Bienvenidos a todos, especialmente a los niños de 3 años



Después del regreso de unas excelentes y merecidas vacaciones vuelvo a retomar el blog. Es cierto, como me decís algunos, que lo tenía abandonado, pero era por una buena causa: estaba descansando.

Comenzamos un nuevo curso y con él llega a nuestro colegio Benafélix 24 nuevos pequeñines; niños de tres años que comienzan una de las etapas más importante en sus vidas. Para estos niños venir al colegio supone descubrir un lugar donde existen otros niños, donde hay que aceptar algunas normas, donde hay que compartir, donde hay que esperar el turno para hacer algo, y donde se comienza a establecer vínculos para dejar de ser exclusivamente “yo” y comenzar a ser “nosotros”.

En esta etapa la misión del docente es básica, ya que constituye la base en la que ese niño se apoyará para llegar a ser auténtica persona. De aquí mi respeto y mi admiración para todos los profesores que imparten Educación Infantil.

A propósito de esto, no hace mucho recibí una simpática carta de una maestra en la que nos manifiesta un gran realismo y que hoy quiero compartir con todos vosotros.


DIARIO DE UNA MAESTRA

Un día como hoy en un aula de 25 alumnos-as de tres años.

Entran en " semi-fila" porque se despistan, se sueltan, algunos se vuelven hacia la puerta porque no quieren entrar,..., les acaricias, intentas calmarlos y tiras de ellos hasta el aula.

"¡Que monos!, ¡Que majetes que son!. Pequeñas personitas aprendiendo a descubrir el mundo".

Quito la mayoría de los chaquetones porque ellos solos no son capaces. Para la mayoría de papás, que solo tienen un niño en casa, es más rápido quitárselo que enseñarle a que lo haga solo. Y encima del chaquetón llevan envuelta una gran bufanda, gorro y guantes que hay que guardar en los bolsillos de cada uno con cuidado, no vaya a ser que se pierdan y la madre te lo recrimine durante toda la semana. Porque aunque en la reunión de principio de curso se dice bien claro que todas las prendas de vestir deben ir con nombre... ¿“pa” qué?, ya se encargará la profe de recordar de qué niño es cada cosa, total..., solo son 25 niños x 2 guantes + 25 bufandas + 25 bolsitas del almuerzo + 25 gorros.... Cuando empiezas a asociar "los de piolín son los de Marta", "Hello Kity de María"...., llega el cambio de tiempo y..., vuelta a empezar.

Bolsitas con el desayuno por el suelo, unos sentados en su sitio, otros corriendo por el aula…. Se pone orden levantando la voz y dando palmadas.

Las 9.20 h: por fin se han sentado todos, momento de calma. Hacemos asamblea: repito más de 20 veces que para hablar hay que levantar la mano, hay que respetar el turno, unos escuchan, otros están en su mundo; y otros, después del gran tazón de cereales de desayuno que les han puesto en casa, sienten la llamada de la selva.

En mitad de la asamblea 4 niños se levantan porque quieren hacer " caca ". Según van acabando hay que ayudarles a limpiar el culito, porque no saben (otra cosa que sería muchísimo más fácil de aprender en casa pero… sus atareadísimos papás no han tenido tiempo); y se llenan ropa, manos, baño y a otro compañero si se acerca demasiado.

Por fin has conseguido que escuchen: "que monos", como van aprendiendo.... Cantamos canciones, cuentan sus aventuras, vemos un libro sorprendente que ha traído Pablo de casa con imágenes preciosas del tema que estamos trabajando...

Empezamos el trabajo por rincones, se vive un momento de calma, juegan, experimentan, aprenden, comparten... Les miras y piensas...: "¡están felices!; “¡pa” comérselos!... y al momento ¡te arrepientes de no haberte comido a alguno!. Se levantan, le quitan el material a otro compañero, grito, agresión, llanto...; niño a la silla de pensar. Así tres, uno detrás de otro: llanto,... limpio mocos, limpio mocos, limpio mocos…



Para recoger el material yo pido, yo vuelvo a pedir, yo toco el silbato, yo toco el tambor y doy palmadas y termino GRITANDO: “¡A RECOGER¡, ¡A ORDENAR CADA COSA EN SU LUGAR!; a la vez que voy cogiendo cosas del suelo y unos pocos me imitan mientras otros miran extrañados pues deben pensar... "¿RECOGER?, si eso en casa siempre lo hacen mis papás, ¿por qué lo voy a hacer yo en el cole?"

