La
política es un arte que, desde hace siglos, se practica de forma
exquisita en la curia vaticana. Coincidente con el gobierno de Rajoy, los obispos españoles hicieron un voto de silencio público y
se dedicaron a las cuestiones domésticas, en particular a las sociales,
que es lo que caracteriza a este pontificado. Se instalaron en una zona
de confort que les permitía digerir con calma los nuevos vientos del Papa Francisco que, sobre España, traía claras instrucciones de no intervención política.
En esas estábamos cuando llega Pedro Sánchez, alentado por el radicalismo de Podemos, y
se empeña en una agenda trampa contra la Iglesia, actualizando lo peor
de la música de Zapatero: la legalización de la eutanasia, la asignatura
de religión en la escuela, las trabas a la educación concertada, la
oposición al proceso legal de las inmatriculaciones, la cantinela de los
privilegios fiscales, la despenalización de los delitos de odio contra
las religiones y, por último, la exhumación trampa de los restos de Francisco Franco. Y para más inri, el chantaje permanente de la denuncia de los Acuerdos entre la Iglesia y el Estado
y la campaña de la pederastia, que pretende, entre otros efectos, hacer
de la Iglesia una institución odiosa para la sociedad. Una estrategia
alentada en voz baja desde determinados terminales del poder.
Y en esas estamos cuando el gobierno de Pedro Sánchez comete el error de llevar al Vaticano sus dislates de la forma más torpe posible.
En Roma han saltado las alarmas y en España muchos obispos comienzan a
inquietarse, en vísperas de un proceso de renovación de cargos en la
Conferencia Episcopal. Entre otras razones porque, también con el tema
de Franco a estas alturas, lo que está en juego es la libertad de la Iglesia. Porque
una cosa es pretender salirse del carril de la política, tender puentes
con la izquierda y marcar distancias con la derecha política y
sociológica, como han pretendido algunos, y otra ver cómo se deslegitima
la función histórica y social de la Iglesia en la sociedad española,
las posibilidades reales de ejercer su misión en libertad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Añade un comentario