El obispo de Osma-Soria reivindica la clase de Religión «para hacer personas»
«Promueve la verdad, la bondad y la belleza», señala Monseñor Abilio Martínez Varea
«La
enseñanza de Religión Católica ayuda a crecer, a hacer personas y a ver
el sentido de la vida, ya que el profesor ofrece a sus alumnos la
capacidad de optar siempre por la búsqueda de la verdad, la bondad y la
belleza». Así lo cree y así lo cuenta el obispo de Osma-Soria, Abilio
Martínez Varea, en su última carta pastoral coincidiendo con el arranque
del periodo de matriculación en los centros educativos de Soria para el
próximo curso.
En su escrito, y
ante los ataques que recibe la enseñanza de esta asignatura, el prelado
reivindica la importancia de la Religión en la formación en valores, así
como la demanda existente entre las familias y los escolares que
apuestan cada vez más por matriculase en esta materia. De hecho, el
religioso hace referencia al último informe de la Conferencia Episcopal
Española, en el que se pone de manifiesto que al menos seis de cada diez
alumnos de Infantil, Primaria, Secundaria y Bachillerato de toda España
optan por cursar Religión, lo que suponen más de 3,5 millones de
alumnos. En su misiva, el obispo de Osma-Soria también hace suyas unas
palabras del Papa Francisco, en las que da tres claves que deben tenerse
en cuenta en materia educativa: humanizar la educación; apostar por el
la cultura del diálogo; y sembrar esperanza.
Sobre
la primera, asegura que la escuela, ante todo, debe educar personas
íntegras, pero que la clase Religión, además, «abre horizontes hacia los
otros y hacia la trascendencia, y combate el individualismo que rodea y
empobrece a la sociedad». «Necesitamos educar a nuestros niños y
jóvenes para que sean capaces de dar respuesta al sentido de su propia
vida y sepan buscar el bien del resto de la sociedad», señala Martínez
Varea, al insistir en que la Religión enseña a respetar, a ser honrado y
atender al débil así como a tener un espíritu crítico.
Respecto
a la cultura del diálogo, Martínez Varea ve necesario educar en ella y
evitar la confrontación entre la fe y la cultura así como enseñar en el
conocimiento de otras tradiciones. Pero primero, advierte, «debemos
conocer nuestra propia cultura e identidad, que en este caso hunde sus
raíces en el cristianismo». Finalmente, el prelado anima a los escolares
a apuntarse a clase de Religión Católica «porque siembra esperanza y
permite a las personas ser más felices y alegres y luchar por un mundo
mejor».
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