También reivindican que no se puede hablar de “calidad educativa” ni de “Educación integral de la persona” sin reconocimiento y presencia horaria de la asignatura de Religión y Moral Católica, una materia que, en su opinión, “contribuye a desarrollar autonomía y espíritu crítico desde la visión cristiana y que hace explícita la dimensión trascendente de todo ser humano”.
La Mesa por la Educación ha mostrado su preocupación sobre el contenido de la llamada “atención educativa”: “La voluntad del legislador de dejar sin una asignatura espejo la clase de Religión y Moral Católica, ha sustituido la anterior asignatura de valores éticos por una llamada “atención educativa”, ha señalado.
En el caso de Bachillerato, según la Mesa, los borradores de decretos dejan a la Religión y Moral Católica “en un estatus de inferioridad”, ya que deja de ofertarse como el resto de optativas y el alumno que la elija tendrá una hora lectiva más que el resto de compañeros. Además han recordado que, al igual que en otras ocasiones de presión similares contra la asignatura, se ha extendido la “consigna no escrita” de colocarla a primeras o últimas horas de la jornada, causando discriminación al alumnado que ha optado por ella, ya que debía entrar antes o irse después que el resto de sus compañeros y por tanto tienen dificultades en el acceso en igualdad de condiciones al transporte, entre otras complicaciones añadidas.
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