Hora del aseo: por grupos se lavan las manos y van al baño. Reparto jabón, reparto servilletas, reparto papel higiénico… Algunos son super autónomos, se nota que lo hacen a menudo; otros..; . uno empuja porque iba el primero, uno mete el dedito en el grifo y agua por todas partes, pis fuera,...

Almuerzos: ¡ábreme el zumo!, ¡se me ha derramado el zumo!; un yogur abierto en el suelo, galletas pisoteadas, yo no quiero pan. A mí esto no me gusta y en casa nunca lo como, y mi mamá ha dicho que a ver si en el cole aprendo a comerlo pero a mi no me gusta. Llanto: me quiero ir con mi mamá. Seño pélame la pera que a mi mamá no le ha dado tiempo ("total, ya lo hará la profe que solo tiene 24 niños más en el aula") y limpio mocos, limpio mocos, limpio mocos…

!Anda, fulanito ha vomitado....! ¿Qué hago?, ¿dejo solos a los 24 niños mientras voy a por serrín y a cambiar la ropa y a llamar a los papás del que está enfermo...? ¡¡Socorro!!

Recreo: recogemos y 15 minutos para volver a poner los chaquetones e ir al recreo en el patio: madres y abuelos en la muralla vigilando que a sus hijos y nietos no les pase nada, porque los maestros ¿para qué estamos?

Mocos, pipí, fulanito me ha pegado, menganito no te subas en el árbol, periquito no muerdas, las piedras no se chupan, la arena no se come, limpio mocos, limpio mocos, limpio mocos ...

El pequeño Luís se acerca y te dice "Seño, ¿te puedo decir una cosa?, ¡estás muy guapa!" "¡Pa comérselo!"

Vuelta a clase, colgamos chaquetones en las perchas, limpio caras con toallitas, manos con agua y jabón, y vuelta a la tarea: “¡no se pinta en la hoja del compañero!, ¡los papeles a la papelera!”, y limpio mocos, limpio mocos, limpio mocos...

Hora de la salida: la familia agolpada en la puerta para que su hijo-a salga el primero me pide explicaciones de por qué un niño se ha arrancado la postillita de la frente, otro dice que se ha raspado el dedo con el suelo, otro que no se ha tomado el zumo, otra madre preocupada porque el niño ha bebido poco agua. Y otra porque su niño ha salido de clase con mocos, o una bufanda que no aparece, o un guante perdido desde la semana pasada, o con una botella de agua que no es suya, ... ¿y el nombre?, ¿tenía la botella puesto el nombre del niño…?

Llego a casa: la boca seca porque no me acordé o, mejor dicho, no tuve tiempo de beber agua; y una vecina cotilla, que me dice, “¡Andaaa…, ehhh…!, ¿ya hasta mañana...!, ¡que poco trabajáis los maestros...!” Claro, lo dice porque la preparación de la clase y el material del día siguiente me lo ha buscado y elaborado ella o su marido…

Y cuando siempre oyes lo mismo en relación a nuestro trabajo, de lo bien que viven los maestros, de las vacaciones, de la suerte que tenemos de poder estar criando a sus hijos cuando ellos andan despreocupados de sus retoños, piensas: y siendo que las universidades aceptan matrículas de nuevos alumnos, ¿tan tontita es la gente para no estudiar y tratar de conseguir ese trabajo de sus sueños, donde sin hacer nada te pagan y siempre se está de vacaciones? Así, no con 67, sino con 80 años podríamos jubilarnos y tan frescos.

Menos mal que siempre hay un "pequeño Luís" que parece que adivina el momento en el que necesitas escuchar unas palabras de ánimo:!QUE GUAPA ESTÁS HOY SEÑO!, ¡¡¡TE QUIERO MUCHO!!!

*************************************************************************

Desde este espacio, quiero hacer reconocimiento a todos los padres que en algún momento se han puesto en la piel de los profesores que imparten clase en Educación Infantil, especialmente quienes empiezan con los niños de 3 años.

¡Ánimo, compañera Quiti! ¡Te admiramos!¡Suerte, y al toro…!