Publicado por
Enrique Solano
Conforme nos vamos acercando al 21 de
diciembre de 2020, es cada vez más frecuente leer en los medios de
comunicación noticias acerca de la conjunción entre Júpiter y Saturno.
Ese día, los dos planetas estarán tan próximos en nuestra línea de
visión (una quinta parte del diámetro de la luna llena), que apenas se
podrá distinguir uno del otro a simple vista. Una conjunción tan cerrada
es un fenómeno poco frecuente. De hecho, los dos planetas no habían
estado tan cerca desde hace 400 años y desde el 4 de marzo de 1223 no
ocurría en el cielo nocturno.
El
evento astronómico que, en tan sólo un par de días, vamos a tener la
oportunidad de disfrutar es una excelente ocasión para releer esta
entrada acerca de la estrella de Belén, publicada en este blog la noche
de Reyes de 2020.
"Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes,
unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el
rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en
Oriente y hemos venido a adorarlo
Al enterarse, el rey Herodes quedó
desconcertado y con él toda Jerusalén. Entonces reunió a todos los sumos
sacerdotes y a los escribas del pueblo, para preguntarles en qué
lugar debía nacer el Mesías.«En Belén de Judea, –le
respondieron–, porque así está escrito por el Profeta: Y tú, Belén, tierra de
Judá, ciertamente no eres la menor entre las principales ciudades de
Judá, porque de ti surgirá un jefe que será el Pastor de mi
pueblo, Israel».
Herodes mandó llamar secretamente
a los magos y después de averiguar con precisión la fecha en que
había aparecido la estrella, los envió a Belén, diciéndoles:
«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y cuando lo
hayáis encontrado, avisadme para que yo también vaya a rendirle
homenaje».
Después de oír al rey, ellos
partieron. La estrella que habían visto en Oriente los precedía,
hasta que se detuvo en el lugar donde estaba el niño. Al ver la estrella
se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con
María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron".
Así da comienzo el segundo capítulo del Evangelio de San Mateo. Es
la única referencia que tenemos en los evangelios canónicos del
archiconocido pasaje de los Reyes Magos. Para un astrofísico creyente,
estos versículos son especialmente emotivos ya que hablan de cómo unos
estudiosos del cielo son capaces de llegar a Dios a través de su
trabajo. Además, de todas las personas que fueron a visitar al Mesías,
solamente dos gremios profesionales aparecen de manera explícita en las
Escrituras: los pastores y los astrónomos.
La pregunta que todos nos hemos hecho alguna vez es: ¿Existió realmente
la estrella de Belén? Y si existió, ¿qué fue realmente? Sería
pretencioso a la vez que ingenuo intentar explicar todo lo relacionado
con la estrella de Belén en unas pocas líneas. Basta echar un vistazo a
las miles de entradas que podemos encontrar en Google sobre este tema.
En cualquier caso, intentaré aportar mi granito de arena al tema.
- ¿Qué objeto astronómico pudo haber sido la estrella de Belén?
Como primera hipótesis podríamos pensar en un objeto que, repentinamente, aumenta su brillo. En esta categoría se incluyen las
novas, sistemas compuestos por dos estrellas muy cercanas, siendo una de ellas una
enana blanca
que "roba" material a su compañera. Este "engorde" de la enana blanca
producirá una explosión que dará lugar a un repentino aumento de brillo.
Representación artística de una nova. Créditos: NASA/CXC/M.
Explosión de una nova (izquierda) comparado con el brillo antes de la explosión (derecha).
En la época del nacimiento de Jesús, era en el Lejano Oriente, en
particular en China, donde se realizaban las observaciones astronómicas
más sistemáticas y detalladas. Existen registros astronómicos de un
objeto que apareció en el 5 AC, originalmente clasificado como cometa,
cuyo brillo fue visible durante 70 días. para el que no se reporta
ningún cambio en su posición. Es muy probable que este objeto fuera una
nova, erróneamente clasificado como cometa debido a la dispersión óptica
que ocurre en los objetos muy brillantes. Existen diferentes ejemplos
de este fallo de clasificación en los registros astronómicos chinos. En
particular, la supernova de 1572 (SN 1572) fue clasificada de manera
equivocada como un cometa.
