El nuevo gobierno de Sánchez se propone modificar las condiciones en que se imparte la asignatura de Religión y Moral Católica.
La ministra de Educación actual, Isabel Celaá, ha anunciado lo que supondrá un retroceso en las condiciones en las que se imparte, con la Lomce, la asignatura de Religión Católica, de manera que pierda su trascendencia académica.Me resulta difícil comprender por qué un gobierno se empeña en obviar la opción libre de numerosas familias que, en su derecho constitucional a la libertad religiosa, abogan por una formación religiosomoral para sus hijos que, al ser menores de edad, se educan según las creencias de sus progenitores.
No es de recibo estar presente en la Escuela y no contribuir, como el resto de las asignaturas, a la formación académica de los alumnos.
Al resto de las dificultades actuales para el aprendizaje, tales como falta de atención, falta de disciplina, falta de motivación, falta de una buena base de conocimientos previos, entre otras carencias, se añade con esta medida un desafío mucho mayor, como es el de mantener la calidad de la formación religiosa, partiendo de una desventaja académica que afecta gravemente a la labor del profesorado de Enseñanza Religiosa Escolar.
De todos es sabido que con la aplicación de la Lomce se aumentó el número de alumnos matriculados en Religión y Moral Católica en las enseñanzas medias. En Bachillerato se ha llegado incluso a duplicar el número de matriculados por curso.
La ministra de Educación ha anunciado también que crearán una asignatura de valores cívicos y éticos que no será optativa, es decir, que será impuesta por el Estado.
Esta asignatura parece que será semejante a la de Educación para la Ciudadanía, que introdujo el gobierno socialista capitaneado por Zapatero y que obtuvo el rechazo de asociaciones de padres católicos y de los docentes católicos, por ir en contra de sus ideas y creencias, procedentes de la moral católica.
¿Por qué se impone una asignatura así? ¿No es contradictorio que se les enseñe a los chicos desde unas creencias en la asignatura de Religión y desde otras contrarias en este tipo de asignaturas? ¿Respeta esta medida la libertad de los padres o tutores legales de los alumnos?
Aún hay más, Celaá advierte que la asignatura no tendrá otra asignatura alternativa, lo cual es muy preocupante porque ¿Qué ocurre con los alumnos que no cursen Religión? ¿Qué hacen en ese tiempo? ¿Con quién están, con profesorado de guardia o de libre disposición?
Opino que la asignatura de Religión debe tener una asignatura alternativa de calidad. Lo bueno sería que, ya que la de Religión es una asignatura confesional, el resto de alumnos que no están inscritos en ella cursen una asignatura de Religión no confesional.
Como ha afirmado la Conferencia Episcopal Española, cito textualmente: La asignatura debe tener una consideración adecuada en el sistema educativo ya que es necesaria para una formación integral de la persona, según la libre decisión de los padres y no puede ser sustituida por una ética del Estado impuesta por los poderes públicos. Y, añado, todo ello en consonancia con el dictamen del Tribunal Constitucional, que avala que un Estado aconfesional garantice la religión como asignatura evaluable.
Esperanza Sanabria Chamizo
Fuente: https://www.diocesismalaga.es/optica-de-fe/2014049561/la-asignatura-de-religion-/
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