Se llamaba Laura, tenía
doce años y estaba en primero de la ESO. Se reunió la noche de Haloween con sus
amigos para hacer botellón. Era en San Martin de la Vega, a 40 Km de Madrid. El
lugar era perfecto para la fiesta…un descampado, un cerro de muy difícil acceso
y sin ninguna iluminación. La movida era barata, los chavales pusieron 8 € por
cabeza para la fiesta.
Como no podían comprar
alcohol, le dieron el dinero a un chaval mayor de edad que se embolsó 5€ por ir
al Súper a comprar botellas.
En un momento de la
fiesta la cría se enfadó con sus amigos y se metió entre pecho y espalda una
botella de ron para superar el cabreo. Fue tanto lo que bebió que se desmayó.
Al principio sus amigos se burlaban de ella, “Mira, tío, qué floja, va a echar
las papas”. Cuando la cosa se puso fea, y puesto que ella no reaccionaba,
temerosos de los que pudiera ocurrir, la metieron en un carro de un
Supermercado y la llevaron al Centro de Salud. Tardaron una media hora. En ese
momento pidieron ayuda. Laura llegó con parada cardiorrespiratoria y fue
trasladada en UVI móvil al Hospital 12 de Octubre...donde murió pocas horas
después
Sus padres, a los que la
policía había alertado en dos ocasiones por el exceso de alcohol que había
ingerido la cría meses antes, lloraron su pérdida. Su pueblo decretó un día de
luto oficial y su Instituto hizo un minuto de silencio.
5 euros, eso costó la
vida de Laura.
Otras noticias de
menores iban llegando y alarmado a los mayores: peleas organizadas, grabadas y
difundidas en Lugo protagonizadas por chavales de 14 años, más comas etílicos
en otras partes del país…
Mientras tanto un
colectivo de padres y madres iniciaban una huelga pidiendo que los profesores
no pusieran deberes a sus hijos durante el fin de semana, los partidos
políticos seguían sin ponerse de acuerdo con la enésima Ley de Educación; la
Administración seguía haciendo malabarismos con la Enseñanza: habían quitado
una hora de Religión, luego habían retirado la asignatura de Ética, antes otros
la habían quitado de Ciudadanía y unos y otros quitaban y ponían diciendo que
la Escuela no puede educar en valores, que debe ser la familia.
Ese día el país entero
hablaba de la cobra que dos famosos habían protagonizado en televisión y de los
amores y desamores de los ricos que se paseaban impúdicamente en las pantallas
como si nos fuera la vida en ello esos romances adolescenciales.
En el Parlamento algunos
políticos cobraban por insultar y hacer de la mala educación una gracia.
Y mientras esto ocurre nadie
dice nada…nadie se atreve a decir que entre unos y otros hemos desprovisto de
cualquier armazón ético a nuestros chavales. Los padres no hacen de padres y
hacen de amigos, los profesores se ven obligados a hacer de padres, los
policías tienen que hacer de profesores…y así se va fabricando una generación
desprovista de referentes éticos porque nadie se pone de acuerdo en nada y
porque la exigencia se ha convertido en sinónimo de algo pretérito.
Una amiga profesora me
decía: pide una tutoría y las familias presentarán dificultades para poder
acudir y concordar la cita; quítales el móvil a sus hijos y al cabo de una hora
los tendrás allí para pedirlo.
En eso les podemos
convertir, en pequeños déspotas caprichosos a los que hay que domeñar dándoles
cosas y no exigiéndoles nada.
Mientras tanto, los
mayores iremos poniendo pegas a la defensa de valores humanos por el pudor
cobarde de respetar la libertad de los chavales; les daremos cosas, pero no les
daremos tiempo; les daremos caprichos pero no les regalaremos exigencia; les
reiremos las gracias pero no les pararemos los pies; les entretendremos pero no
nos atreveremos a quererlos.
Es verdad, Laura murió
de un coma etílico, víctima, como tantos adolescentes, de un coma ético que
–por nuestra cobardía- está dejando a nuestros chavales tirados en la vida,
tirados por 5 euros, tirados en carros de Supermercados.
JOSAN MONTULL
@JosanMontull
@JosanMontull
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