El brillo del objeto es otro argumento a favor de su posible naturaleza
como nova. Aunque no se proporciona ninguna información sobre su
intensidad, el hecho de que su brillo disminuyera al menos cinco
magnitudes en unos 70 días está de acuerdo con su posible clasificación
como una nova clásica.
El propio Kepler pensaba que la estrella de Belén era una nova aunque
llegó a esta conclusión siguiendo un planteamiento erróneo. Mientras
observaba la conjunción de Marte, Júpiter y Saturno de 1604 (ver más
abajo la sección sobre conjunciones para saber más sobre este tipo de
fenómenos), Kepler observó la explosión de una estrella (la supernova SN
1604) y pensó que el nacimiento de esta nueva estrella era fruto de la
conjunción planetaria. De esta manera llegó a la conclusión de que la
conjunción del año 7 AC debió haber producido igualmente una nueva
estrella: la estrella de Belén. Hoy sabemos que esta argumentación es
errónea y que las explosiones de novas y supernovas no tienen ninguna
relación con las posiciones relativas de los planetas en el cielo.
En la misma categoría de objetos que cambian de brillo se encuentran las
supernovas
En estos objetos el aumento de brillo es mucho mayor (de cientos de
miles de veces el brillo original) y son mucho más infrecuentes que las
novas. De hecho, la última explosión de una supernova en nuestra galaxia
tuvo lugar en 1604 y es conocida con el nombre de
supernova de Kepler.
La gran energía liberada durante la explosión de una supernova hace que
ésta sea claramente visible durante la noche e, incluso, a plena luz del
día. Debido a esto, no es difícil encontrar registros de explosiones de
supernova a lo largo de la historia. Una de las más famosas es la SN
1054 (la supernova del Cangrejo), la cual fue visible durante 23 días y
653 noches a partir del mes de julio del año 1054.
No obstante, el hecho de que no haya registro de explosiones de
supernova durante la época del nacimiento de Cristo parece indicar que
éste no fue el origen de la estrella de Belén.
Nebulosa del Cangrejo, remanente de la supernova que explotó en el año 1054 (Cŕeditos:
NASA, ESA, J. Hester and A. Loll (Arizona State University)
Una
tercera posibilidad es que la estrella fuera un cometa. De hecho así se
nos muestra en muchas de las representaciones de los Reyes Magos,
incluyendo alguna de las pinturas más conocidas como es la Adoración de los Reyes Magos de Giotto. Muy probablemente el maestro italiano se inspirara en la aparición del cometa Halley en 1301, tres años antes de que Giotto pintara esta escena.
Los
astrónomos chinos registraron dos cometas en los años cercanos al
nacimiento de Jesús, en el 5 AC y 4 AC, respectivamente. No obstante, en
la cultura romana y judía, los cometas normalmente se asociaban a malos
presagios por lo que no parece lógico vincularlo con el nacimiento del
Mesías.
Una
alineación se define como el posicionamiento en el cielo de más de dos objetos siguiendo una línea imaginaria.
Ejemplo de alineación.Fuente: Universe today.
Algunos autores han sugerido que la "estrella" no fue un único
objeto sino un
conjunto de estrellas asociadas. Mientras los detractores de esta
hipótesis
argumentan que Mateo cita cuatro veces la palabra "estrella" y, en todos
los casos, en singular, los partidarios de la misma sugieren que
el Evangelista bien pudo utilizar el término de manera retórica, tomando
la parte por el todo, y referirse a un grupo de estrellas utilizando
la palabra en singular.
Una conjunción
se define como el posicionamiento de dos objetos celestes separados
por muy poca distancia (con muy poca diferencia entre sus longitudes
eclípticas, según la definición formal)
La hipótesis de la conjunción daría respuesta a una de las preguntas más
comunes sobre la estrella de Belén: si realmente fue un objeto
espectacular y brillante, ¿cómo es que nadie en Judea, ni Herodes ni
ninguno de sus asesores, la vieron y hubo que esperar a la llegada de
los Magos? Tanto en una conjunción como en una alineación no hay un
aumento de brillo de los objetos. Aún más, solamente los estudiosos del
tema pueden predecir cuando la siguiente conjunción / alineación tendrá
lugar.
