Via Crucis
Jesús muere en la Cruz
Hagamos un silencio. Un silencio profundo. Dejemos unos segundos para contemplar la muerte de nuestro Señor.
Jesús sigue muriendo en nuestros hermanos. Muere a nuestro lado. Muere injustamente y torturado. Continuemos nuestro silencio. Profundamente sintamos el silencio de la muerte tan injusta. No pensemos ahora en los motivos, ni en los que la han provocado. Solo hagamos silencio.
Y tras el silencio: miremos los árboles de la cruz donde está clavada nuestra salvación.
Oración: Señor Jesús, varón de dolores muerto en la Cruz. Esperanza de Israel y de la Iglesia, mueres en la Cruz. Despojado y humillado, mueres en la Cruz. Anónimo y desnudo, mueres en la Cruz. Y, en tu muerte, se atisba, Señor, el brote del Amor. Ayúdanos a no crucificar a nuestros hermanos. Apostemos por la vida, nunca por la condena a muerte o la exclusión. Desde tu Cruz, nos dejas tu perdón. Con corazón agradecido y temblando, te decimos: Ten piedad, Señor. Amén.
Hagamos un silencio. Un silencio profundo. Dejemos unos segundos para contemplar la muerte de nuestro Señor.
Jesús sigue muriendo en nuestros hermanos. Muere a nuestro lado. Muere injustamente y torturado. Continuemos nuestro silencio. Profundamente sintamos el silencio de la muerte tan injusta. No pensemos ahora en los motivos, ni en los que la han provocado. Solo hagamos silencio.
Y tras el silencio: miremos los árboles de la cruz donde está clavada nuestra salvación.
Oración: Señor Jesús, varón de dolores muerto en la Cruz. Esperanza de Israel y de la Iglesia, mueres en la Cruz. Despojado y humillado, mueres en la Cruz. Anónimo y desnudo, mueres en la Cruz. Y, en tu muerte, se atisba, Señor, el brote del Amor. Ayúdanos a no crucificar a nuestros hermanos. Apostemos por la vida, nunca por la condena a muerte o la exclusión. Desde tu Cruz, nos dejas tu perdón. Con corazón agradecido y temblando, te decimos: Ten piedad, Señor. Amén.
Kamiano
Editor: kamiano
Editor: kamiano
Via Crucis
Jesús muere en manos de su madre
El cielo se viste de luto. María llora a su hijo. Al Padre se le conmueven las entrañas en la muerte del predilecto.
Hoy el cielo sigue llorando a sus hijos. ¡Cuántas lágrimas caen por los niños que mueren de hambre, por tantas víctimas de guerras fratricidas, por los que mueren arrinconados en soledad, por los que mueren sin tener la oportunidad de nacer, por los que son eliminados…!
Nos quedamos contemplando el desgarro de Dios ante la muerte de sus hijos. El Padre de la Vida, en su Corazón entrañable y bueno, sufre en lo hondo la pérdida de la dignidad de sus hijos.
Nos quedamos contemplando el Corazón traspasado de María. No hay estampa más dura en el mundo que ver a un hijo muerto en las manos de su madre.
Aunque nuestra falta de fe nos lo impida, no hay duda de que Dios siempre acompaña el misterio de los que sufren. En su sufrimiento está el Padre, sujetando y aguantando a la humanidad que se desmorona. Así es Dios. Nunca se evade del sufrimiento de los que tanto ama.
Y nosotros, ¿acompañamos también este sufrimiento?
Oración: Señor Jesús, muerto y en los brazos de tu madre y nuestra madre. Corazón atravesado por la lanzada y vida sesgada por el egoísmo cruel. Al contemplar el misterio de tu muerte, movilízanos para acompañar a los caídos de nuestro mundo. Convirtámonos en las manos de tu Madre para un mundo en el que hacen falta manos unidas para dar calor y amor. Amén.
El cielo se viste de luto. María llora a su hijo. Al Padre se le conmueven las entrañas en la muerte del predilecto.
