Paco Aranda
Cada año por
estas fechas aparecen dispares conjeturas que tratan de identificar la estrella
del relato de Mateo sobre los Magos de Oriente. ¿Un cometa? ¿Una conjunción de
planetas? ¿una nova?
Intentos
innecesarios porque la estrella de Oriente , que guió a aquellos sabios, no es
una acontecimiento astronómico natural. La estrella no brilla; se mueve; no
sólo conduce a los sabios al oeste; gira y, de pronto, se dirige al sur, hacia
Belén, con la precisión de un GPS: “se paró
encima de donde estaba el niño” Increíble; es que estamos ante una
afirmación teológica; el nacimiento de Jesús es la llegada de la Luz que atrae a los
sabios, gentiles, hacia su resplandor
Tampoco
merece la pena entrar en el tema de si reyes, si tres, si magos ( gente con
sabiduría terrena) y otras cuestiones . Puede que Mateo tuviese delante el
texto de Is . 60, 1-6( Primera lectura) : A tu luz caminarán todas las naciones
y los “reyes”al resplandor de tu aurora
A
nosotros hoy nos interesan del texto y de la solemnidad de la Epifanía otros
asuntos: la llegada de la luz, en medio de las tinieblas, genera tres posturas
opuestas, en tres grupos de personas distintas
1)
Los
Magos , gentiles , que no saben nada del Dios de Israel; cuya religión ni su
origen conocemos; sólo que ha visto una pequeña luz que les coloca en el camino
del Salvador y…se ponen en camino, sin saber a dónde y por dónde. Arden en
deseos de encontrar LUZ
2)
“Los
sumos sacerdotes y escribas”: Con una actuación que nos asombra: cancerberos de
la verdadera religión, no buscan la Verdad ni la Luz- Tienen tanta seguridad
religiosa que ni ven ni desean ver. Saben dónde dice la Escritura que ha de
nacer y son asiduos del culto al Dios de las promesas, pero ni vislumbran la
grandeza del misterio. Su saber les ciega para la LUZ
3)
Herodes,
cruel y receloso, que sólo alcanza a descubrir en un niño endeble y frágil, una
horrible amenaza para su opresor reinado. Desde su poder solo cabe asesinar a
quien trae la salvación, al que es LUZ
Son los magos los que se mueven y siguen
su camino. No para caer de rodillas ante
Herodes o el Gran Consejo judío, ni para
llegarse a orar al Templo. La estrella las conduce a la periferia de una
aldeílla; ni siquiera al “núcleo urbano”, ajeno a todo poder y caen en tierra
ante “un niño con María su madre” . Nada de fasto ni exorno, ni poder. Un niño
absolutamente indefenso despierta en ellos las adoración
Desconcertante… grandioso relato con un
final casi esperpéntico: A nuestro Dios escondido en la fragilidad humana no lo
pueden /podemos encontrar si vivimos
instalados en el poder, enclaustrados en seguridades religiosas. Sólo los que ,
guiados entre la niebla por pequeños retazos de luz, tratamos con incansable
esperanza de buscarlo en la ternura y la pobreza de la vida. Sean magos o magas.
Ahí no nos jugamos nada crucial…creo yo.
Fuente: vía e-mail
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