Por otro lado, a diferencia de los cometas, las conjunciones /
alineaciones eran consideradas como portadores de buenos augurios, no
solamente por los pueblos paganos sino también por el pueblo judío que,
si bien consideraba la astrología como una blasfemia ya que el hecho de
que las estrellas tuvieran inflluencia en el futuro chocaba frontalmente
con la idea de un Dios omnipotente, sí que consideraban los objetos
celestes como signos de Dios, tal y como se dice en Génesis 1:14
"Dios dijo: «Que haya astros en el
firmamento del cielo para distinguir el día de la noche; que ellos señalen las
fiestas, los días y los años".
¿Ocurrió alguna conjunción en los años del nacimiento de Jesús? La respuesta es afirmativa.
Johannes Kepler, haciendo uso de sus leyes sobre el movimiento de los
planetas, predijo una conjunción de Júpiter y Saturno en el año 7 AC.
El hecho de que Júpiter fuera considerado como el "
planeta de los reyes" y Saturno como el "
protector de los judíos"
añadió sin duda una importante carga simbólica a la conjunción y la
asoció claramente al nacimiento del Mesías, el rey de los judíos.
En este contexto simbólico habría que tener en cuenta asimismo la profecía de las setenta semanas de Daniel 9:24
"Setenta semanas están
determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la
prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer
la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al
Santo de los santos".
Entendiendo las semanas tal y como aparece en Levítico 25:8,
"Deberás contar siete semanas
de años –siete veces siete años– de manera que el período de las siete semanas
de años sume un total de cuarenta y nueve años".
y sabiendo la época del exilio judío en Babilonia, los 490 años de las
"setenta semanas" de la profecía se corresponderían aproximadamente con
la época de la conjunción. Puesto que Daniel estuvo en la corte de
Babilonia, es más que probable que los Magos conocieran la profecía y la
cercanía de la conjunción les hiciera ponerse en marcha hacia
Jerusalén.
Además de su carga profética y simbólica, otro aspecto destacado de la
conjunción lo constituye el hecho de que fueron realmente tres
conjunciones separadas tan sólo unos pocos meses (finales de mayo,
septiembre y principios de diciembre del año 7 AC). Éste es un fenomeno
bastante infrecuente (en promedio ocurre una vez cada 180 años) y que,
sin duda, atrajo la atención de los Magos.
- ¿Hubo otras conjunciones en la época del nacimiento de Jesús?
La conjunción de Kepler no fue la única que ocurrió en las fechas del
nacimiento del Mesías. Un año despues, en 6 AC, hubo una conjunción de
Júpiter, Marte y Saturno con una separación máxima de 8 grados entre los
tres planetas, lo que implicaba que los objetos aparecieran muy
cercanos en el cielo. Al igual que el caso anterior, este tipo de
fenómenos es muy infrecuente, teniendo lugar cada decenas o centenares
de años.
Mucho más espectacular incluso fue la serie de cuatro conjunciones que
tuvieron lugar durante los años 3 AC - 2 AC. Estos fenómenos
coincidieron con las celebraciones del 750 aniversario de la fundación
de Roma y fueron intepretados como un signo de la grandeza del Imperio
Romano en general y del emperador César Augusto en particular. No
obstante, ninguna de ellas podría asociarse a la estrella de Belen si
nos basamos en el dato de que Herodes el Grande falleció en el año 4 AC,
aunque si podrían ser tenidas en cuenta si, tal y como otros autores
sugieren, la muerte de Herodes tuvo lugar el 1 AC.
- ¿Y si la "estrella de Belén" realmente no existió y fuera simplemente un mito?
Algunos autores sostienen que Mateo no se refería a ningún
acontecimiento astronómico extraordinario sino que la referencia a la
estrella de Belén tenía un carácter puramente simbólico. No hay que
olvidar que el Evangelio de San Mateo se dirige principalmente a los
judíos y establece numerosas conexiones con el Antiguo Testamento. En
este sentido, la referencia a la "estrella" serviría para dar
cumplimiento a la
profecía de la estrella
que se relata en Números 24:17. Además Mateo es el único de los
evangelistas que relata el pasaje de los Magos. Resulta particularmente
extraño que San Lucas, el evangelista con mayor rigor histórico, no lo
incluyera. Una posible explicación de esta ausencia del texto de los
Magos en los otros Evangelios lo podemos tener en el hecho de que en la
época en la que éstos fueros escritos no existían los estándares y la
metodología que se utiliza en la actualidad en la investigación
periodística, histórica o científica.
