La mitad de la clase no elige Religión
Como reflejo de lo que está ocurriendo en la sociedad o no, la asignatura de Religión católica cada vez tiene menos adeptos en las aulas: a falta de conocer los datos referidos a este curso escolar, las cifras correspondientes a 2009-2010 revelan que 76.409 alumnos asturianos de centros públicos, concertados y privados (el 70% del total) eligen la asignatura, lo que supone dos puntos menos que la media nacional y un descenso sostenido durante los últimos años.
Esa bajada es mucho más acusado en los centros públicos, donde la tasa de alumnos que escoge la materia se redujo en diez puntos en los últimos cinco cursos: del 68% que la cursaban en el periodo 2004-2005 al 58% que suponen los matriculados en este 2009-2010.
Pero Asturias no es una excepción en el mapa peninsular, donde la demanda de Religión católica en la educación básica ha caído en medio millón largo de alumnos en solo un decenio: 158.483 en Primaria y 344.668 en Secundaria Obligatoria (ESO), según se deduce de las estadísticas ministeriales, que revelan también que la demanda de la asignatura llega a ser menos de la mitad en los centros públicos de ESO que en los privados y concertados.
Según los desarrollos de la Ley Orgánica de Educación (LOE), vigente desde 2006, quienes no elijan la materia confesional (católica, evangélica, islámica o judía), que es voluntaria, recibirán la «debida atención educativa» por los centros de enseñanza, que no puede implicar desventaja académica para los que cursen Religión.
En ESO, aparte de estas posibilidades, se puede optar por la materia voluntaria y aconfesional 'Historia y Cultura de las Religiones'. Y las notas de las enseñanzas de Religión no computan en los procesos de selección académica a los que concurran los expedientes.
Mientras, en Bachillerato -el ciclo donde la materia realmente se desploma, y en el que la alternativa es Atención Educativa-, la media nacional ha caído hasta el 46,3% durante el curso 2008-2009.
La consejería, ante el juez
La Conferencia Episcopal se ha pronunciado al respecto, al igual que el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes. La LOE, denuncian los obispos, supone «nuevas trabas» para optar en igualdad de oportunidades por la enseñanza de la Religión católica. Entre ellas, «la configuración de la asignatura como si fuera una materia marginal y un peso añadido a la carga curricular». Y recuerda que los acuerdos entre España y el Vaticano establecen que la asignatura debe ofrecerse en condiciones «equiparables» a las demás disciplinas fundamentales.
Ese mismo alegato hacen los profesores de religión asturianos, que han anunciado ya que demandarán a la Consejería de Educación y Ciencia por incumplir la ley.
Los abogados de la Plataforma Religión en la Escuela ultiman un recurso contencioso-administrativo tras denunciar, por activa y por pasiva, que se está incumpliendo la ley y «no obtener respuesta alguna de la consejería». La «discriminación, entre quienes escogen la materia y quienes no, es clara. Sobre todo, en Bachillerato», volvió a criticar ayer Miguel Ángel González, portavoz de la Plataforma.
Porque, según los datos de Religión en la Escuela, que han llegado hasta el Defensor del Pueblo, los obstáculos a la asignatura son numerosos: desde los centros que ponen horarios incómodos que disuaden a los alumnos de matricularse a los que no respetan el transporte escolar para dificultar su vuelta a casa o los que permiten el absentismo en la clase de Atención Educativa.
Miguel Ángel González, profesor del IES Nº1 de Gijón, pone algunos ejemplos: «De los 72 centros en los que se imparte Bachillerato en Asturias, Religión ha desaparecido en primero en 16 de ellos por su horario y en 24 en segundo. Y en otros 50, los alumnos no asisten a Atención Educativa con normalidad». Asimismo, las diferencias, por zonas, son evidentes: «Las áreas en las que la matriculación es más baja son las cuencas del Nalón y del Caudal y Gijón, mientras en Oviedo y en las alas de la región la matrícula crece».
«Y también es innegable», concluye, «la repercusión de este acoso sobre el empleo»: «Si en el curso 2006/2007 había 65 docentes de Religión a tiempo completo en Secundaria, este curso somos 38».
Fuente: http://www.elcomerciodigital.com/v/20110124/asturias/mitad-clase-elige-religion-20110124.html
Fuente: http://www.elcomerciodigital.com/v/20110124/asturias/mitad-clase-elige-religion-20110124.html
Acoso en la escuela
Denunciamos desde aquí el acoso a la asignatura de Religión, a su profesorado y, lo que es más grave, al alumnado que opta por ella, lo que constituye un grave incumplimiento de la legalidad vigente (Constitución, Acuerdos Iglesia/Estado, Ley Orgánica de Libertad Religiosa y LOE), que reconoce y garantiza el derecho fundamental a la educación religiosa evitando cualquier discriminación.
En primer lugar, se coloca la materia en el séptimo periodo lectivo del horario escolar. Se la relega sin argumentos pedagógicos que lo avalen, negando la posibilidad de plantear otras alternativas horarias. Esto se constata en que curso a curso aumenta el número de centros que colocan la asignatura en esos periodos.
Además, el alumnado que opta por Religión en Bachillerato se ve penalizado con una hora lectiva más que sus compañeros, pues, en la inmensa mayoría de los casos, sólo el alumnado de Religión permanece en el centro en la hora destinada a la asignatura.
Tampoco el transporte escolar se ha organizado teniendo en cuenta un periodo lectivo más a la semana. Dado que la asignatura se sitúa antes o después del horario de clases que tienen sus compañeros, este hecho impide el uso del transporte escolar al alumnado de Religión.
En el caso de alumnos que viven en localidades distintas al lugar donde se encuentra el instituto, se les impide hacer uso de su derecho a solicitar las enseñanzas de la Religión, pues dependen del transporte escolar para volver a su domicilio. Y, en algunos casos, este particular sirve de argumento para que los alumnos de atención educativa no asistan a clase en ese horario.
Además, en muchos casos, las familias y/o los alumnos que solicitan dichas enseñanzas son presionados por los equipos directivos para que no ejerzan su derecho, apelando a que su opción «complica la adecuada organización del centro», produciéndose situaciones de acoso escolar intolerable.
Y, finalmente, el profesorado de Religión se ve sometido a presiones y condenado a un horario que ninguno de sus compañeros de claustro aceptaría de forma permanente, lo cual constituye una evidente discriminación y acoso laboral.
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