Blog del Profesorado de Religión Católica: Breve historia del Vía Crucis

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jueves, 11 de abril de 2019

Breve historia del Vía Crucis

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La expresión latina Vía CrucisViacrucis hace referencia al  camino a la cruz o de la cruz, el que recorrió Jesús durante su Pasión, desde el Pretorio hasta el Calvario. También conocida como “Estaciones de la Cruz”, se trata de una forma de oración desde los acontecimientos ocurridos en ese camino, a los que se añaden la muerte en la cruz, el descendimiento de la misma y la sepultura, propuestos a la contemplación y meditación. Dicho camino se representa con una serie de catorce imágenes correspondientes a esos incidentes. Las estaciones tal como las conocemos hoy recogen datos de los textos del teólogo holandés Christian Kruik van Adrichem  o Christianus Crucius Adrichomius (1533-1585) que presentan doce estaciones que se corresponden a nuestras primeras doce. Actualmente se añade una decimoquinta dedicada a su resurrección. Su número ha variado en el tiempo, pero siempre ha sido un ejercicio espiritual de gran arraigo en la piedad tradicional de la Iglesia. También se llama viacrucis al recorrido por donde se realiza este ejercicio.
3512El viacrucis se reza de pie, en algunos momentos de rodillas, y siempre caminando, deteniéndose en cada imagen, que se denominan estaciones porque los que hacen este ejercicio se estacionan o detienen unos momentos en cada uno de las escenas, para meditar, cantar y orar, con textos en general de penitencia y arrepentimiento. Y así, se va pasando de estación en estación. Las estaciones generalmente se colocan a intervalos en las paredes alrededor del templo. Algunos lugares de oración suelen tener estaciones de la cruz en un terreno cercano, y en los monasterios generalmente se encuentran en el claustro. Las imágenes pueden ser pinturas o esculturas. Algunas representaciones son grandes obras de arte, destacando las de la catedral de Amberes en Bélgica y las del Santuario de Lourdes en Francia. También se puede realizar en espacio abierto y en casa.
Su finalidad es unirnos a Jesús haciendo una peregrinación espiritual a esos momentos tan señalados, y reflexionar sobre el contenido de aquellos acontecimientos que nos hablan a la mente y al corazón. Recordamos con amor y agradecimiento su entrega, procurando actitudes de arrepentimiento, confianza, generosidad, gratitud e identificación con él. El camino de la cruz de Jesús no fue simplemente su camino hacia el suplicio, pues cada gesto o palabra suya, así como lo que hicieron aquellos que tomaron parte, nos revela sobre Dios y sobre el hombre. Por eso, no sólo recordamos el sufrimiento de Cristo, sino que descubrimos el drama y el misterio tan complejo del dolor humano, las trágicas repercusiones del pecado, la generosidad del amor, y la crueldad de la muerte y su definitiva derrota. Además, el camino de Jesús hasta el Calvario, invita a participar en su cruz, reconociendo a su luz, la propia cruz, para cargar con ella cada día, imitándolo a él que «soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la derecha del trono de Dios» (Hb 12,2).
Las estaciones son las siguientes:
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Primera estación: Jesús es condenado a muerte.
Segunda estación: Jesús carga con la cruz.
Tercera estación: Jesús cae por primera vez bajo el peso de la cruz.
Cuarta estación: Jesús se encuentra con su madre, María.
Quinta estación: Jesús es ayudado a cargar la cruz por Simón el Cirineo.
Sexta estación: la Verónica enjuga el rostro de Jesús.
Séptima estación: Jesús cae por segunda vez.
Octava estación: Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
Novena estación: Jesús cae por tercera vez.
Décima estación: Jesús es despojado de sus vestiduras.
Undécima estación: Jesús es crucificado.
Duodécima estación: Jesús muere en la cruz.
Decimotercera estación: el cuerpo de Jesús es bajado de la cruz y acogido por María.
Decimocuarta estación: el cuerpo de Jesús es colocado en el sepulcro.
Decimoquinta estación: Jesús resucita de entre los muertos.
