Presentar
la fe en la escuela siempre es un reto a gran escala; sin embargo,
justo por tratarse de un campo complejo que bien podríamos llamar de
frontera, vale la pena tomar en cuenta al menos seis puntos o criterios:
1. No hacerse menos frente a las otras materias o asignaturas:
Hace unos años, la Conferencia
Episcopal Española, lanzó un video para animar a los estudiantes a que
se inscribieran a las clases de religión. El argumento giró en torno al
hecho de que prácticamente todas las materias tienen que ver con el
cristianismo. Por ejemplo, el gusto o interés por la arquitectura y su
relación con el diseño de las catedrales. A veces, podemos caer en la
tentación de bajar la exigencia frente a otras materias ligadas al campo
de las ciencias exactas; sin embargo, hacerlo provoca un efecto
negativo en los estudiantes, pues fácilmente se dan cuenta de si hay o
no fundamentos como para interesarse en lo que les vamos a plantear. En
otras palabras, la hora de religión es tan seria y formal como la de
geografía.
2. Desmantelar los prejuicios más sonados:
Damos por hecho que un maestro siempre
debe construir conceptos; sin embargo, ¿nos hemos puesto a pensar que, a
veces, hay que hacer justo lo contrario con el objetivo de permitir que
razonen por ellos mismos? Religión para muchos es “relleno, imposición
ideológica, negocio, la causa de las guerras, algo negativo que vieron
en una serie”, etc. Un alto porcentaje llega creyendo que el Vaticano
podría venderse y con ese dinero acabar con el hambre. ¿Qué hacer?
Explicárselos desde el punto de vista contable, así como aclararles que
por los Pactos de Letrán no se puede celebrar una compraventa. Al
ponerles una gráfica en la que vean que la pobreza es un problema que no
se resuelve simplemente por vender y repartir el dinero, la cosa cambia
y, entonces, empiezan a darse cuenta que sobre la fe hay muchos
conceptos sin sustento. Se trata de proporcionarles datos que los hagan
despertar y pensar.
3. Hablar de Dios desde la ciencia:
Cuando describimos a Dios –como
aproximación, pues es imposible agotar todo lo que significa- hablamos
de ciertos rasgos que lo distinguen. Para una mayor comprensión,
debemos de buscar dichas características en la naturaleza. Si decimos
que es infinito, hagámosles ver que esto existe en las matemáticas
(números infinitos), de modo que no se trata de una noción abstracta. Si
lo tenemos en los cálculos, ¿por qué no habría de darse en el ámbito
espiritual? Cuando, por citar otro caso, afirmamos que él nos pensó y/o
diseñó, porque no somos producto del azar, hablémosles del ciclo del
agua, a fin de que descubran que solo un ser inteligente pudo estar
detrás de un proceso tan sofisticado. ¿Qué logramos con eso? Demostrar
que la suerte no crea un sistema. Decía el P. Jorge Loring S.J., que si
el azar fuera la causa de nuestra existencia, podríamos arrojar cientos
de ramas y saldría una pequeña casa de madera. Que hagan el experimento
con una maqueta y verán que solo midiendo, pegando, en fin, calculando,
se podrá hacer.
Sobre dicho punto, las vías de Santo Tomás de Aquino son un recurso tan interesante como eficiente.
Sobre dicho punto, las vías de Santo Tomás de Aquino son un recurso tan interesante como eficiente.
4. Datos curiosos:
La Iglesia tiene dos mil años de
historia y, por lo tanto, está llena de datos curiosos. Existen varios
videos al respecto que se pueden proyectar como punto de partida para
generar interés y atención de un modo saludable. Las vidas de los santos
tienen anécdotas muy humanas que hacen accesible la fe. Cierto, los
datos nunca serán un fin, pero sirven de medio y ya es ganancia; sobre
todo, frente a la indiferencia de nuestras sociedades secularizadas.
5. La propia experiencia de fe:
No se trata de ponernos como ejemplo,
sino de compartir cómo ha sido nuestra experiencia de Dios o aquellas
veces en las que sabemos que existe pero no lo sentimos. Los estudiantes
captan rápido cuando hay fe de por medio. Aunque hay aspectos teóricos
que no se deben pasar por alto, hablar desde la propia vida, les da
pistas para que se animen a tener algún momento voluntario de oración
(de la que nace el compromiso de tipo social, de ciudadanía).
6. Ofrecer acompañamiento:
Hay que saber escuchar y acompañar los
procesos de los estudiantes. Hacerlo, desde una sólida formación
profesional, pues es un rubro delicado en el que no pueden caber
improvisaciones. Ahora bien, es decisión de ellos aprovechar la
oportunidad o dejarla pasar. Insistirles más de la cuenta, echa a
perderlo todo. Formamos conciencias, pero en libertad.
-----------------------------------------------------------------------------------Enlace del audio-artículo del mes, titulado: Fe y administración.
http://mx.ivoox.com/es/fe-administracion-audios-mp3_rf_17308370_1.html
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http://mx.ivoox.com/es/fe-administracion-audios-mp3_rf_17308370_1.html
Fuente: http://www.religionenlibertad.com/puntos-para-una-clase-taller-religion-interesante-55565.htm
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