Carlos Esteban Garcés: “En las escuelas públicas europeas se enseña religión”
Por Mariana Otero
Por Mariana Otero
Carlos Esteban Garcés sospecha que la Argentina está igual que España hace 40 años, con relación al debate sobre cómo enseñar religión en las escuelas, cuando desde el otro lado del Atlántico se ofrecía una catequesis “amateur” (una iniciación religiosa) lejos de las clases de religión profesionalizada (o una formación con rigor académico).
Lo curioso, desde esta orilla del océano, es que en más de 20 países de Europa los alumnos cursan religión en escuelas públicas. La religión es una asignatura más y no pretende cultivar la fe de los estudiantes sino brindarles conocimientos generales sobre las religiones. Para ello cuentan con docentes profesionales, con título universitario, muy lejos del catequista que lo hace por vocación.
Esteban Garcés, quien semanas atrás visitó Córdoba, brindó una charla en el colegio Santo Tomás y conversó con La Voz. Tiene un currículum abultado.
Entre otras cosas, es licenciado en teología dogmática y miembro del Foro Europeo sobre la Enseñanza de la Religión.
–¿De qué manera se enseña religión en Europa, con qué contenidos?
–En Europa lo que predomina fundamentalmente es la escuela pública. La escuela que no es pública puede ser religiosa o no. La diferencia con Argentina es que en la escuela pública también hay clases de religión, que no es catequesis, sino una asignatura. No es obligatoria en algunos países y los padres tienen que elegirla o no. En otros países sí es obligatoria, como en Grecia o Polonia. No es religión católica siempre; hablamos de religión ortodoxa, islámica en Turquía, protestante en Suecia y Finlandia, donde también la tienen obligatoria. No puede ser una iniciación religiosa, no puede ser una catequesis, como ocurre aquí. Es una formación con cierto rigor académico y orientada a la educación de los alumnos. Esto es lo que predomina en Europa.
–Acá eso es inadmisible porque la escuela pública es laica. Hay debates por tener crucifijos en escuelas públicas, por ejemplo.
–Esos debates también los ha habido en Europa, pero no han acabado en lo inadmisible. Sino que han acabado en que un Estado no puede ni imponer la religión ni imponer la ausencia de la religión. Lo que tiene que hacer el Estado es dar la oportunidad de que elija la ciudadanía. De ahí que en Europa, los estados cuanto más democráticos son, más cívicos son, menos deciden por los ciudadanos. Es cuestión de calidad democrática. En países como Alemania, Austria, Suecia, el Reino Unido o Finlandia, las clases de religión están incorporadas con normalidad al sistema educativo. Los profesores tienen un salario equiparable, una titulación equiparable, la administración interviene en el currículo, las administraciones hablan con las religiones para que les indiquen algunos contenidos, porque los expertos en religión son las religiones, el Estado no es experto en religión ni en otras cuestiones. Igual que tiene que preguntar a expertos en matemáticas o en lenguas, tiene que preguntar a expertos en religión. Si una familia pide religión católica o protestante o budista, que se da en Irlanda, lo que recibe es lo que las religiones quieren que reciban. Es un equilibrio bastante cívico entre competencias del Estado y competencias de las iglesias.
Los símbolos
–Entonces, se puede poner un crucifijo en un aula de una escuela pública…
–Ese debate se ha dado en Europa y en España. La tendencia es que en los espacios públicos, si hay símbolos religiosos tiene que haberlos de todos los que forman parte de esa comunidad.
– ¿De todas las religiones?
–Claro, puede haber símbolos siempre que los que son de otra religión también los puedan tener. Al principio la solución pasaba por quitar los crucifijos, los símbolos religiosos, porque eran de una parte. Pero quitar los símbolos tampoco es la neutralidad, entonces hay que buscar un equilibrio entre símbolos y no símbolos. El que no haya símbolos no es neutral. Puede haber símbolos siempre que se puedan poner todos los símbolos. En la práctica esto se ha desproblematizado porque desde el momento en que la gente sabe que si hay un crucifijo y yo quiero poner una media luna (del Islam), la puedo poner. La neutralidad es que puede haber símbolos pero no de una sola religión.
