Gloria Fuertes

"Joven, a menudo te preguntarán: ¿Dónde está Dios? ¿Se ve o no se ve? Chico, si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se va. De nada te servirá que te diga que Dios vive en tu voz. Que Dios está en la flor, en el pájaro y en la llaga, en aquello que es feo, en lo que es triste, en el aire y en el agua; Dios está en el mar y, a veces, en el templo. Dios está en el dolor que no se va y en el viejo que pasa, en la madre que padece, en la mujer pública y en la mezquita blanca. Dios está en la mina y en la plaza, es bien cierto que está en todas partes, pero hay que verlo sin preguntar dónde está, como si fuera un mineral o una planta.
Adéntrate en el silencio, mírate la cara... ¿no tienes suficiente con el misterio que ves y sientes? Pasa un niño cantado, tú lo aprecias... Dios está. Lo tienes en la lengua cuando cantas, en la voz cuando no blasfemas y cuando preguntas dónde está, esta curiosidad es Dios que corre por tu sangre. Está en los ojos cuándo ríes, en las venas cuándo amas, en ti siempre, pero tienes que verlo tú mismo, no sirve que te lo digan... tienes que sentirlo tú cómo trepa, cómo araña, limpiando las paredes de tu alma. Pero Dios se aleja de quien reza y no ama, de quien va a misa y no enciende en los corazones de los pobres luces de esperanza; lo puedes encontrar en el suburbio a primera hora de la madrugada, en el hospital y en la cárcel.
Si te angustia este hombre que va en zapatillas, si te hace sospechar la vida de quien sube y no baja, si sin motivo una angustia se te clava en las entrañas, si te encuentras un día silbando de buena mañana y sonríes a todo el mundo y a todo el mundo das gracias, Dios está contigo, bajo la camisa."