Hoy el cielo sigue llorando a sus hijos. ¡Cuántas lágrimas caen por los niños que mueren de hambre, por tantas víctimas de guerras fratricidas, por los que mueren arrinconados en soledad, por los que mueren sin tener la oportunidad de nacer, por los que son eliminados…!
Nos quedamos contemplando el desgarro de Dios ante la muerte de sus hijos. El Padre de la Vida, en su Corazón entrañable y bueno, sufre en lo hondo la pérdida de la dignidad de sus hijos.
Nos quedamos contemplando el Corazón traspasado de María. No hay estampa más dura en el mundo que ver a un hijo muerto en las manos de su madre.
Aunque nuestra falta de fe nos lo impida, no hay duda de que Dios siempre acompaña el misterio de los que sufren. En su sufrimiento está el Padre, sujetando y aguantando a la humanidad que se desmorona. Así es Dios. Nunca se evade del sufrimiento de los que tanto ama.
Y nosotros, ¿acompañamos también este sufrimiento?
Oración: Señor Jesús, muerto y en los brazos de tu madre y nuestra madre. Corazón atravesado por la lanzada y vida sesgada por el egoísmo cruel. Al contemplar el misterio de tu muerte, movilízanos para acompañar a los caídos de nuestro mundo. Convirtámonos en las manos de tu Madre para un mundo en el que hacen falta manos unidas para dar calor y amor. Amén.
Kamiano
Editor: kamiano
Editor: kamiano
Via Crucis
Jesús es sepultado
Su cuerpo sin vida será trasladado al sepulcro y la luz de Dios lo convertirá en sagrario. Luz de vida para todos. Luz para los que creen que este mundo no tiene solución. Luz en medio de las oscuridades de nuestros planteamientos y opciones. Luz para caminar como hermanos e hijos del Buen Dios. Luz para animar, alegrar, apoyar, cuidar, servir, alzar… Luz que surge de la verdad, de la opción radical de quien ha dado la vida por nosotros.
Vencerá la Vida, se hará justicia. La muerte de Jesús barrunta el brote nuevo de un mundo donde Dios reinará. Todos seremos felices.
Oración: Señor Jesús, tu cuerpo es sepultado, pero no se cierra tu vida con la piedra del sepulcro. En el silencio de tu ausencia se presagia la Luz de la vida que, en cada eucaristía, renovamos en el altar fraterno de los que hacen memoria de tu Pascua, de ese paso tuyo en medio de nuestras historias. El sepulcro no es el lugar definitivo. Se entrevé, pronto, la gloria del Amor. Ojalá descansemos siempre en esta confianza, que impulse nuestra vida y nuestros compromisos. Tú, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos. Amén.
Su cuerpo sin vida será trasladado al sepulcro y la luz de Dios lo convertirá en sagrario. Luz de vida para todos. Luz para los que creen que este mundo no tiene solución. Luz en medio de las oscuridades de nuestros planteamientos y opciones. Luz para caminar como hermanos e hijos del Buen Dios. Luz para animar, alegrar, apoyar, cuidar, servir, alzar… Luz que surge de la verdad, de la opción radical de quien ha dado la vida por nosotros.
Vencerá la Vida, se hará justicia. La muerte de Jesús barrunta el brote nuevo de un mundo donde Dios reinará. Todos seremos felices.
Oración: Señor Jesús, tu cuerpo es sepultado, pero no se cierra tu vida con la piedra del sepulcro. En el silencio de tu ausencia se presagia la Luz de la vida que, en cada eucaristía, renovamos en el altar fraterno de los que hacen memoria de tu Pascua, de ese paso tuyo en medio de nuestras historias. El sepulcro no es el lugar definitivo. Se entrevé, pronto, la gloria del Amor. Ojalá descansemos siempre en esta confianza, que impulse nuestra vida y nuestros compromisos. Tú, que vives y reinas, inmortal y glorioso, por los siglos de los siglos. Amén.
Dibujos: Patxi Velasco y Poe
Textos y oraciones: Fernando Cordero ss.cc.
Kamiano
Editor: kamiano
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