El primer paso es que haya un currículo. Y lo hay, aunque falta su publicación definitiva en el BOE, que es el visto bueno del Gobierno al trabajo de la CEE. Antonio Fernández, responsable del área de Creación Editorial de la Fundación Edelvives, ve ya un «cambio significativo», pues en su elaboración se ha aplicado «el principio de sinodalidad». «No ha sido realizado solo por expertos en teología, sino que se ha dado pie a todos los agentes implicados: padres, profesores, editoriales…», añade.
Con esta materia prima, las editoriales hacen un primer trabajo de definición de las líneas pedagógicas y metodológicas que van a seguir. Y aquí empiezan los matices, pues cada una pone el foco en algo concreto. Por ejemplo, en el proyecto de Edelvives –se llama FanFest y engloba a todas las asignaturas– tienen mucho peso lo bíblico y la innovación educativa, «en igualdad de condiciones que el resto de asignaturas». Por su parte SM, según explica su gerente de Línea de Edición Religiosa, Javier Navarro, pone el acento en dos ejes, «la pedagogía samaritana o ética del cuidado y la promoción de la persona desde su situación de vulnerabilidad».
El proyecto de esta última editorial, que se titula Edén, plantea sus contenidos, además, desde cuatro vínculos: la relación con un mismo, con los demás, con Dios y con el entorno. Todo esto, añade, tiene conexión con el proyecto global, Revuela, que afecta a todas las materias y apuesta por una competencia transversal: aprender a cuidar.
Definidas las prioridades, que se realizan en comunicación con el resto de la comunidad educativa, autores, editores e ilustradores y demás equipo editorial, se ponen manos a la obra para elaborar unas primeras unidades modelo, que servirán de guía para el resto. Ahí se desarrollan los contenidos o situaciones de aprendizaje, esto es, explica Navarro, «el anclaje del contenido en la experiencia del niño, de modo que sea significativo». Fernández abunda en esta idea: «Buscamos que los alumnos descubran cómo se vive la dimensión sacramental o el compromiso con la justicia desde su realidad más cercana». En este sentido, el modelo de aprendizaje y servicio juega un papel esencial, pues puede ser una forma concreta de hacer visible la antropología cristiana o la doctrina social de la Iglesia. «Se trata de que se puedan implicar y comprometer en su entorno más cercano. Al final, estos saberes básicos se traducen en la transformación de las personas, en una educación de la interioridad y en una dimensión social», añade este responsable de la Fundación Edelvives, que ha lanzado, además, una campaña en favor de la asignatura.
Por su parte, desde el Grupo SM, añade Javier Navarro, se busca que los alumnos de Religión desarrollen «unas competencias que sumen a su entorno y construyan una comunidad y sociedad que se acerque a lo que Jesucristo anunció como Reino de Dios».
Fuente: https://alfayomega.es/como-se-hace-un-libro-para-la-clase-de-religion/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Añade un comentario