El Psoe quiere echar a Dios de la escuela
"La Religión es un hecho cultural y un sistema de convicciones"
(Antonio Salas Ximelis).- En la portada de El Mundo nos
desayunamos con la solución a todos los problemas educativos de España
que llevará el PSOE en su Programa Electoral: eliminar la Religión de los centros educativos,
incluso de los concertados religiosos. Y, por supuesto, pondrá fin a
tantos "privilegios" que tiene la Iglesia, denunciando los Acuerdos con
otro Estado: La Santa Sede.
Con esta propuesta -de llevarla a cabo- el PSOE podrá ponerse la medalla de haber conseguido: en lugar de bajar la tasa de paro, mandar al paro a 25.660 profesores de Religión de la enseñanza pública y a un innumerable número de profesores de la concertada y privada que imparte también clase de Religión. Personas que indudablemente están deseosas de que llegue el 20 de diciembre para votar al PSOE.
Podrá también tener a gala romper con otro Estado, por mucho que ese Estado es un referente moral para una gran mayoría de ciudadanos españoles. Y luego nos hablarán de tender puentes, de establecer relaciones internacionales de cooperación, de escuchar siempre al pueblo a quién van a servir.
Con la medida también tan democrática, logrará cargarse las "primarias" que acontecen cada curso escolar: a nadie se le obliga cursar o elegir Religión, la elección desde que vivimos en Democracia es voluntaria. Y, vaya casualidad, el número de padres y madres que la solicitan anualmente para sus hijos es mayoritario: en el curso pasado fueron unos tres millones y medio de alumnos quienes la cursaron voluntariamente.
No es pues necesario hacer un referéndum para decidir si la Religión debe estar en el currículo o no, basta tomar los datos del presente curso y verán. Pero no, el PSOE no sabe gobernar para las mayorías. ¿A dónde fueron los cuatro millones de firmas que llegaron a la Moncloa, al Presidente Zapatero ("más gimnasia y menos Religión", sic) solicitando que en la LOE se integrara curricularmente la Religión en el Sistema Educativo? A la papelera. Eso es gobernar para todos. Habría que decir, para todos los que piensan como uno.
Es curioso constatar que ante la pregunta propuesta por El Mundo acerca de si "crees que, como plantea el PSOE, se debe sacar la Religión del currículo y del horario escolar en la escuela pública y privada" en el momento de escribir este texto constatamos que han participado nada menos que 133.347 personas de las cuales opinan que sí 33.282, un 25%, y opinan que no debe sacarse 100.065 personas, un 75%. La medida, pues, es la respuesta a un clamor popular. El gran mal que tiene nuestro sistema educativo es la presencia en el currículo y en la escuela de la Enseñanza de la Religión católica, evangélica, judía e islámica.
Y, desde luego, lo más grave de la medida de echar a la Religión del ámbito escolar es que con ello el PSOE da la espalda a nada menos que a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y a todos los Tratados, Convenios, Resoluciones que los desarrollan, ratificados por España. Y nuestra Constitución, garantizando lo que en esa Declaración Universal, dice: "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones" (art. 27.3) dentro del título I referido a derechos fundamentales y del capítulo II sobre derechos y libertades.
Quitar la Religión de la escuela como materia curricular y como tal por supuesto evaluable y computable (no se evalúa la fe, se evalúa un saber, el religioso, como se evalúa el filosófico, por mucho que digan que se da catequesis y se adoctrina en las clases de Religión, mentira que no por muchas veces dicha, es cierta) supone atentar contra un derecho fundamental de los padres, no de la Iglesia ni de las confesiones Religiosas.
Podrían denunciarse los Acuerdos y en España los poderes públicos estarían obligados a ofertar la enseñanza de la Religión a aquellos padres que acogiéndose a su derecho la solicitaran. Y en la escuela, nada de en las sacristías, o mezquitas o sinagogas, o en las casas, o fuera del horario lectivo como una actividad como natación o danza.