¿Pudiera ser que la historia de los Magos fuera simplemente un texto
mitológico? Podría ser. Sin embargo, hay un detalle que no encaja en
esta hipótesis. Los protagonistas de la historia que nos narra Mateo no
son unos personajes tomados al azar. Lo Magos son estudiosos del cielo,
encargados de intepretar los fenómenos que allí ocurrían.
Por tanto, aunque no podemos descartar al 100% la posibilidad de que la
historia de la estrella de Belén fuera solamente un mito, todo parece
indicar que realmente algo ocurrió en el cielo, quizás algo sutil, no
visible o entendible para todo el mundo y que solamente un pequeño grupo
de sabios, los Magos, fueron capaces de intepretar el mensaje que se
estaba transmitiendo. Esto encajaría perfectamente en el "perfil bajo"
de la entrada de Dios en la Historia a través del nacimiento de Cristo.
Dios no se manifiesta a las élites de Grecia y Roma sino a los pastores,
uno de los colectivos más despreciados de la época. Asimismo, el
anuncio a la comunidad religiosa de Israel no se hace a los sumos
sacerdotes sino a un anciano (Simeón) y a una profetisa (Ana) de una
tribu sin trascendencia en la historia de Israel y a los que, muy
probablemente, nadie hizo caso o incluso escuchó.
- ¿Y si la estrella de Belén fue un milagro?
Supongamos que la estrella fue puesta en el cielo "directamente" por
Dios para anunciar el nacimiento de su Hijo. En este caso, si la
estrella de Belén fue algo que apareció de manera milagrosa, que
desapareció después de cumplir su misión, que nunca antes fue vista y
que no se verá nunca más en el futuro, la ciencia tiene poco que decir
ya que los milagros trascienden el ámbito del método científico. En
particular, los milagros no cumplen uno de los pilares básicos de la
ciencia como es la reproducibilidad de los fenómenos observados, esto
es, la capacidad de repetir un determinado experimento, en cualquier
lugar y por cualquier persona.
Si bien nada nos dice que la estrella de Belén no fuera realmente un
milagro, el hecho de que la gran mayoría de las veces Dios se manifiesta
siguiendo las leyes de la naturaleza, nos hace pensar que la estrella
fue realmente un fenómeno natural.
- ¿Realmente es importante saber si la estrella de Belén existió realmente?
Es lógico y natural el interés de los creyentes por saber si la estrella
de Belén fue un objeto real y si la ciencia puede aportar información
sobre la misma. Asimismo es entendible el interés por cuantificar el
rigor histórico de los hechos relatados por la Biblia. Sin embargo, el
creyente no debe caer en la visión simplista de considerar que el
cristianismo depende única y exclusivamente del grado de certeza que la
ciencia puede aportar sobre la Biblia. Llegados a este punto es
necesario recordar que la Biblia no es ni un libro científico ni
histórico. Si así fuera habría quedado obsoleta hace siglos y no
seguiría teniendo en la actualidad la misma vigencia que cuando fue
escrita.
Más allá de la naturaleza física de la estrella, el creyente puede
aprovechar el relato de los Magos para hacerse preguntas de un calado
más profundo. Mateo nos dice que, cuando vieron al Niño, "se llenaron de inmensa alegría" y que, "cayendo de rodillas, lo adoraron".
Los creyentes del siglo XXI, ¿somos capaces de encontrar a Jesús en el
mundo que nos rodea? Si es así, ¿qué actitud tomamos? ¿Somos lo
suficientemente humildes para adorarle? Y aún más importante, el
encuentro con Jesús, ¿nos cambia tal y como ocurrió con los Magos?.
Referencias:
Fuente:
http://preguntasyrespuestassobrecienciayfe.blogspot.com/2020/01/la-estrella-de-belen-realidad-o-ficcion.html
Me parece increíble el artículo. Muchas gracias
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