TERESA LÓPEZ PAVÓN
Actualizado: 12/10/2014 12:26 horas
CADA VEZ que la Educación deja de ser un servicio público para convertirse en un arma demogógica al servicio de los intereses de partido tiemblan las paredes de los centros educativos (los públicos mayormente) y los profesionales de vocación que sobreviven en las aulas se parapetan detrás de los pupitres a esperar que escampe, o sea, que el foco de la política se dirija hacia otros asuntos y que sea la inercia del sistema, la que se encargue de poner en marcha la maquinaria en ausencia de un verdadero impulso político.
No ha sido un buen arranque de curso en ese sentido. El Gobierno de la Junta, declarado institucionalmente en rebeldía contra la Lomce, ha dejado a su paso un reguero de órdenes y contraórdenes para dar apariencia de contrarreforma a lo que no es sino un nuevo paquete de recortes e improvisaciones.
Escrito de la Delegación de Educación de Sevilla trasladado a los centros.
Sirva de ejemplo lo ocurrido con la FP Básica o la Religión. La Consejería de Educación pensó haber encontrado en esos dos apartados suficiente munición política para aliñar el discurso de la resistencia. Y resulta que con su negativa a adaptarse a las directrices del Ministerio ha provocado el efecto contrario al supuestamente perseguido. Con la FP, ha conseguido cerrar en la práctica la única salida existente para los inadaptados del sistema educativo, a los que la Consejería de Educación ha conseguido que se queden en masivamente en su casa en vez de ocupar las plazas habilitadas en los centros (3.000 plazas se han quedado sin cubrir).
Con respecto a la Religión, el resultado ha sido casi un esperpento. La controvertida Lomce ha reducido el mínimo de horas de Religión que han de ofrecer los centros. A cambio, es cierto que ha convertido la materia en una asignatura evaluable, lo que ha soliviantado a los defensores de la escuela laica. Pero, como la Junta se ha negado a adaptar los currículos, pues tampoco ha reducido el tiempo dedicado a la Religión en Primaria, como sí han hecho otros territorios, por ejemplo los dependientes del Ministerio de Educación. Es decir, pese a su discurso laicista, en los colegios andaluces se da más Religión que en ningún otro sitio. Pero para que no se note, la Consejería de Educación ha decidido que sólo será evaluable el mínimo de la materia que exige la LOMCE. De manera que, de la hora y media semanal que se imparte, sólo se evaluarán 45 minutos. ¿Ustedes lo entienden? Pues los profesores tampoco. Por eso la Consejería de Educación ha tenido que aclararlo en un power point:
«Esto significa que la altenativa a la Religión no pueden ser solo juegos (sí podrían serlo en una parte del horario, que no puede exceder de la mitad del mismo)».
Fuente: http://www.elmundo.es/andalucia/2014/10/12/54380b4722601d03678b457a.html
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