Blog del Profesorado de Religión Católica: Carta desde el monasterio - 4º ESO - Tema 4: La Iglesia, en el mundo o fuera de el?

Novedades en Religión y Escuela

lunes, 1 de febrero de 2010

Carta desde el monasterio - 4º ESO - Tema 4: La Iglesia, en el mundo o fuera de el?

Querida familia:
Hace menos de un mes que llegué al monasterio y sin embargo me siento aquí más completa que en ningún sitio que haya estado antes.
Espero que todo siga igual de bien por el pueblo y que mantengáis vuestra buena salud.
Tal y como me pedisteis, aquí tenéis una carta detallada de mi día a día en el monasterio de Santa Clara.
A pesar de que el monasterio está alejado de los pueblos de la zona, os sorprenderíais al comprobar lo poco que necesita del resto del mundo para su mantenimiento, es completamente autosuficiente; elemento imprescindible para un lugar de retiro espiritual. Posee muchas dependencias: las celdas, el huerto, el almacén, el palomar, las cocinas, el claustro y la Iglesia, para nosotras el lugar más importante. E incluso contamos con una hospedería para los viajeros y peregrinos que pasan por estos parajes.
Cada mañana me levanto mucho antes del amanecer y nos preparamos para realizar la primera oración del día, los Maitines, que como todas es una oración común, en la que meditamos, leemos y cantamos ciertas partes de la Biblia.
Cuando terminamos la oración nos aseamos en el río que pasa junto al lado del monasterio, para justo al amanecer empezar los Laudes, realizando así una oración para alabar y dar gracias por el nuevo día.
Después con mucho cariño y mimo preparamos nuestro surtido de repostería que ofrecemos con gusto a los viajeros.
Tras este rato en la cocina, regresamos a la Iglesia para la Tercia. Que normalmente utilizamos para oficiar misa.
Hasta la una de la tarde trabajamos en el huerto, recolectando las hortalizas que luego cocinaremos.
En torno a la una y veinte nos volvemos a reunir para rezar, y tras esta oración nos dirigimos hacia el refectorio: una habitación en la que hay colocadas largas mesas. Comemos en un completo silencio, al tiempo que una de nosotras (por turno) se sube al púlpito y lee partes de la Biblia.
Debo decir que a pesar de que el menú es algo monótono es muy sano, normalmente a base de verduras y hortalizas cocidas con manteca o tocino. Dejando carnes y pescados para celebraciones especiales.
Después de la comida cada una nos dedicamos a realizar distintos trabajos manuales, porque como dijo San Benito:
La ociosidad es enemiga del alma. Por eso debemos ocuparnos en ciertos tiempos al trabajo manual, y en ciertas horas a la lectura espiritual.
Cuando llega la hora nona, pasadas las tres de la tarde, volvemos a reunirnos todas para orar.
Después de la oración nos dedicamos a terminar nuestros quehaceres: como coser, y organizar la abadía.
Antes de nuestro rato libre toda la comunidad nos reunimos en la Sala Capitular con la abadesa Inés, quien preside nuestro monasterio. A pesar de que como toda persona con un puesto como el suyo, es sin duda estricta, pero mostrándonos con cada una de sus palabras como ser fiel al camino. En este encuentro reflexionamos sobre nuestro comportamiento, dándonos cuenta de nuestras faltas, además de informarnos sobre cuestiones cotidianas y leemos algún capítulo de la Regla de San Benito.
Como ya he mencionado antes tenemos un rato libre en el que normalmente hablamos y paseamos por el claustro.
Al atardecer celebramos las Vísperas una oración solemne de acción de gracias, tras la cuál cenamos.
Antes de retirarnos a dormir nos volvemos a reunir en la Iglesia para las Completas, oración penitencial.
No puedo negaros que algunas veces la vida en el monasterio es un tanto dura pero la cercanía y el amor que comparto a diario con Dios es más de lo que puedo expresaros.
Todo lo que puedo añadir es como San Benito dijo un día: “Ora et labora”.

Un fuerte abrazo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Añade un comentario

En calidad de Afiliado de Amazon, obtengo ingresos por las compras adscritas que cumplen los requisitos aplicables