“La religión está en la base de la cultura y la historia de España”

Más del 77% de los alumnos de la provincia escogió el curso pasado la asignatura de Religión

HOY. CIUDAD REAL

Durante el curso pasado, un total de 52.433 alumnos desde Infantil a Bachillerato en la provincia de Ciudad Real escogieron voluntariamente dar clase de Religión en sus colegios e institutos. Ello supone un 77,38% del total de 67.757 alumnos que había en los diferentes grados en el conjunto de la provincia. Para el delegado diocesano de Enseñanza, Jesús Abad, este porcentaje, aunque un 4% menor al curso 2008-2009, indica que todavía hoy, y previsiblemente por muchos años, la asignatura de Religión no está, desde luego, en peligro de extinción en los centros escolares, a pesar de su carácter voluntario y de las distintas modificaciones de las políticas educativas de los últimos años, que han contribuido a reducir el peso de esta materia. Este 77,38% se refiere a la suma de los centros públicos con los privados y concertados de la provincia; pero, observando solamente los que dependen directamente de la Administración, el porcentaje es igualmente significativo, ya que alcanza el 73,79% de alumnos que escogieron Religión el curso pasado, frente al 26,21% que no lo hizo. En concreto, de los 58.378 alumnos que estudiaban en los centros públicos, 43.077 cursaron la asignatura y 15.301 no. Son especialmente destacables los datos relativos a los niveles más bajos: Infantil y Primaria. De los 34.590 alumnos que estudiaban en estos niveles durante el curso 2009-2010, 31.787 estudiaron Religión; es decir, un 91,89%. Añadiendo los alumnos de los colegios privados y concertados, la cifra total llega a los 38.425, con un porcentaje del 92,17%. Sin embargo, conforme se llega a niveles educativos más altos, el porcentaje de alumnos que estudian Religión baja. Así, entre ESO y Bachillerato, la asignatura fue escogida en los centros públicos por algo menos de la mitad de los alumnos; un dato sobre el que el delegado diocesano de Enseñanza matizaba que “no es nuevo” y que depende de una serie de condicionantes que hay que tener en cuenta para entender el contexto en el que se producen. De esta forma, Jesús Abad apuntaba en primer lugar a las modificaciones en la organización de los centros con la inclusión de la asignatura de Educación para la ciudadanía. Así, en ESO se le han quitado horas semanales de clase a la Religión para dárselo a la nueva asignatura. “En un instituto pequeño, quitarle una hora y media quizá no se note tanto; pero cuando hay varias líneas, con 4º A, B, C y D, una hora y media menos en uno, otra menos en otro, en otro y en otro, al final son muchas horas lectivas que se pierden”. En lo que respecta a Bachillerato, hacerle sitio a Educación para la ciudadanía ha llevado a repartir las dos horas semanales de Religión entre 1º y 2º, una hora cada curso. Ello hace difícil un seguimiento continuo de la asignatura si esa única hora semanal coincide con un día festivo, una enfermedad del profesor o de los propios alumnos. En este sentido, apuntaba como más pedagógico unir las dos horas semanales en un mismo curso de Bachillerato, como se hacía antes. Otro factor que está restando, según dijo, alumnos a la asignatura de Religión, es la forma en que los centros la sitúan en el horario semanal y la falta de una alternativa real para quienes no la cursan. Así, explicó que muchos centros colocan la asignatura a primera hora del lunes o última del viernes, con lo que “aunque no se diga claramente”, se está invitando a los alumnos que no eligen Religión a no ir al instituto hasta la segunda hora si la clase es a primera, o marcharse antes de la última si cierra la jornada. Fracaso escolar También puede influir en el descenso de alumnos el fracaso escolar. Si a algunos estudiantes les resulta difícil aprobar todas las asignaturas obligatorias y pueden renunciar a una que es voluntaria, lo harán. “Pero no es una cuestión sólo de la asignatura de Religión, sino que, si pudieran, también se quitarían las Matemáticas o la propia Educación para la Ciudadanía; la que sea”. En cualquier caso, Jesús Abad insistía en el error que, a su juicio, supone no cursar la enseñanza religiosa, no sólo por la cuestión moral o de valores, sino porque “la Religión está en la base de la cultura, la historia del arte y la historia en general de España”. Por otra parte, matizaba que los alumnos que cursan la asignatura se enfrentan en ocasiones a una situación de cierta frustración cuando se esfuerzan en aprenderla y obtener buenas notas y, sin embargo, las calificaciones no cuentan a la hora de realizar la media para la Selectividad o para solicitar una beca. De todas formas, aclaraba que para todo lo demás, la materia de Religión es una más y vale lo mismo. “Si un alumno suspende tres asignaturas y una de ellas es Religión, no podrá pasar de curso”. Para el delegado diocesano de Enseñanza, sin embargo, el problema más grave es la “abdicación de los padres”. “Por la edad de los alumnos, los padres son los que pueden decidir si sus hijos estudian Religión o no; pero, cuando los hijos tienen 12 ó 13 años, algunos padres empiezan a dejar de ejercer su autoridad y si los hijos no quieren estudiar la asignatura a veces dejan que hagan lo que quieran para evitar problemas”. Por ello, Jesús Abad apelaba a la responsabilidad de los padres respecto a la formación religiosa de sus hijos. Finalmente, incidió en que los datos relativos al número de alumnos que estudian la asignatura de Religión es lo suficientemente importante como para ser tenida en cuenta; y destacó que el 77% de alumnos que cursa la enseñanza religiosa católica contrasta con el 1-2% que estudia otras religiones, pese a que desde ciertos sectores se trate de ensalzar a esas otras creencias en detrimento de la Iglesia Católica. Fuente: http://www.eldiadeciudadreal.com/noticia.php/21707