Día 05/06/2012
La
particular «cruzada» del grupo Compromís contra la religión católica en
particular sigue adelante. Hace unos meses la coalición pidió que no se
jurara en las Cortes con la presencia de un crucifijo; también quiso
saber cuánto se pagaba a los profesores de religión porque, en su
opinión, había habido un descenso en el número de alumnos adscritos a
estas clases que no se había visto reflejado en un descenso del número
de profesores.La portavoz adjunta del grupo parlamentario Compromís,
Mónica Oltra, llegó a decir que era un «pago encubierto a la Iglesia
Católica que acaba asumiendo la Conselleria de Educación para profesores
que escoge el Arzobispado».
Esta
fijación —que también se añaden a otras como pedir a la Iglesia el pago
del IBI— dio ayer un nuevo salto:Oltra, en nombre de Compromís,
registró algo más de dos mil preguntas al Consell solicitando
información sobre las clases de religión. Las preguntas están
relacionadas con el número de alumnos, el número de profesores y su
dedicación a tiempo parcial o completo y los grupos de religión.
Batería indiscriminada
Lo curioso es que
esta batería indiscriminada de preguntas está dirigida a todo tipo de
centros, incluso los que no dan clases de religión y alcanza a
hospitales o conservatorio de música, entre otros.
Es
el caso de la unidad pedagógico-hospitalaria del Hospital General de
Castellón sobre el que Oltra pregunta lo siguiente: «¿Cuál es el número
de alumnado del centro? ¿Cuál es el número de alumnos que reciben
religión? ¿Cuántos grupos de religión hay en el centro? De los
profesores y profesoras de religión de este centro, ¿cuántos tienen
dedicación a tiempo completo? y ¿cuántos tienen dedicación a tiempo
parcial».
Este
formulario dirigido a saber cuántos niños hospitalizados reciben clases
de religión no deja de sorprender porque en estas unidades pedagógicas
se trata de que los niños internados no pierdan la escolarización y se
les adapta el material escolar en función de lo que sus respectivas
enfermedades les permitan. La religión, además, no está contemplada como
una asignatura en estos centros y sólo se les imparte a quiénes lo
pidan.
Las
preguntas también se dirigen a centros en los que tampoco se dan clases
de religión, como es el caso del Conservatorio Profesional de Música de
Altea, donde sí se imparten clases de piano, flauta travesera,
clarinete, saxofón, trompeta, trompa, trombón, tuba, percusión, violín,
violoncelo, guitarra, oboe, contrabajo y viola.
Las «respuestas» del Consell
El Consell deberá
ahora escudriñar entre las dos mil preguntas para ver cuáles se pueden
contestar o decidir si se devuelven todas y se pide mayor concreción y
rigurosidad en los destinatarios de la demanda de información.
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