“La catequesis está bien para las iglesias, no para los colegios”
–¿Cuál es la diferencia entre catequesis y clase de religión?
–La intencionalidad de la catequesis es hacer crecer la fe, madurar la fe. La intencionalidad de la clase de religión en Europa no es iniciar religiosamente a los alumnos, sino que sepan de religión. El enfoque de catequesis está bien para las iglesias... Pero en la escuela es diferente. La clase de religión, tal como la entendemos en Europa, se dirige a todos, creyentes y no. Un ateo puede sacar un 10 y un católico muy practicante, si no estudió, un cero. Esa es la diferencia. Otra diferencia es el ámbito propio donde se da cada cosa. La catequesis en la Iglesia, y las religiones en la escuela. En las iglesias se puede rezar, en Europa en las escuelas no se reza. Sí se enseñan oraciones, pero el objetivo no es que recen sino que conozcan textos de varias religiones. Si lo conocen, de 10, pero si lo practican eso no es problema de la escuela.
–¿Los docentes tienen una capacitación específica?
–En Europa tienen que ser titulados universitarios siempre. No vale cualquier catequista. Para la secundaria, titulado en teología. No hay ningún profesor en la pública que no tenga título. En primaria hacen una carrera general de magisterio, pero para ser profesores de religión tienen que tener un título aparte. La formación del profesor de religión está equiparada a cualquier otra materia. Eso aquí, en Argentina, no ocurre de la misma manera.
–En la charla que dio a los docentes, ¿qué inquietudes encontró?
–Veo que aquí hay una necesidad de pasar de una catequesis medio amateur a una clase de religión profesionalizada y veo el miedo a saber si eso es posible. Algunos decían eso nos queda muy lejos. Tan lejos como a nosotros hace 30 años.
–¿Qué contenidos incluyen las clases de religión?
–Fenomenología del hecho religioso, de qué hablamos cuando hablamos de religión. Hay que explicar lo religioso como experiencia, como creencia, como ascendencia, como un sentimiento, como una emoción, cómo es por dentro y cómo se expresa por fuera. La fenomenología de la religión es común a todas las religiones y se estudia con rigor académico, con rigor universitario, porque es un análisis antropológico, sociológico, psicológico. Luego, teología. Ahí se enseña la tradición, la literatura, el Corán, la Biblia, la historia de la religión. Y en tercer lugar, el componente ético. Todas las religiones terminan desembocando en una ética, aunque no toda la ética viene necesariamente de la religión. La ética puede ser humanista o puede ser atea, perfectamente.
Temas polémicos
–¿Cómo abordan temas como el aborto o el matrimonio gay?
–Se pueden abordar, pero tiene que ser con una mirada suficientemente inclusiva para que el alumno, esté en la situación personal que esté, se sienta cómodo. La escuela tiene que ser respetuosa y eso lo da la escuela, no tanto la religión. Y dar criterios que pueden ser los que la Iglesia dice, pero que van dirigidos al común de la sociedad, y que no son de necesario cumplimiento para los alumnos de la clase. Yo no renuncio a explicar los principios de la ética cristiana, pero no los presento como de obligado cumplimiento. Tengo que hacerlo de tal manera que los alumnos que se sientan católicos y quieran sumarse a estos principios se encuentren a gusto, pero que los alumnos que no quieran sumarse también se encuentren a gusto. La sensibilidad del profesor que tiene a cargo estos temas tiene que ser exquisita, porque la prioridad es el alumno. Tengo que dar principios generales y luego invitar a que los estudiantes contemplen todas las posibilidades y elijan. En una catequesis es distinto porque ahí se busca la comunión del otro, que se sume. Pero en la escuela no se impone, se propone. Después del espacio compartido nace el espacio personal.
Fuente: http://m.lavoz.com.ar/ciudadanos/carlos-esteban-garces-en-las-escuelas-publicas-europeas-se-ensena-religion
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