La revista “Religión y escuela” nació en los ochenta para acompañar el tránsito de la asignatura de Religión al nuevo marco educativo que emergió con la democracia. Cuarenta años después, sigue siendo referencia en su ámbito. Su director, Antonio Roura, es el ponente del encuentro de los profesores de Religión de Málaga
El 28 de mayo participa en el encuentro de final de curso de los profesores de Religión de la Diócesis Málaga ¿qué idea principal le gustaría que quedara tras su charla?
Que el Magisterio del papa Francisco ha entendido la relevancia del momento educativo. Nos ha proporcionado claves para construir, con toda la sociedad y desde la educación, un mundo en el que se rehabiliten los vínculos esenciales del ser humano (con lo trascendente, con la naturaleza, con los demás y con uno mismo), que con la “rapidación” tecnológica se habían debilitado.
Sin embargo, en nuestro país, hay una batalla contra la asignatura que no tiene réplica en otros países civilizados
En España, desde algunos ámbitos educativos y culturales, han
convertido la enseñanza religiosa escolar en una caricatura. La
presentan como una extravagancia atemporal que está presente en la
escuela como un rescoldo de la dictadura. Europa, por el contrario, ha
asumido que no es posible la inclusión, ni la creación y consolidación
de sociedades democráticas abiertas y plurales sin inclusión de la
diversidad religiosa. Sin encaje escolar de la diversidad religiosa no
se puede hacer frente a los retos globales. Todos los marcos educativos
que abordan, a nivel global, las competencias que deben ayudar al
alumnado para hacer frente a los desafíos sociales, incluyen el
reconocimiento y conocimiento de la diversidad religiosa como factor
prioritario.
¿Qué tiene el profesorado de Religión que no tengan otros docentes?
Lo primero que quiero subrayar es lo que el profesorado de Religión tiene en común con los otros docentes: legitimidad. Aunque se quiera caricaturizar desde algunos ámbitos, el profesor de Religión es, sobre todo, un profesional de la educación. La responsabilidad, hablo ahora de la enseñanza pública, de proponerlos como profesores cualificados para la enseñanza religiosa escolar es de las diferentes confesiones religiosas, ciertamente, pero quien los nombra es la administración educativa. Son, por lo tanto, trabajadores de la administración educativa. No son una “excepción” que hayan exigido las confesiones religiosas. Lo que, efectivamente, da un carácter diferencial al profesor es la conciencia de relevancia de los saberes que transmite en el aula para la construcción de la identidad personal del alumno, de las relaciones que establece con los demás, etc. Los saberes que se proponen desde la asignatura, puramente curriculares, proponen el contacto de los alumnos, en su desarrollo escolar, con una tradición de sentido que puede ayudarles a comprenderse mejor a sí mismos, a los demás, a la cultura y a la sociedad. El currículo de Religión es la herramienta con la que el profesor abre, desde las fortalezas de su tradición religiosa, a los alumnos a las grandes preguntas de la vida, a los aprendizajes esenciales.
¿Y los padres?
Los padres, cuando matriculan a sus hijos en la asignatura, saben que están eligiendo una asignatura peculiar. Les gustaría que tuviese el estatuto curricular de una asignatura normal –así lo avalan los estudios de la Fundación SM sobre el panorama de la enseñanza religiosa escolar en España– y esperan que la asignatura les ayude en su formación integral y a conocer mejor la cultura en la que están inmersos.
Dígame alguna cifra para apuntalar la necesidad de la asignatura de Religión
En nuestro país más del 60% de los alumnos estudian religión en las escuelas, lo que supone que más de 3 millones de niños, niñas y jóvenes demandan esta asignatura. Se cuentan con los dedos de una mano los centros educativos que en España contemplan la atención a la diversidad religiosa en sus proyectos educativos.
La campaña de matriculación en la asignatura, este año, abunda en la línea sinodal de caminar todos juntos. ¿Qué piensa al respecto?
Como se sabe, el nuevo currículo de religión propuesto por la Comisión para la educación y cultura de la Conferencia Episcopal, ha sido una muestra evidente de este camino sinodal. Un proceso participativo, abierto a padres, profesores y toda la comunidad educativa, para responder a la exigencias del cambio curricular.
Háblenos de la revista que dirige, "Religión y Escuela". ¿Es solo para profesores de Religión?
Tiene una larga trayectoria de diálogo desde la perspectiva católica de la educación con las preocupaciones y la actualidad de la escuela. Además de para los profesores de Religión, de la pública y de la concertada, la revista es un instrumento valioso para el profesor cristiano, sea cual sea su asignatura, y para aquellos profesores que quieran conocer la lectura del momento educativo que se hace desde la perspectiva católica.
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