Enfrentamos un curso difícil en
cuanto a materia de adoctrinamiento escolar se refiere. El supuesto estado de bien
estar tiene varios frentes abiertos opuestos al derecho, otorgado por la Constitución,
que tienen los padres a que sus hijos no sean educados en contra de sus
convicciones. Sin tocar todos los temas, pero para que se entienda claramente
lo que queremos decir, comentemos brevemente algunas situaciones.
Existe una amenaza constante de
supresión de unidades para los centros privados concertados, incluyendo
aquellos que optan por la educación diferenciada. Una insensatez teniendo en
cuenta que este tipo de centros supone una importante contribución a la
libertad de enseñanza. En este mismo orden de cosas, los centros privados no
concertados empiezan a vislumbrar una censura en sus idearios y metodologías.
Esto encaja perfectamente con la eterna negativa a la puesta en marcha de
mecanismos como el del cheque escolar.
Encontramos una enfermiza
obsesión por erradicar la asignatura de Religión Católica de las aulas,
reduciendo minuto a minuto, con cada nueva legislación, las horas semanales de
esta importante parcela de conocimiento. Esto contrasta paradójicamente con
aquellos que, luchando por una escuela laica, promueven ahora la enseñanza del Islam.
En las aulas se va asentando con
fuerza la dictadura del lobby LGTBI, que supone una intromisión, y una
interferencia grave, en la educación afectivo-sexual que muchos padres desean
para sus hijos. Las aberrantes prácticas homosexualistas que se ofrecen al
alumnado, de múltiples formas, chocan con las enseñanzas de la Ciencia, además
de con el sentido común.
Vemos también muchos mensajes de
odio, por parte de demasiados profesores, que campan a sus anchas en la
palestra porque nadie quiere complicarse la vida poniendo una solución. Nos
referimos a todo tipo de comentarios de difamación a sacerdotes, a monjas, a
todo aquello que suene a cristiano. Además, se suceden mensajes a favor del
crimen del aborto y múltiples comentarios gratuitos sobre las bondades de la
opción política elegida por el profesor de turno. Y ocurre en cualquier
asignatura, al margen del currículo, que deja de impartirse de manera
profesional y objetiva.
Todo ello constata las
deficiencias graves del sistema educativo español y que los legisladores
quieren ignorar presumiendo, a la vez, de luchar por un pacto educativo y de
querer mejorar la calidad de la enseñanza.
En un puesto
de la comunidad educativa están las familias, que observan pasivas como los
colegios e institutos les roban su derecho a educar a los niños. Esta
pasividad, es importante señalarlo, se debe muchas veces a desconocimiento, pues
gran parte de las cosas que suceden en los centros se dan a puerta cerrada; y
muchas veces, los propios alumnos callan ante estos abusos por parte de sus
docentes.
Cosas como las aquí presentadas
señalan que nos adentramos en un curso escolar que batirá records en concepto
de adoctrinamiento escolar. Si esto se une a la pasividad de grandes
instituciones que podrían hacer frente a esta situación, podemos repetir, con
el poeta, que nos encontramos en una España de fiesta y pandereta.
Jorge Calandra Reula. Presidente
de ADVCE.
ADVCE - Asociación para la Defensa de los Valores Católicos en la
Enseñanza.
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Fuente: vía email.
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