023No siempre ha sido así, y han ido cambiando con el tiempo. Así, en el Medievo, no se mencionan la segunda ni la décima. Por otro lado, algunas que hoy no aparecen, eran comunes entonces. Entre estas, Pilato pronunciando Ecce Homo (he aquí el hombre). La mayoría de estas estaciones han sido tomadas del Evangelio, otras las ha añadido el pueblo cristiano basándose en la Tradición, o en los evangelios apócrifos. Las estaciones descritas en los Evangelios son las siguientes: Primera: en Mt 27,1-31; Mc 15,1-20; Lc 23,1-25; Jn 18,28-40 y 19,1-16. Segunda: en Jn 19,17. Quinta: en Mt 27,32; Mc 15,21 y Lc 23,26. Octava: en Lc 23,27-32. Décima: en Mt 27,35; Mc 15,24; Lc 23,34 y Jn 19,23-24. Undécima: en Mt 27,25 ss; Mc 15,24 ss; Lc 23,33 ss y Jn 19,18ss. Duodécima: en Mt 27,50-51; Mc 15,37;Lc 23,46 y Jn 19,30-33. Decimotercera: en Mt 27,57-59; Mc 15,42-45 y Lc 23,50-53. Decimocuarta: en Mt 27,55-61; Mc 15, 42-47; Lc 23,50-55 y Jn 19,38-42.
38Parece que rezar las Estaciones de la Cruz tiene su origen en Jerusalén durante los primeros tiempos del cristianismo cuando los creyentes marcaron y veneraron aquellos lugares que se relacionaban con la pasión y muerte de Jesús en Jerusalén. Según la tradición, su misma madre visitaba a diario estos lugares de la Vía Dolorosa (que no se llamó así hasta el siglo XVI). San Jerónimo (347 – 420) habla de multitud de peregrinos de todos los países que visitaban los Santos Lugares. Otros documentos de la época describen como los cristianos de Jerusalén recuerdan la Pasión recorriendo el camino del Calvario,  que además se había convertido en la meta de muchos peregrinos desde la época del emperador Constantino (Siglo IV). Pero no existe prueba de una forma fija para esta devoción en los primeros siglos, ni de cual era su recorrido y en qué dirección se hacía, ya que, según parece, hasta el siglo XV muchos lo comenzaban en el Calvario, retrocediendo hasta el Pretorio.
8 0San Francisco desarrolló la devoción a la humanidad de Jesús y en particular a los misterios de Belén y del Calvario. Compuso un bíblico Oficio de la Pasión, una especie de viacrucis que rezaba a diario, que no es como lo conocemos hoy. Fue la Orden franciscana la que, fiel al espíritu de su fundador, cuando el papa Clemente VI en 1342 les encargó custodiar los Santos Lugares, propagó esta devoción, tarea en la que destacó posteriormente San Leonardo de Porto Maurizio (1676 -1751). Fueron los franciscanos quienes establecieron las catorce estaciones del Viacrucis en sus iglesias de Tierra Santa, que debían ser presididas obligatoriamente por un sacerdote franciscano. Esta costumbre se fue extendiendo y fue practicada cada vez por un número mayor de personas que visitaban los Santos Lugares.
33Tras las Cruzadas, ante la dificultad creciente de visitar la Tierra Santa ya sea por la distancia y difíciles comunicaciones, ya sea por la presencia de los musulmanes que dominaban esas tierras y perseguían a los cristianos, se adoptó la costumbre de realizar en otros lugares, algo muy similar a lo que se hacía en Jerusalén. Durante los siglos XV y XVI la devoción por realizar el Viacrucis se extendió a otros territorios cristianos, y de esta manera, los devotos que no tenían la posibilidad de llegar hasta Jerusalén, podrían realizar el Viacrucis representando la Tierra Santa en lugares más asequibles para peregrinar. En varios lugares de Europa se construyeron representaciones de los hitos de Jerusalén, y diferentes manuales para rezar en ellos se difundieron por Europa.
