«Seremos fieles a la legalidad con los cambios que estamos
introduciendo de acuerdo con la comunidad educativa». El conseller de
Educación, Vicent Marzà, anunció ayer que respetará la Ley Orgánica de
Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE). Lo afirma después de desafiarla
con las propuestas de su conselleria de reducir la oferta de castellano
en la línea en valenciano o la polémica desatada con la asignatura de
Religión.
El mismo hombre que declaró en julio «no he venido a maquilllar la LOMCE, la quiero derogar» se muestra públicamente dispuesto a no transgredir las normas. Eso sí, sin responder a una pregunta clave formulada por la exconsellera y portavoz del PP en Les Corts, María José Catalá: «¿Aceptará los 43 millones que los presupuestos generales contemplan como fondos para la implantación de la ley?».
El primer encontronazo con la LOMCE llegó con la propuesta, aún en fase de aprobación, de permitir a los colegios eludir el castellano obligatorio en una asignatura no lingüística de la línea en valenciano. El PP lo considera una «maniobra de inmersión que reduce el castellano a un mínimo por debajo de lo legalmente establecido».
Los populares están convencidos de que el cambio vulnera la disposición 38 de la ley: «Los centros que apliquen un programa lingüístico cuya lengua base sea el castellano garantizarán la presencia de al menos una asignatura troncal no lingüística común a todo el alumnado cuya lengua vehicular sea el castellano».
Tras el desafío lingüístico, sobre el que el PP se plantea acciones legales, Marzà puso en pie de guerra a católicos y concertados con un intento de apartar Religión de la oferta obligatoria. Preguntado sobre la polémica, dijo ayer: «El borrador fue aprobado por el Consejo Escolar. Allí quedaba clarísimo. La religión es una asignatura que nos marca un decreto estatal que se ha de ofertar y eso en ningún momento lo hemos cuestionado».
La promesa de Ximo Puig de libros gratis para el alumnado y la de Compromís de «abono inmediato» de ayudas a material escolar no parece que vaya a cumplirse. Al menos, este curso. A sólo tres semanas para que los padres paguen un año más de sus bolsillos los libros de texto, el plan no está cocinado. «Está sobre la mesa. Pero no lo queremos hacer improvisadamente. Cuando lo tengamos bien trabajado, informaremos».
Ante el arranque del curso, algunos padres se preguntan ya si vale la pena conservar justificantes de compra de material para tener acceso a esas ayudas una vez se activen, aunque sea ya comenzado el curso. Y preguntamos al conseller también por esta cuestión, pero no da respuesta alguna.
Y si la preocupación crece entre los padres de alumnos ante la ausencia de ayudas, también la de los universitarios. Tampoco hay noticias de la reducción de tasas que demandan las universidades públicas y el alumnado. Hasta Podemos se echa ya encima de la conselleria de Marzà y pregunta si tiene previsto un descenso de las tasas para los próximos cuatro años.
Catalá espera que el conseller «anteponga el interés por la calidad de la enseñanza valenciana a su política partidista». En cuanto a los presupuestos, resaltó que el ministerio destina «la cifra más alta de la historia» para becas generales: 1.400 millones. Pero Marzà estima que la educación valenciana precisa 288 millones, dinero que demandó al ministro en su primer encuentro.
Fuente: http://www.lasprovincias.es/valencia-ciudad/201508/07/marza-promete-ahora-fiel-20150807000236-v.html
El mismo hombre que declaró en julio «no he venido a maquilllar la LOMCE, la quiero derogar» se muestra públicamente dispuesto a no transgredir las normas. Eso sí, sin responder a una pregunta clave formulada por la exconsellera y portavoz del PP en Les Corts, María José Catalá: «¿Aceptará los 43 millones que los presupuestos generales contemplan como fondos para la implantación de la ley?».
El primer encontronazo con la LOMCE llegó con la propuesta, aún en fase de aprobación, de permitir a los colegios eludir el castellano obligatorio en una asignatura no lingüística de la línea en valenciano. El PP lo considera una «maniobra de inmersión que reduce el castellano a un mínimo por debajo de lo legalmente establecido».
Los populares están convencidos de que el cambio vulnera la disposición 38 de la ley: «Los centros que apliquen un programa lingüístico cuya lengua base sea el castellano garantizarán la presencia de al menos una asignatura troncal no lingüística común a todo el alumnado cuya lengua vehicular sea el castellano».
Tras el desafío lingüístico, sobre el que el PP se plantea acciones legales, Marzà puso en pie de guerra a católicos y concertados con un intento de apartar Religión de la oferta obligatoria. Preguntado sobre la polémica, dijo ayer: «El borrador fue aprobado por el Consejo Escolar. Allí quedaba clarísimo. La religión es una asignatura que nos marca un decreto estatal que se ha de ofertar y eso en ningún momento lo hemos cuestionado».
«Flagrante ilegalidad»
Incierto. Lo que no cuenta Marzà es que ese borrador tuvo que ser
variado por su propio secretario autonómico en el Consejo Escolar tras
una enmienda de los concertados, que denunciaban la «flagrante
ilegalidad» de la propuesta. La redacción previa, y por tanto propuesta
inicial del Educación, permitía claramente a los institutos eludir la
asignatura en su oferta de optativas para Bachillerato. Y, naturalmente,
hubo que rectificar.La promesa de Ximo Puig de libros gratis para el alumnado y la de Compromís de «abono inmediato» de ayudas a material escolar no parece que vaya a cumplirse. Al menos, este curso. A sólo tres semanas para que los padres paguen un año más de sus bolsillos los libros de texto, el plan no está cocinado. «Está sobre la mesa. Pero no lo queremos hacer improvisadamente. Cuando lo tengamos bien trabajado, informaremos».
Ante el arranque del curso, algunos padres se preguntan ya si vale la pena conservar justificantes de compra de material para tener acceso a esas ayudas una vez se activen, aunque sea ya comenzado el curso. Y preguntamos al conseller también por esta cuestión, pero no da respuesta alguna.
Y si la preocupación crece entre los padres de alumnos ante la ausencia de ayudas, también la de los universitarios. Tampoco hay noticias de la reducción de tasas que demandan las universidades públicas y el alumnado. Hasta Podemos se echa ya encima de la conselleria de Marzà y pregunta si tiene previsto un descenso de las tasas para los próximos cuatro años.
Catalá espera que el conseller «anteponga el interés por la calidad de la enseñanza valenciana a su política partidista». En cuanto a los presupuestos, resaltó que el ministerio destina «la cifra más alta de la historia» para becas generales: 1.400 millones. Pero Marzà estima que la educación valenciana precisa 288 millones, dinero que demandó al ministro en su primer encuentro.
Fuente: http://www.lasprovincias.es/valencia-ciudad/201508/07/marza-promete-ahora-fiel-20150807000236-v.html
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