Es triste y lamentable que en cada cambio de sistema educativo, y llevamos varios en poco tiempo, y en cada una de las elecciones, tenga que ser la presencia o no de la Religión el tema estrella, el asunto más debatido. Con la de problemas que existen en nuestro Sistema Educativo, en nuestros centros escolares, en nuestras aulas, en la realidad de cada uno de nuestros alumnos, para hacer de la religión el casus belli que lo arreglará todo. Y en ese debate nunca uno oye argumentos realmente pedagógicos que pudieran justificar el echar la asignatura del currículo escolar. Ni uno. Porque lo que es cierto es que bien hará la formación de los alumnos que la eligen cuando repiten la elección año tras año, pudiendo al siguiente año de haber sido mala la experiencia educativa, borrarse, no elegirla y no pasaría nada. Pues no.
La pócima mágica que el PSOE creyó descubrir para que sin quitarla (porque le dijeron al Ministro el coste social y político que suponía la medida que él deseaba) desapareciera, no ha funcionado: era el enfrentar a la Religión a la nada ("estudio asistido" -anulado por el Supremo, "actividades alternativas", "MAES: medidas de atención educativa"). Sí es cierto que por esa vulneración del Acuerdo que dice que el hecho de recibir o no Religión no puede suponer discriminación ni para unos ni para otros" ha habido momentos de descenso de matrícula de Religión. Gracias a lo que realmente contribuye a la educación integral de quienes la eligen voluntariamente, sigue habiendo una gran mayoría de padres y alumnos que la eligen.
Lo más importante es, pues, lo que aporta a los alumnos: les ayuda a situarse con lucidez ante la tradición cultural e histórica de España, a insertarse con criterios en la sociedad en la que viven, a poderse preguntar y dar respuesta dentro de su currículo escolar a los grandes interrogantes que el ser humano lleva planteándose desde que es tal. El PSOE quiere echar a Dios, a la Iglesia, a todo lo relacionado con la religión de la Escuela (parece que es su seña de identidad, su gran aportación a la historia de España, su bandera progresista). Pero jamás podrá echar la dimensión religiosa, el interés por el saber religioso del corazón de los pequeños y de los mayores que están en las aulas y para quienes los padres quieren lo mejor
Para acabar, tanto las declaraciones de la corriente de cristianos por el socialismo, como las de Albert Rivera de Ciudadanos respecto a la necesidad de que exista en la escuela un asignatura que enseñe a los niños y jóvenes el fenómeno religioso desde el punto de vista cultural, dan pie a decirles que de acuerdo. Pero sin eliminar la legítima opción a cursarla desde una determinada confesión. Y recogiendo su propuesta proponemos una solución pedagógica, curricular e integradora y respetuosa con todos. La creación de un área de Religión con dos modalidades.
La Religión es un hecho cultural y un sistema de convicciones. De la misma definición podría plantearse un área que pudiera estudiarse desde una perspectiva cultural (fenomenología de las religiones, historia de las religiones, geografía de las religiones...) y desde una perspectiva confesional (católica, judía, islámica o evangélica). Esta perspectiva nunca sería catequesis, pues no tiene cabida en el ámbito curricular y escolar: a nadie se le evalúa ni su fe ni sus prácticas religiosas.
Con esta propuesta que ya se hizo cuando la LOGSE y que de alguna manera se recogió en la no nata LOCE, se posibilitaría garantizar el derecho de los padres a que sus hijos en su currículo y desde una determinada confesión, aprendieran acerca de la Religión y las religiones lo necesario para su formación. Y quienes no desearan cursarla desde las confesiones pudieran saber acerca de la Religión y de las religiones de una forma sistemática, significativa y coherente. Toda la sociedad ganaría con ello pues se propiciaría entre otras cosas el destierro del analfabetismo religioso que impide a muchos alumnos que no han asistido a clase de Religión, comprender nuestra historia, arte, literatura, música, tradiciones... marcadas por lo religioso.
