El corazón es el lugar del
amor, de
la inteligencia amante (sólo se conoce bien con el corazón), el espacio donde
reside lo profundo del ser humano, donde resuena lo más hondo y denso de la
vida, donde se guardan los recuerdos y se cultiva el deseo acariciado, que se
hará proyecto primero y fecundidad operativa después.
El corazón es el lugar de
la vulnerabilidad y de la consciencia. Es
la sede de la vida interior, de lo más profundo del ser humano, al tiempo que el
lugar donde se almacenan los recuerdos y se fraguan los sueños. Es el símbolo de
nuestra vida afectiva y, en esa medida, de la vida afectiva porque, como decía
los clásicos, “lo afectivo es lo efectivo”…
(Emma Martínez en “Cuando la Palabra se hace cuerpo…
en cuerpo de mujer”).
La Virgen María. José Antonio
Loarte.
A partir del Concilio Vaticano II,
los estudios bíblicos han enriquecido notablemente nuestro conocimiento de María
de Nazaret, poniendo de relieve el especialísimo lugar que la Santísima Virgen
ocupa en la historia de la salvación. De ahí partió una renovación de la
mariología, en continuidad con la gran tradición de la Iglesia.
Sin embargo, a menudo, estas aportaciones han quedado confinadas en libros accesibles solo a los especialistas. Estas páginas pretenden ilustrar los principales episodios de la vida de María, que, a la luz de los progresos más recientes de la exégesis bíblica, iluminan la piedad de los cristianos.
La exposición se completa con textos que pueden servir para ahondar en la doctrina expuesta: textos del magisterio de la Iglesia, de las obras de los Santos Padres, de los escritos de santos y autores espirituales, y también de los poetas que, desde el comienzo de la literatura castellana, han tejido los elogios de la Madre de Dios.
Sin embargo, a menudo, estas aportaciones han quedado confinadas en libros accesibles solo a los especialistas. Estas páginas pretenden ilustrar los principales episodios de la vida de María, que, a la luz de los progresos más recientes de la exégesis bíblica, iluminan la piedad de los cristianos.
La exposición se completa con textos que pueden servir para ahondar en la doctrina expuesta: textos del magisterio de la Iglesia, de las obras de los Santos Padres, de los escritos de santos y autores espirituales, y también de los poetas que, desde el comienzo de la literatura castellana, han tejido los elogios de la Madre de Dios.
Un saludo cordial. Enrique Ortigosa.
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