LA eliminación de la asignatura de
Religión de la escuela pública es una propuesta que con alguna
frecuencia aparece en los espacios de opinión, en algunos programas
políticos y sindicales, e incluso en algunos ámbitos de la Educación.
Pero no nos engañemos, las razones que aducen para su desaparición
suelen ser más de carácter ideológico que pedagógico.
Partiendo de la libertad de expresión y de opinión que todos
tenemos, es bueno recordar algunos puntos que nos puedan situar
adecuadamente en esta cuestión.
Su presencia en la escuela es claramente constitucional,
obedece a la demanda de las familias, además, instancias
internacionales, como por ejemplo el Consejo de Europa, recomiendan
vivamente el estudio de las religiones, por eso no es extraño ver que en
todos los sistemas educativos europeos está presente la asignatura de
Religión. Incluso en Finlandia, país referente por sus excelentes
resultados educativos, se estudia Religión. En todos los casos, el
profesorado tiene una doble capacitación, por un lado los estudios
civiles correspondientes, y por otro la especialidad.
En general, nuestro sistema educativo es similar al que rige
en el resto de Europa. Pero esto no quita a que determinados sectores
sociales aprovechen cualquier ocasión, por ejemplo, la actual crisis
económica, para pedir la desaparición de la asignatura y de paso la
eliminación de los puestos de trabajo, ignorando que los más de 14.000
profesores y profesoras de Religión en España (unos 250 en Navarra), son
además de padres y madres de familia, docentes con años de servicio en
la escuela pública y generalmente implicados en el día a día de sus
centros. Curioso modo de resolver los problemas.
Hay aspectos que se deben mejorar respecto a esta asignatura,
tanto en clave pedagógica, laboral, organizativa, etcétera, pero los
padres y madres que optan por Religión saben que sus hijos e hijas están
en manos de profesionales de la educación con un aval de formación y de
actualización pedagógica al menos equiparable al resto del profesorado
de su mismo centro, y que unos y otros trabajamos cada día por una
escuela pública de calidad.
En resumen, y con un poco de ironía, dado que no se ha
demostrado que la enseñanza de la Religión en la escuela provoque
desajustes en la formación de nuestros alumnos y alumnas, o alumnado
carente de libertad, o alumnado acomplejado por extrañas enseñanzas,
sino alumnado que estudia el hecho religioso con madurez y libertad,
abierto a la solidaridad y al compromiso por un mundo mejor, un alumnado
que valora el modelo de persona que nos propone la sociedad actual
desde un planteamiento crítico constructivo y positivo... y dado que la
enseñanza religiosa no se impone al que no lo desea, ¿qué tal si tampoco
se busca imponer la eliminación de la enseñanza religiosa escolar de
modo directo o indirecto? Ya es hora de ser, también en esta cuestión,
más europeos.
Fernando Jorajuría Zabalza
Federación de Enseñanza USO-Navarra
Fuente: http://www.noticiasdenavarra.com/2011/12/11/opinion/cartas-al-director/asignatura-de-religion
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