su misión, con la “voz que grita en el desierto”.
  3. La metáfora final. Tenemos ya algún elemento para una definición metafórica: voz que grita en el desierto diciendo que el Mesías está cerca y llamando al arrepentimiento de los pecadores.
  4. La cuarta operación, no indispensable según este autor, consiste en dar cierta forma atractiva a la definición. Normalmente consiste en una formulación en verso. Siguiendo con el ejemplo:

Voz que grita en el desierto,

el Mesías ya está a la vista.

Llamaba al arrepentimiento,

Era…(Juan Bautista)

 A lo anterior, se pueden añadir otros pasos que aportan una mayor calidad en el proceso de construcción. De forma que quedarían:

  1. Una vez elegido el objeto de la adivinanza, observar las cualidades que mejor lo caracterizan y sirven de base a su definición, seleccionando una, dos o tres características a las que se aludirá en la adivinanza.
  2. Encontrar las palabras más apropiadas y precisas que expresen esas características y, generalmente, cuantas circunstancias puedan llevar a encontrar la solución.
  3. Formular la adivinanza de forma atractiva, normalmente en verso, procurando emplear el menor número posible de palabras referidas en el punto anterior.
  4. Proponer la adivinanza al alumnado. Si encuentran dificultades para resolverla, recalcar alguna de las frases que componen el texto de la adivinanza que pueda servir como pista. Revisar dicho texto e incluir pistas más claras si persiste la dificultad en su resolución.
  5. Si la solución hallada no es la que sirvió de base para formular la adivinanza, deben discutirse los razonamientos que condujeron al alumnado a tal solución distinta de la prevista. Quizás esa adivinanza no sea muy adecuada.

 

Tipos de adivinanzas.

Puede resultar útil, con fines a una correcta elaboración de la adivinanza y como base de su formato, aproximarse un intento de clasificación. Se puede realizar una clasificación de las adivinanzas agrupándolas por el recurso que les sirve de base. Así pues, las adivinanzas se dividen en:

  • Adivinanzas basadas en el equívoco. Juego de palabras en el que una palabra o combinación de palabras tiene dos significados muy distintos. El equívoco se puede encontrar en el texto de la adivinanza o en la respuesta.

Una palabra o concepto.

Soy viento, pero no soplo.

Soy fuego, pero no quemo.

Uno de tres

y los tres somos uno.

(el Espíritu Santo)

Combinación de palabras contiguas.

Hombre algo viejo

seguro de Dios.

Si unes la dos frases

su nombre te dije yo.

(San José)

Combinación de palabras no contiguas.

Casa, pero no de ladrillo.

Miento, pero no soy un pillo.

Su nombre ya lo has visto,

a ver si eres tan listo.

(el casamiento)

 Adivinanzas basadas en un juego de palabras que depende de una o varias letras.

Está en la alfalfa

Está en el cirio pascual.

En griego, la primera letra.

A ver si me dices cuál.

(la letra “alfa”)

 

  • Adivinanzas basadas en la personificación.

Tilín tilán,

talán talón.

Desde el campanario

canto esta canción.

(las campanas)

 Adivinanzas basadas en un símil, una metáfora o una metonimia.

¡Vaya peregrino!

Hace milagros y no es mago.

Tiene nombre de camino

y se llama… (el apóstol Santiago)

 

  • Adivinanzas basadas en una paradoja.

De símbolo de horror y espanto

ahora soy madero santo.

(la Cruz)

  • Adivinanzas basadas en números.

Número de los apóstoles,

dime si lo conoces.

Uno le traicionó.

Fueron… (doce).

 

Actividades con adivinanzas.

Seguidamente se ofrecen posibles actividades o formas de trabajar con las adivinanzas en la clase de religión. Hay que recalcar que las que se ofrecen en el listado del presente artículo están elaboradas como actividades de evaluación para los contenidos religiosos propuestos en el proyecto curricular del área y se han ido utilizando en las unidades didácticas correspondientes según el nivel o ciclo. Cabe recordar que posiblemente, fuera del contexto de su unidad didáctica, algunas se presenten de difícil resolución; piense que son actividades  (adivinanzas) presentadas al final de un proceso de enseñanza-aprendizaje  y en una situación específica en la que todavía “flotan” en el ambiente los contenidos religiosos mencionados.

Sugerencias:

  1. Decir o dar por escrito alguna adivinanza para su resolución al final de la clase. Siguiendo el planteamiento didáctico expresado anteriormente.
  2. Lanzar varias adivinanzas al principio del tema como elemento motivador sin que sean resueltas. Con la información que se aporta en la unidad didáctica podrán llegar a la solución. Se utiliza aquí de forma previa a las unidades y como elemento motivador.
  3. Justificar argumentalmente la solución de la adivinanza. Indicar qué parte del texto le ayudó a resolverla, a qué alude, qué le sirvió de pista, en qué apartado de la Unidad Didáctica estaba contenida esa información…
  4. El profesor plantea a toda la clase una misma adivinanza, se presentan tres soluciones (para niveles inferiores) siendo solo una de ellas válida; o bien, cinco (para superiores) siendo dos válidas y solicitando que se argumente la elección.
  5. Variante de la anterior. Repartir varias soluciones todas válidas y que expliquen el porqué.
  6. Construir adivinanzas a partir de algunas ya elaboradas. Tendrán que eliminar la parte de texto (un o dos versos, por ejemplo) indicada previamente e insertar otros versos distintos.
  7. Construir individualmente una adivinanza. En una puesta en común posterior, se elegirán las adivinanzas más originales. Se pueden copiar en un “cuaderno de adivinanzas”.
  8. Ilustrar las adivinanzas. Realizar un dibujo de la solución junto al texto de forma que el “cuaderno de adivinanzas” también contenga imágenes.
  9. Concurso de adivinanzas sobre alguna temática del currículo de E.R.E. Deben ser originales.
  10. Buscar palabras relacionadas con la solución, otros “objetos”, personajes, etc. y explicar por qué las han elegido, qué relación mantienen con la solución…
  11. Realización de mapas conceptuales a partir de la solución de varias adivinanzas (previstas con tal fin).
  12. Localizar en la Biblia algún texto en el que se haga mención de la solución de una adivinanza (textos que se hayan utilizado en la unidad didáctica).
  13. Comparación sobre el valor de ese término en el contexto que se refleja en la biblia y la realidad actual. Por ejemplo, cómo veía la gente a Jesús en su época y qué se piensa en la sociedad actual sobre Él.
  14. Juego de cartas con adivinanzas. En media baraja están el texto de las adivinanzas y en la otra mitad, las soluciones. Posibilidades:
  • Se mezclan y se reparten todas las cartas entre todos los jugadores (a más cantidad de cartas en la baraja, más jugadores). Uno de los jugadores (seleccionado a suerte o el ganador de la anterior partida) echa una carta sobre la mesa (texto o respuesta). Quien tenga la respuesta o texto, según sea la carta anterior, la debe tirar. A continuación éste vuelve a tirar una carta cualquiera y seguirá quien posea la solución o texto. Gana quien se quede sin cartas.
  • Se mezclan, se reparten cinco a cada jugador. Según el sentido del reloj, se va tirando según las reglas anteriores. Si alguien no posee el texto o respuesta, deberá robar una carta y pasa el turno. Gana quien se quede sin cartas.
  • Para niveles inferiores se pueden utilizar cartas sólo con la solución en forma de dibujos. La presentarán como respuesta a la adivinanza planteada por el profesor.

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