No estaría mal que el PSOE reflexionara su propuesta "estrella". Vista la reacción que ha generado, pocos serán quienes por ella se apunten a su programa y les voten. Quien siembra vientos, cosecha tempestades.
Con esta propuesta -de llevarla a cabo- el PSOE podrá ponerse la medalla de haber conseguido: en lugar de bajar la tasa de paro, mandar al paro a 25.660 profesores de Religión de la enseñanza pública y a un innumerable número de profesores de la concertada y privada que imparte también clase de Religión. Personas que indudablemente están deseosas de que llegue el 20 de diciembre para votar al PSOE.
Podrá también tener a gala romper con otro Estado, por mucho que ese Estado es un referente moral para una gran mayoría de ciudadanos españoles. Y luego nos hablarán de tender puentes, de establecer relaciones internacionales de cooperación, de escuchar siempre al pueblo a quién van a servir.
Con la medida también tan democrática, logrará cargarse las "primarias" que acontecen cada curso escolar: a nadie se le obliga cursar o elegir Religión, la elección desde que vivimos en Democracia es voluntaria. Y, vaya casualidad, el número de padres y madres que la solicitan anualmente para sus hijos es mayoritario: en el curso pasado fueron unos tres millones y medio de alumnos quienes la cursaron voluntariamente.
No es pues necesario hacer un referéndum para decidir si la Religión debe estar en el currículo o no, basta tomar los datos del presente curso y verán. Pero no, el PSOE no sabe gobernar para las mayorías. ¿A dónde fueron los cuatro millones de firmas que llegaron a la Moncloa, al Presidente Zapatero ("más gimnasia y menos Religión", sic) solicitando que en la LOE se integrara curricularmente la Religión en el Sistema Educativo? A la papelera. Eso es gobernar para todos. Habría que decir, para todos los que piensan como uno.
Es curioso constatar que ante la pregunta propuesta por El Mundo acerca de si "crees que, como plantea el PSOE, se debe sacar la Religión del currículo y del horario escolar en la escuela pública y privada" en el momento de escribir este texto constatamos que han participado nada menos que 133.347 personas de las cuales opinan que sí 33.282, un 25%, y opinan que no debe sacarse 100.065 personas, un 75%. La medida, pues, es la respuesta a un clamor popular. El gran mal que tiene nuestro sistema educativo es la presencia en el currículo y en la escuela de la Enseñanza de la Religión católica, evangélica, judía e islámica.
Y, desde luego, lo más grave de la medida de echar a la Religión del ámbito escolar es que con ello el PSOE da la espalda a nada menos que a la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y a todos los Tratados, Convenios, Resoluciones que los desarrollan, ratificados por España. Y nuestra Constitución, garantizando lo que en esa Declaración Universal, dice: "Los poderes públicos garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones" (art. 27.3) dentro del título I referido a derechos fundamentales y del capítulo II sobre derechos y libertades.
Quitar la Religión de la escuela como materia curricular y como tal por supuesto evaluable y computable (no se evalúa la fe, se evalúa un saber, el religioso, como se evalúa el filosófico, por mucho que digan que se da catequesis y se adoctrina en las clases de Religión, mentira que no por muchas veces dicha, es cierta) supone atentar contra un derecho fundamental de los padres, no de la Iglesia ni de las confesiones Religiosas.
Podrían denunciarse los Acuerdos y en España los poderes públicos estarían obligados a ofertar la enseñanza de la Religión a aquellos padres que acogiéndose a su derecho la solicitaran. Y en la escuela, nada de en las sacristías, o mezquitas o sinagogas, o en las casas, o fuera del horario lectivo como una actividad como natación o danza.
