El humanismo griego especifica que la plenitud de ser hombre consiste en alcanzar la virtud y el saber. Así mismo, el humanismo Renacentista considera dentro de la mencionada pretensión las letras y el arte de manera original, y en el siglo XXI se expone un humanismo dialógico que aboga por los derechos y exigencias de los demás (Choza 2019). Por su parte y según Bellah, la religión emerge a partir del juego que dio lugar a los rituales y las narrativas míticas que procuraron brindar una referencia de conducta, y en la era axial se genera una cultura teórica con una conciencia autorreflexiva (Lara de la Fuente 2019).
Con correspondencia a lo anterior y con la presencia de antihumanismos se remarca el humanismo teórico y práctico, donde se convoca a las universidades a mantener unidas las culturas científica y humanista desde la corroboración de que “es el hombre entero el creador, gestor y destinatario del saber” (García Gómez-Heras 2019, 618). En la actualidad, una religión y humanismo teórico exigen una práctica vivencial para no prescindir de los principios y derechos fundamentales del y para el ser humano.
Para ejemplificar, en una investigación desarrollada en México con 154 estudiantes se consideró que “los valores se forjan en la familia pero que a lo largo de la vida intervienen la religión, amigos y la educación basada en enseñanza centrada en el rendimiento” (Reyes y Hernández 2019). Entonces, es sustancial generar acciones formativas, críticas y reflexivas desde todos los ámbitos inherentes al ser humano.
En relación con este tema, se proyecta una antropología con carácter universal para todas las religiones –ecuménica- que busca un desarrollo integral de la persona desde la trascendencia, aseverando que “la religión sólo puede ser entendida desde la experiencia mística” (Rielo 2013, 11). Mística en el sentido de una relación donde el ser humano está abierto al Absoluto por el propio Absoluto mediante el amor. Dentro de este marco, se expone una estrategia del proyecto denominado Gamificación de las Ciencias Humanas hacia la consolidación de hábitos, donde se plantea la práctica del “Administrador Humanista” con 130 estudiantes de la Universidad Técnica Particular de Loja –centro católico ecuatoriano- que consistía en desarrollar una misión solidaria de manera cooperativa, y se evidenció mediante un cuestionario aplicado con escalas de actitudes tipo Likert lo siguiente: al 93.8% de estudiantes el colaborar con la sociedad le ha brindado satisfacción personal, al 94.6% el acto de ayudar a los demás le ha estimulado un espíritu más humanitario y el 89.3% especifica que compartir y trabajar interdisciplinariamente en un proyecto social con personas de diversas carreras ha fortificado su formación personal y comunitaria.
En definitiva, es importante promover en los jóvenes el análisis del contexto y aporte social desde una consciencia basada en los más altos principios del ser humano, donde el amor es la religión universal y factor trascendente que dignifica a la persona por defecto.
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