15El beato Álvaro de Córdoba a su regreso de Tierra Santa,  el 14 de junio de 1423 empezó la obra del nuevo convento dominico de Scala Coeli en la sierra de Córdoba donde erigió, quizás, el primer viacrucis fuera de Tierra Santa. Eligió la zona  porque la topografía presentaba una gran semejanza con Palestina, y él haría que se pareciese aún más. Construyó una serie de pequeñas capillas en las que se pintaron las principales escenas de la Pasión en forma de estaciones. En lo alto de una ladera levantó una capilla que llamó “Cueva de Getsemaní”, al valle lo llamó “Torrente Cedrón”. Desde el convento, que representaba a Jerusalén, hasta un monte que dista tanto como el Calvario de Jerusalén, edificó una serie de estaciones que terminaban en el Calvario donde puso tres cruces. Se inicia el viacrucis en la capilla ante la imagen de un Cristo crucificado.
                                                               Imágenes del Viacrucis del beato Álvaro en Scala Coeli.
Hay otros ejemplos en la misma época,  como el de santa Eustoquia Esmeralda Calafato, clarisa, que construyó estaciones similares en su convento en Mesina. Sin embargo, la primera vez que se conoce el uso de la palabra “estaciones” en el sentido actual se encuentra en la narración del peregrino inglés Guillermo Wey sobre sus visitas a la Tierra Santa en 1458 y en 1462, donde menciona catorce estaciones, de las que sólo cinco corresponden a las de hoy día, mientras que siete solo remotamente se refieren a la Pasión.
22La erección y uso de las estaciones se generalizaron al final del siglo XVII, aunque su número variaba. El papa Inocencio XI en 1686 concedió a los franciscanos el derecho de erigirlas en sus iglesias y declaró que todas las indulgencias anteriormente obtenidas por visitar los lugares de la Pasión del Señor las podían en adelante ganar los franciscanos y otros afiliados a la Orden haciendo las Estaciones de la Cruz en sus propias iglesias según la forma acostumbrada. Inocencio XII confirmó este privilegio en 1694, y Benedicto XIII en 1726 lo extendió a todos los fieles. En 1731 Clemente XII lo extendió a todas las iglesias siempre que las estaciones fueran erigidas por un padre franciscano con la sanción del obispo local. Al mismo tiempo fijó definitivamente su número.
021Benedicto XIV en 1742, exhortó a todos los sacerdotes a colocar en las iglesias las estaciones representadas con una cruz. En 1773 Clemente XIV concedió la misma indulgencia a los crucifijos bendecidos para el rezo de las estaciones por enfermos, los que están en el mar, en prisión u otros impedidos de hacer las estaciones en la iglesia, con la condición es que sostengan el crucifijo en sus manos mientras lo rezan. Estos crucifijos especiales no podían venderse, prestarse ni regalarse sin perder las indulgencias, ya que son propios para personas en situaciones especiales.
viernes 4En 1857 se eliminó la restricción de que solo los franciscanos podían erigir y  guiar el viacrucis, y los obispos recibieron facultades para erigir ellos mismos dentro de sus diócesis las estaciones donde no hubiese franciscanos. En 1862 se quitó esta última restricción y los obispos obtuvieron permiso para erigir las estaciones ya sea personalmente o por delegación siempre que fuese dentro de su diócesis. En el año 1837, la Sagrada Congregación para las Indulgencias precisó que aunque no había obligación, es más apropiado que las estaciones comiencen en el lado en que se proclama el Evangelio. Pero esto puede variar según la estructura de la iglesia y la posición de las imágenes en las estaciones. La procesión debe seguir a Cristo mejor que encontrarse de frente con él.
3El Viernes Santo de 1991, Juan Pablo II presentó un nuevo viacrucis con 15 estaciones basadas todas ellas en el Nuevo Testamento, y que comienza con la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní. Fue un intento de acercar ecuménicamente a todas las confesiones cristianas, y aunque se usa alternativamente al tradicional, en ningún caso lo ha sustituido. Juan Pablo II incorporó al recorrido tradicional una última estación, la número quince, a fin de agregar el momento de la resurrección de Jesucristo en consideración a que si Cristo no resucitó, vana sería nuestra Fe (1 Cor 15, 14).

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