Es triste y lamentable que en cada cambio de sistema educativo, y llevamos varios en poco tiempo, y en cada una de las elecciones, tenga que ser la presencia o no de la Religión el tema estrella, el asunto más debatido. Con la de problemas que existen en nuestro Sistema Educativo, en nuestros centros escolares, en nuestras aulas, en la realidad de cada uno de nuestros alumnos, para hacer de la religión el casus belli que lo arreglará todo. Y en ese debate nunca uno oye argumentos realmente pedagógicos que pudieran justificar el echar la asignatura del currículo escolar. Ni uno. Porque lo que es cierto es que bien hará la formación de los alumnos que la eligen cuando repiten la elección año tras año, pudiendo al siguiente año de haber sido mala la experiencia educativa, borrarse, no elegirla y no pasaría nada. Pues no.
La pócima mágica que el PSOE creyó descubrir para que sin quitarla (porque le dijeron al Ministro el coste social y político que suponía la medida que él deseaba) desapareciera, no ha funcionado: era el enfrentar a la Religión a la nada ("estudio asistido" -anulado por el Supremo, "actividades alternativas", "MAES: medidas de atención educativa"). Sí es cierto que por esa vulneración del Acuerdo que dice que el hecho de recibir o no Religión no puede suponer discriminación ni para unos ni para otros" ha habido momentos de descenso de matrícula de Religión. Gracias a lo que realmente contribuye a la educación integral de quienes la eligen voluntariamente, sigue habiendo una gran mayoría de padres y alumnos que la eligen.
Lo más importante es, pues, lo que aporta a los alumnos: les ayuda a situarse con lucidez ante la tradición cultural e histórica de España, a insertarse con criterios en la sociedad en la que viven, a poderse preguntar y dar respuesta dentro de su currículo escolar a los grandes interrogantes que el ser humano lleva planteándose desde que es tal. El PSOE quiere echar a Dios, a la Iglesia, a todo lo relacionado con la religión de la Escuela (parece que es su seña de identidad, su gran aportación a la historia de España, su bandera progresista). Pero jamás podrá echar la dimensión religiosa, el interés por el saber religioso del corazón de los pequeños y de los mayores que están en las aulas y para quienes los padres quieren lo mejor
Para acabar, tanto las declaraciones de la corriente de cristianos por el socialismo, como las de Albert Rivera de Ciudadanos respecto a la necesidad de que exista en la escuela un asignatura que enseñe a los niños y jóvenes el fenómeno religioso desde el punto de vista cultural, dan pie a decirles que de acuerdo. Pero sin eliminar la legítima opción a cursarla desde una determinada confesión. Y recogiendo su propuesta proponemos una solución pedagógica, curricular e integradora y respetuosa con todos. La creación de un área de Religión con dos modalidades.
La Religión es un hecho cultural y un sistema de convicciones. De la misma definición podría plantearse un área que pudiera estudiarse desde una perspectiva cultural (fenomenología de las religiones, historia de las religiones, geografía de las religiones...) y desde una perspectiva confesional (católica, judía, islámica o evangélica). Esta perspectiva nunca sería catequesis, pues no tiene cabida en el ámbito curricular y escolar: a nadie se le evalúa ni su fe ni sus prácticas religiosas.
Con esta propuesta que ya se hizo cuando la LOGSE y que de alguna manera se recogió en la no nata LOCE, se posibilitaría garantizar el derecho de los padres a que sus hijos en su currículo y desde una determinada confesión, aprendieran acerca de la Religión y las religiones lo necesario para su formación. Y quienes no desearan cursarla desde las confesiones pudieran saber acerca de la Religión y de las religiones de una forma sistemática, significativa y coherente. Toda la sociedad ganaría con ello pues se propiciaría entre otras cosas el destierro del analfabetismo religioso que impide a muchos alumnos que no han asistido a clase de Religión, comprender nuestra historia, arte, literatura, música, tradiciones... marcadas por lo religioso.
No estaría mal que el PSOE reflexionara su propuesta "estrella". Vista la reacción que ha generado, pocos serán quienes por ella se apunten a su programa y les voten. Quien siembra vientos, cosecha tempestades.
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