Carta desde el monasterio - 4º ESO - Tema 4: La Iglesia, en el mundo o fuera de el?

Queridos papá y mamá :

Estoy muy contenta de estar en este convento. Mi celda es sencilla, tiene una mesita donde me siento a leer y a meditar. Es un sitio muy tranquilo en plena naturaleza y montaña.
Por la mañana solo se escucha el trinar de los pájaros y el viento contra las hojas. Necesitaba este descanso. Me he dado cuenta de que la vida no es fácil, sobre todo después de perder a mi gran amigo Luis, el accidente fue muy doloroso para mí y aquí he encontrado la paz que necesitaba. Ya sé que me echáis mucho de menos pero aquí tengo un maravilloso padre, que es Dios, que me esta ayudando mucho. Además no estoy sola mamá, estoy rodeada de gente como yo cargadas de problemas y que necesitaban un respiro en su vida. Dios esta con nosotros y nos da su consuelo.

Ahora te voy contar como es nuestra día a día:
De lunes a sábado
A.M.
5:00 Levantada
5:30 Laudes, (oración de la mañana)
6:00 Lectio divina
6:30 Eucaristía
7:25 Desayuno
8:00 Trabajo, (sábados, limpieza u otras tareas)
11:00 Oración intermedia
11:30 Almuerzo
P.M.
12:00 Descanso
1:00 Trabajo, (sábados, limpieza u otras tareas)
4:00 Tiempo para uso personal
5:30 Cena, (en silencio, con lector, excepto en solemnidades o cumpleaños)
6:00 Confraternización
6:30 Vísperas, (oración de la tarde)
7:25 Lectio divina
8:00 Completas (oración antes de ir a dormir)

Los domingos tenemos laudes a las 6:00 a.m., Lectio divina a las 6:30 a.m., desayuno a las 7:15 a.m. y Eucaristía a las 9:30 a.m. Después de la Eucaristía hay un tiempo libre para uso personal hasta el almuerzo. El almuerzo, a las 12:00 p.m., se inicia después de la oración intermedia. Luego hay otro tiempo libre para uso personal hasta la cena, que junto al resto de las actividades del día siguen el horario acostumbrado.
Alrededor del convento hay un pequeño huerto en el que todos trabajamos y en el que se cultivan muchos tipos de verduras y también nos encargamos de recolectar las frutas de los árboles. Este año hemos sembrado tomates, patatas, berenjenas, pimientos, calabacines… La verdad es que hemos obtenido una buena cosecha.
Nos repartimos las tareas entre todos para que se lleven acabo más rápido.
Los caminantes que vienen de paso cuando llaman a nuestra puerta son bien recibidos. Algunos hasta pasan la noche en nuestras celdas y comparten con nosotros nuestros momentos de oración y nuestra comida.
Una de las compañeras tiene una voz privilegiada y durante la misa, sus cánticos nos conmueven y nos llenan de amor.
Aquí el tiempo parece detenerse, los días son largos, ya que estoy acostumbrada a la vida de la ciudad donde nada se detiene. Sólo llevo aquí dos meses y parece que llevo toda la vida. En mi tiempo libre me gusta pasear por los claustros y conversar con mis compañeras.
El voto que menos nos gusta es el de la obediencia. Nosotras tenemos que obedecer a la superiora y ya sabéis que ser obediente me cuesta un poco de trabajo. También me resulta algo difícil mantenerme en silencio pues ya sabéis que siempre he sido muy habladora. Sor Consuelo siempre me está mandando callar pero muchas veces se ríe con los chistes que cuento.
Bueno, podría estar todo el tiempo escribiendo esta carta para contaros todo sobre mi vida aquí en el convento y las experiencias que estoy viviendo en él, pero ya he de despedirme aunque me dé mucha pena.
Así que no os preocupéis por mí, porque estoy viviendo una experiencia maravillosa con Dios.
Muchos besos y abrazos de vuestra hija que os quiere mucho:

Teresa.

(Carmen Naranjo. 4º ESO. Colegio Madre Asunción)