Almudena Colorado advierte en una conferencia en los 'Veranos Nazarenos' de la necesidad de cambiar la visión de esta asignatura, "que sea un espacio para el diálogo, no de imposiciones"
A. Cala, Jerez
Hay un frase infalible para ahuyentar a los moscones en las discotecas o bares: "soy profesora de Religión". Durante un tiempo, hasta que encontró a su actual marido, Almudena Colorado la utilizó para evitar conversaciones de besugo con tipos pesados. Y funcionó. Pero, bromas aparte, esta joven jerezana se toma muy en serio su profesión, tan en serio, que piensa que hay que quitarle al asunto tanta seriedad. Y es que Colorado ofreció días atrás una conferencia en el agradable patio de San Juan de Letrán, dentro del ciclo 'Veranos Nazarenos', titulada 'Ser profesora de Religión hoy (y no morir en el intento). Por qué tiene sentido esta asignatura', en la que habló de su experiencia de diez años como maestra en Las Josefinas. "Hoy, por dar clases de Religión, te dicen que o estás loca o te preguntan que qué estás haciendo con tu vida. De ahí eso de 'no morir en el intento'. Cuando comencé estaba muy ilusionada, pero nadie me entendió porque yo estudié Ciencias Químicas. En el colegio me animaron a dar también esta asignatura por la escasa vocación y acepté. Había que tirar del laicado ya que las monjas ya estaban muy mayores", cuenta.
Una trayectoria profesional que en cierto modo ha estado llena de contradicciones, como la misma Colorado reconoce. "Los dos primeros años fueron muy bien, pero luego me planteé si lo que hacía iba a algún sitio o estaba predicando en el desierto, tanto por las respuestas de los chavales, que son muy respetuosos y necesitan preguntar y dialogar, como por saber qué estaba haciendo realmente con mi carrera". Tras mucho reflexionar, "me di cuenta de que sí tiene sentido dar clases de Religión. Hay que cambiar la visión de estas clases, eso de rezar y cantar el Aleluya... Yo no hago nada de eso. Hay que dar historia, filosofía, arte, literatura de la Biblia, y como creyente, doy mi opinión, pero no imparto catequesis. De hecho estoy matriculada en Ciencias Religiosas".
La profesora considera que la clase de Religión, "es un espacio en el que los chavales preguntan cosas, y no es porque crean o dejen de creer. Alguno me ha preguntado que si por ser ateo le iba a suspender. ¡Y no se trata de eso!, sino de que se entienda que existe un fenómeno, una realidad que es la religión que ha existido a lo largo de la historia y que nos ha influido y no se puede dejar a un lado. El niño se cuestiona el sentido de la muerte, por qué existe el sufrimiento, el mal y si existe Dios, cómo es ese Dios, la homosexualidad, las relaciones prematrimoniales... La asignatura hay que vivirla así y no a base decir que esto es pecado, esto no lo hagas... Hay que transmitir que hay que pensar, que hay que buscar en aquello que crees y que la religión es una opción. Aquí no se obliga a nada. Y si decides no creer, antes debes conocer en qué no crees". Una forma de dar clases "en la que tengo total libertad, nunca me han dicho cómo tengo que hacerlo".
Almudena Colorado asegura que a lo largo de las décadas "no se ha impartido esta asignatura como debiera, es decir, desde el diálogo con la cultura. De hecho, los chavales me preguntan que cómo siendo química, doy Religión. Pues hay que enseñar que el pensamiento es muy amplio. Hay que mostrarlo como un fenómeno humano, como algo natural, no desde el miedo". "Yo -añade- como creyente, que vivo esta opción de verdad, no puedo hablarles a los niños desde la imposición, el miedo, el pecado..., porque de eso me asusto hasta yo. Y ahí nos hemos equivocado, es un mensaje de alegría que no hemos sabido transmitir. La Iglesia ha tenido sus errores de los que también hay que hablar".
Asimismo, habla del "cacao" que tienen muchos de estos niños, "algunos son ateos pero luego comulgan en misa, creen en Cristo y a la vez en la reencarnación... Creo que hay que orientarlos, ya sean ateos o no. Pero que elijan no porque sea una moda. En la adolescencia el ateísmo es una forma de rebelarse, pero hay que saber antes qué es. Hay que argumentarlo todo. Para dar clases a estos chicos hay que estar muy preparado, no sólo porque parezcas buena gente. El niño sabe cuándo hablas sabiendo".
Y aunque hay que impartir un temario, "es el tiempo de dar respuestas y de hablarles incluso de las grandes cinco religiones, aunque nos centremos en este colegio en el cristianismo. Pienso que hay que hacerlo porque saber que hay otras formas de vida en la sociedad, hace a la persona más tolerante. Hay que verlo todo desde la tolerancia si queremos que lo sean con nosotros otras culturas". Colorado recomienda a los futuros profesores de Religión que se preparen en profundidad la asignatura, que estudien, "porque el niño te va a preguntar de todo y hay que dar una respuesta adaptada al tiempo que vivimos, pero sin ocultar, ni cambiar la verdad".
¿Y cómo es eso de explicar primero el átomo y luego a la hora siguiente hablar de Dios? "Pues porque no está reñida una cosa con la otra, hay que estar preparado para ambas. Pienso que la Ciencia es una maravilla, tanto como la Religión. No hay lucha. La Ciencia ha respondido muchas preguntas y la Religión te habla del sentido de la vida. No todo es casualidad, hay algo más". ¿Le gusta la imagen que da cuando dice que es profesora de Religión? "¡Uy, no! (ríe). Lo digo e inmediatamente me ponen el hábito de monja, y piensan que con esta no se puede hablar, no sale, no tiene novio, no va a fiestas... ¡Que soy un ser humano normal! Pero es cierto que tu estilo de vida tiene que estar de acuerdo con lo que crees. Es de lógica. No soy prisionera de nada. El catolicismo no es así y se ha enseñado lo contrario". "Aunque suene muy a monja lo que voy a decir (ríe), Cristo rompió muchas barreras y por eso en parte lo mataron. Iba en contra de muchas normas. Se trata de ir paso a paso".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Añade un comentario