Aunque de apariencia pequeña y frágil, a
los que lo conocimos un poco, siempre nos pareció una persona grande y de
inmensa humanidad. Esta primavera murió y su madre nos envía este documento,
que Paco Guzmán dejó escrito en su ordenador para tranquilidad de los amigos y
enemigos en caso de que no volviésemos a verlo por esas vicisitudes tan
extrañas de la vida. Con toda la ironía y toda la ternura del mundo lo tituló
"Panegírico":
en realidad, no escribía su oración fúnebre sino el elogio del mundo, de la
vida, del común y de los amigos, y escribía también nuestro consuelo, esa
oración para clavar en el corcho de la habitación, que Paco era un tierno muy
cachondo.
He visto y he hecho cosas
que jamás imaginaríais, lo supe por vuestro asombro cada vez que os las
contaba.
He visto las nubes pasar
como algodones bajo mis pies sobre el valle del río Deva, en Cantabria.
He bajado sin frenos en la
silla, a tumba abierta, como los ciclistas, un viejo puerto en la sierra de
Madrid, con la única convicción de que yo y quien empujaba y derrapaba en las
curvas, éramos capaces de hacerlo. Teníamos 12 años.
En un sábado estival del 94
descubrí cruzando el Puente de Londres que se hablaba más español que inglés. Y
he divisado una gaviota cruzar Times Square y perderse entre los edificios de
Manhattan, como un sueño desesperado en busca de un puerto.
He amado mucho, hasta querer
morirme, fijaos que disparate… y no tengo noticia de haber sido correspondido,
tan solo indicios, destellos confusos, y algún que otro chasco. Finalmente el
acontecimiento no tuvo lugar… queda pendiente para la próxima vida.
Sin embargo, he practicado
relaciones sexuales plenas, más de lo que la mayoría probablemente habría
imaginado, y mucho, mucho menos de lo que me hubiera gustado en la vida. No lo
comentaba casi nunca para evitar desaprobaciones inútiles e innecesarias. Pero
en esta lista de cosas por las que mi vida ha merecido la pena el sexo no podía
faltar.
Me he asomado a los
misterios del Cosmos. Aprendí que el Universo es muy grande y las posibilidades
infinitas, así que no desesperéis. Pero decidir es hacer camino, y nunca se
puede retroceder, aunque lo parezca, podemos volver a un mismo tiempo y lugar,
pero siempre pagaremos un precio y nunca seremos los mismos. Eso se llama
entropía.
He recorrido los otoñales
bosques de la cultura de papel, la Historia, la Literatura y la Filosofía, y
descubierto con regocijo que no todo está dicho. Me serví de muchos libros,
aunque creo que pasé por más erudito de lo que en realidad era. La mayor parte
de mi cultura provenía del cine y la televisión y de una impulsiva curiosidad
por todo. Ningún libro o película me pudo dar más que algunos buenos indicios
sobre quién era y por qué estaba aquí.
Practiqué la política desde
el activismo y desde mi vida cotidiana, que es desde donde mejor se puede hacer
sin necesidad de adherirse al poder y al dinero, para poner un granito de arena
a eso de cambiar el mundo. Por si hay alguno de los presentes aún no se ha
enterado: esto es la despedida de un diverso funcional. Tuve la gran fortuna de
vivir como lo hice precisamente porque me permitieron aceptarme y vivir tal
cual era.
Podéis felicitar a mis
padres si os place, sin duda se lo merecen, sin embargo no olvidéis que no
debieran haber sido los únicos soportes durante la mayor parte de mi vida. Las
administraciones públicas deben garantizar la no discriminación, la igualdad y
la libertad de todos poniendo a disposición los necesarios recursos, incluida
la asistencia personal. Me voy con el buen gusto de haber experimentado la
auténtica independencia.
Comencé varias veces a
escribir mi propia autobiografía, ficcionada naturalmente, pero siempre había
algo urgente que hacer y me distraía… lamento que demasiadas veces lo urgente
demoró lo importante, y al final el libro quedó sin escribir, y otras muchas
cosas quedaron sin hacer.
Lamento al fin dejaros,
ahora que empezaba a dejar de tener miedo. Que me desembarazaba de cautelas y
obligaciones. Que me permitía, a veces, presentarme ante quien fuera tal cual
soy, sin ostentosas demostraciones de paciencia o resistencia, y sin
preocuparme demasiado por el futuro. Di pocos pasos por ese camino, me habría
gustado saber adónde me habría conducido, seguramente a un lugar bonito y
tranquilo de mi conciencia, un lugar que todos deberíamos tener y compartir.
A todos aquellos y aquellas
que entendieron mis necesidades y me ayudaron para hacer todo lo anterior
posible, tenéis toda mi gratitud. Y a todos con los que compartisteis cualquier
cosa conmigo, aunque fuese un desencuentro, se os agradece la oportunidad.
Desde vuestro recuerdo, os
quiero
Paco Guzmán
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