A.V.Carrascosa /P.J.Ginés/ReL
A veces ocurre que algunas efemérides coinciden: este año 2019 se celebra el 300 Aniversario del fallecimiento de San Juan Bautista de La Salle,
fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Coincide con el
230 Aniversario del comienzo de la Revolución Francesa y el 30
Aniversario de la caída del Muro de Berlín, que marcan épocas de
persecución.
Un gran pedagogo pionero, una gran obra
En 1950, san Juan Bautista de La Salle fue declarado patrono universal de los educadores
por el Papa Pío XI. Su importancia en la historia de la pedagogía y
alfabetización no es menor. El Instituto de los Hermanos de las Escuelas
Cristianas, que él fundó en el año 1687, enseña hoy a cerca de un
millón de alumnos en más de 85 países. Esta congregación cuenta
actualmente con más de 5.000 hermanos.
La Salle y su congregación impulsaron la escolarización de artesanos y clases populares y enseñanzas técnicas y fueron pioneros en pedagogía. Un artículo en Aleteia recoge varias de las novedades pedagógicas que introdujeron sus escuelas:
1. Agrupar a los alumnos por edades: la lección ya no se impartía individualmente, sino por secciones
2. Enseñarles en su lengua, en lugar de en latín, como se hacía en la educación privada del momento
3. Establecer un horario fijo para las lecciones, algo inédito hasta entonces
4. Intentar implicar a los padres en la educación de sus hijos, algo no tan habitual entre las familias más humildes
5. Establecer un manual pedagógico para los maestros, animándoles a tratar con cariño y respeto a los niños
6. Innovar en estructuras educativas: fundó la primera Escuela Normal para formar profesores, creó escuelas técnicas y correccionales para jóvenes con problemas con la Justicia, es precursor de la escuela secundaria.
7. Ofrecer educación gratuita a pobres en épocas en que sólo los más ricos podían recibir educación; acompañarlos a través de evaluaciones
La Revolución Francesa, contra las escuelas cristianas
El instituto religioso fue aprobado por Benedicto XIII en 1725, pero
sufrió varias etapas de persecución y acoso por parte de poderes
civiles. Unos sesenta años después de su aprobación, la Revolución Francesa obligó a cerrar
sus actividades, de 1792 a 1805. Los revolucionarios desencadenaron la
persecución que produciría al grupo que la Iglesia recuerda como los Beatos Mártires de Los Pontones de Rochefort.
Apresaron a buen número de clérigos, religiosos y hermanos de La
Salle y les exigieron jurar fidelidad a la Revolución. El destino de los
que se negaban a abjurar de sus creencias era la deportación a la
Guayana, en Sudamérica, o a Madagascar, en África. Era una marcha en la
que tenían que aguantar burlas y obscenidades de revolucionarios durante
todo el trayecto.
Al puerto francés de Rochefort llegaron 829 prisioneros, que fueron encarcelados en unas viejas naves en desguace,
que servían de depósito, hospital y prisión. Primero se les robaba todo
y los breviarios y de los rosarios se quemaban. Luego se los asesinaba o
maltrataba de diversos modos.
Unos 542 murieron entre el 11 de abril de 1794 y el 7 de febrero de 1795. Sólo 64, de los que se tiene documentación fehaciente, fueron proclamados beatos por Juan Pablo II el 1 de octubre de 1995, con ocasión del 2° centenario de su martirio.
Su memoria litúrgica se celebra el 2 de septiembre. La fecha se decidió gracias al relato sobre la muerte del beato Salomón Leclerc, a quien el Papa Francisco canonizó el 16 de octubre de 2016. Es el primer santo de la Revolución Francesa.
Murió asesinado junto a otros religiosos por mantener su fidelidad a
Cristo y no jurar la Revolución, un 2 de setiembre de 1792, en el que
iba en un convoy a prisión. Las cifras de muertos de lo que se conoce
como las Masacres de Septiembre oscilan entre 1.247 y 1.368 fallecidos.
Ya en el siglo XX: Francia, España, países comunistas...
Las leyes de secularización de la enseñanza francesa de 1904 a 1912
volvieron a golpear a escuelas de los Hermanos de La Salle. Un fruto de
esta presión fue su internacionalización, llevándoles a abrir en otros
países y difundiendo más su obra.
En España, una gran cantidad de ellos sufrirían el martirio en los años 30,
empezando por los 9 santos mártires de Turón, en la Revolución de
Asturias de 1934, a los que se suman unos 90 más ya beatificados en
distintos grupos: de Almería, Ciudad Real, Cataluña, Toledo y Valencia.
Los mártires asesinados en la Revolución de Asturias
de 1934, dos años antes de la Guerra Civil española
de 1934, dos años antes de la Guerra Civil española
Muchos hermanos de La Salle sufrirían también la persecución comunista en los países del Bloque del Este, hasta la caída del Muro de Berlin hace 30 años, que permitiría volver a abrir escuelas en algunos de esos países.
El esfuerzo de estos religiosos por alfabetizar y escolarizar, y
renovar la pedagogía, contrasta con algunos discursos ideológicos
laicistas. Cuando ha habido libertad, muchas familias han escogido sus
escuelas. Su historia, perseverancia y servicio a la infancia y la educación refuta a los que quieren presentar a la Iglesia Católica como enemiga de la enseñanza.
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