Doscientos cuarenta profesores de religión de toda España nos reunimos el sábado pasado en el Centro Universitario La Salle con motivo de las 1º Jornadas de Innovación del Profesorado de Religión. El objetivo principal, desde mi punto de vista, compartir lo que hacemos, lo que somos, lo que vivimos en nuestros lugares de docencia desde la humildad de quien se sabe un discípulo del Maestro. 
Puedo decir que fue una experiencia llena de vida, de riquezas, de talento y de pasión por la educación. Y me permito desarrollar estos elementos con mucha brevedad queriendo compartir lo que esto significó para muchos de los que fuimos parte del evento. 

Experiencia:
De vida: cada uno de los que estábamos allí estábamos realmente VIVOS. Nuestro corazón latía con fuerza al escuchar cada una de las experiencias que se compartían. Cada uno sabía descubrir lo que podía aplicar, aquello en lo que se sentía a medias, aquello en lo que debía mejorar. Cada uno puedo descubrir un antes y un después de todo lo gozado a cada momento: desde las ponencias hasta los cafés; desde la comida hasta el estar frente a una mesa de libros con material pedagógico. Hemos latido como una sola alma y un solo corazón movidos por Jesús y llamados a dar todo lo mejor que tenemos a través de la educación. 

- De riquezas: dialogo y cercanía con el alumno, gamificación que conecta con lo profundo de nuestros alumnos, mágia aplicada a la creación y a la historia de la salvación, darle voz a aquellos que sufren las consecuencias de nuestra indiferencia, rutinas de pensamiento para aprender a pensar, retos olímpicos, rutas teatralizadas, flamenco y arte, redes solidarias, fundamentos para asentar la vida, series televisivas que sirven de base para el debate: ¡todo, absolutamente todo iba enriqueciendo a cada uno de los que estábamos allí! De todo se pueden sacar los mejores recursos, las maneras de aplicarlo o al menos la inquietud por cambiar o innovar en lo que uno está haciendo. 

- De talento: doce ponencias. Cada uno de los expositores compartiendo de lo que son, de lo que tienen, de lo que viven y de lo que han llegado a comprender que es la educación tras muchas experiencias de fallos y aciertos. Capacidad de sintetizar en pocos minutos todas las posibilidades que entraña una materia tan profunda como lo es religión. Habilidad para compartirlo y entregarlo con la mejor de las pedagogías: la del que vive lo que hace y ama lo que vive. 
- De pasión: cada uno de los presentes ama su asignatura y por lo que pude descubrir, ama a las personas que tiene frente a sí. Cada uno es un apasionado por la educación; es decir, por la capacidad de romper con las fronteras de un aprendizaje memorístico para compartir lecciones de vida. Cada uno fue capaz de hablar en clave de AMOR de lo que vive, de lo que es, de lo que tiene delante: alumnos y alumnas, seres humanos ávidos de referentes, de afecto, de alguien que les diga "tú puedes. Cada uno, me atrevería a decirlo, apasionado por Cristo. 

La verdad, puedo decir con mucha satisfacción, ¡GRACIAS! y con esta palabra, que se me queda corta, expreso solo una parte de todo el cariño, el afecto, el amor que he vivido este fin de semana.