Blog del Profesorado de Religión Católica: Bienvenida del Príncipe de Asturias al Papa

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domingo, 7 de noviembre de 2010

Bienvenida del Príncipe de Asturias al Papa

En el aeropuerto de Santiago de Compostela
SANTIAGO DE COMPOSTELA, sábado 6 de noviembre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos las palabras de bienvenida que dirigió a Benedicto XVI Su Alteza Real el Príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, en el aeropuerto de Santiago.
* * *

Santidad,
Es un gran honor y una alegría especial para mí daros, junto a la Princesa, la bienvenida más cordial y respetuosa a España en nombre de SS. MM. los Reyes, de nuestras instituciones y del pueblo español. Deseamos de corazón que durante Vuestra nueva Visita pastoral a nuestro país tengáis una estancia muy feliz, tanto aquí en Galicia como en Cataluña, ambas tan representativas de la belleza, diversidad y la hospitalidad de nuestras tierras.
Vuestro afecto hacia España, expresado en tantas ocasiones, es de un gran valor para nosotros. Y los españoles nos sentimos realmente muy honrados de que en los cinco primeros años de Vuestro Pontificado hayáis visitado España por segunda vez. Además, en el mes de agosto del próximo año 2011, tendremos nuevamente el honor de recibiros en Madrid para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud. ¡Gracias Santo Padre por todas estas visitas y particularmente por la de hoy y mañana!
Santidad,
"Hai tempo que estas terras galegas, de xentes amables e hospitalarias, esperaban a Vosa Visita".
Sabemos de Vuestra ilusión por acercaros a la maravillosa ciudad de Santiago de Compostela para orar ante la tumba del Apóstol. Una ciudad que os espera con los brazos abiertos, como ya lo hiciera en dos ocasiones inolvidables con Vuestro predecesor, S. S. el Papa Juan Pablo II, quien nos dejó la huella profunda de su mensaje y afecto.
Desde aquellas fechas se ha producido una verdadera eclosión en el número de peregrinos y caminantes que llegan a Compostela. Proceden de toda España, del resto de Europa y de Iberoamérica. Así mismo, llegan cada vez más del resto del mundo, de los demás continentes, realzando así la proyección y dimensión universal del Camino. El pasado mes de mayo la Princesa y yo quisimos también recorrer de nuevo uno de los tramos de este maravilloso itinerario espiritual y cultural.
Santidad,
Venís como peregrino a transmitir un mensaje de fe, de paz y de esperanza. Habéis querido así uniros a la multitud de jóvenes, adultos y mayores que recorren una ruta milenaria para llegar, en este Año Santo, a la imponente Catedral de Santiago. Una gran joya arquitectónica concebida en el románico, que prepara con orgullo la celebración de su VIII Centenario en 2011.
Este gran Camino de encuentro y de diálogo, tan vinculado a nuestra historia y cultura, que recorre y une a Europa desde hace siglos, se ha convertido en verdadero símbolo de concordia, de fraternidad y de solidaridad. Promueve valores y abre los espíritus. Nos convoca a la reflexión y al reencuentro con nosotros mismos. Nos invita a superarnos, a afrontar retos y a alcanzar nuevas metas.
Como pude señalar al concederse al Camino el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en el 2004, éste fue "el primer proyecto europeo común... Seguir atesorando este camino de diálogo y de conocimiento inagotables, es un maravilloso regalo de la Historia para España y para los ciudadanos de todo el mundo".
Santidad,
En Vuestra llegada a estas tierras quiero reiteraros nuestro enorme aprecio por Vuestro compromiso con la paz, la libertad y la dignidad del ser humano. Nos reconforta muy especialmente en los tiempos complejos y de crisis que vive el mundo. Tiempos en los que la guerra y el terrorismo, el hambre y la pobreza, la injusticia y el dolor, requieren de la firmeza, del compromiso personal y del esfuerzo de los gobernantes de la tierra y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad.
Desde Santiago, España contribuyó a aunar valores y a ensanchar los horizontes de Europa. También hoy desea, como país moderno, abierto y democrático, transmitir desde Santiago su voz comprometida y solidaria con los problemas y necesidades de tantos pueblos y seres humanos.
Os deseamos, asimismo desde este momento, una agradable estancia en la espléndida ciudad de Barcelona que espera con gran ilusión Vuestra llegada para la solemne Dedicación del extraordinario templo de la Sagrada Familia.
Una vez más recibid la calurosa bienvenida en nombre del pueblo español, del Gobierno de la Nación y de las autoridades autonómicas y municipales de Galicia, así como en nombre de SS. MM. los Reyes, de la Princesa y en el mío propio.
Y muchas gracias, Santidad, por volver a España y querer aportarnos en estos días la profundidad y serenidad de Vuestras palabras.

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