El autor del ‘Informe 2020 Panorama de la Religión en la Escuela’ ha participado en el foro de la CEE sobre la reestructuración del currículo de la asignatura |
Apostar por una clase de Religión en salida como respuestas a los desafíos del siglo XXI. Esa es la propuesta que ha hecho Carlos Esteban en el foro promovido por la Comisión para la Educación y Cultura de la Conferencia Episcopal Española (CEE), que ha celebrado su segunda sesión hoy, 2 de marzo, con el objetivo de dialogar sobre la reestructuración del currículo de esta asignatura. Esteban es autor del ‘Informe 2020 Panorama de la Religión en la Escuela’, publicado por la Fundación SM, y del libro ‘La clase de Religión en salida’ (PPC).“Precisamente por el hecho de estar en el marco de una Iglesia en salida, necesitamos una clase de Religión que no esté encerrada en sí misma”, ha dicho Esteban, ya que esta “sería una clase de Religión enferma, y su luz deja de ser luz”. Y es que, con la llamada del papa Francisco a ir a las periferias, “la Iglesia vuelve al evangelio”. Esto, para el autor, “no es un debilitamiento, no es una huida, sino una conversión profunda. Una vuelta a las raíces”.
Unas raíces, precisamente, que se recogen en el documento sobre la Enseñanza Religiosa Escolar (ERE) en España, de 1979, donde se la definió “como formación humana y un servicio eclesial a la educación y a la sociedad”. “De los fines educativos de entonces emergen los aprendizajes esenciales de la clase de religión: culturales, sociales y éticos y vitales”, ha dicho Esteban, quien, además, ha animado a “hacer con ellos una nueva geografía para la clase de Religión”, para que esta no se convierta en “un mini catecismo ni una mini síntesis de los estudios eclesiásticos”.
Contribución de la Iglesia al humanismo
Para Esteban, “una ERE en salida está llamada a dialogar con las nuevas pedagogías, con la escuela y la sociedad del siglo XXI”, porque “nada de lo humano nos es ajeno” y, de hecho, “cuando la ERE en salida dialoga con lo nuevo se descubren sinergias que mejoran la escuela y la sociedad”. Así, Esteban ha señalado cuatro espacios de diálogo que abrir para lograrlo: con las competencias clave de la UE; con la competencia global de la OCDE; con el humanismo de la Unesco y con la Agenda 2030 y los ODS.
“Una ERE en salida debe dialogar con la ciudadanía global, con la educación intercultural, con la cultura democrática“, ha subrayado, ya que existe “una evidente afinidad entre el pensamiento social cristiano y estas preocupaciones sociales que, cualquier diálogo que establezcamos, nutrirá a la ERE de estos aprendizajes esenciales y no solo porque aporta valores, sino motivaciones necesarias, creencias e ideales”.
“Propone, que no impone”, ha matizado. Por todo ello, “una ERE en salida es una contribución al humanismo, una contribución de la Iglesia al bien común”. Y, como Iglesia, “estamos llamados a salir, como poco, a un nuevo atrio de los gentiles”.
Por su parte, coincidiendo con la exposición de Carlos Esteban, Francisco López Rupérez ha expuesto los ‘Desafíos del Aprendizaje a lo largo de la vida’. En su aportación, el director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela ha defendido que, desde una perspectiva no confesional, “en este contexto de multiculturalidad necesitamos una matriz moral” que, en el caso de la civilización occidental, se encuentra en la tradición cristiana. “De esta forma, la aportación de la enseñanza de la religión cristiana es un medio de explicitación de esa matriz moral para el individuo del siglo XXI”, ha aseverado.
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