La consejera le quiere exponer los resultados educativos porque «un obispo que habla a la ciudadanía debe tenerlos muy claros»
Isabel Celaá y el obispo Munilla tratarán de limar su primer roce público durante un encuentro fijado para el mes que viene. La consejera de Educación del Gobierno vasco telefoneó ayer al obispo de San Sebastián para aclarar personalmente el desencuentro entre ambos, motivado por las críticas hacia el sistema educativo vertidas por el prelado en su homilía del pasado domingo, durante la misa solemne en la basílica de Loyola por la festividad de San Ignacio. Munilla llegó a hablar de «fracaso educativo» y, nada más terminar la eucaristía, Celaá manifestó su intención de pedir explicaciones al obispo porque «nuestro sistema educativo goza de excelente salud», enfatizó.
Ayer mismo se puso en contacto telefónico con el prelado y, según anunció la propia consejera, durante la conversación se citaron para una reunión en el mes de septiembre con el fin de «intercambiar opiniones acerca de las cuestiones que a él le preocupan y que yo también deseo aclarar», explicó. Munilla pidió que los responsables institucionales recuerden que «la educación necesita de la esperanza como la natación precisa del agua». El obispo creyó necesario hacer estas alusiones en su homilía «en medio del fracaso educativo que padecemos en nuestros días».
Actualmente, sólo el 23% de los estudiantes de la red pública vasca cursa la asignatura de Religión, porcentaje que cae al 2,5% en el Bachillerato, y a juicio de Munilla, en esta sociedad «tan necesitada de valores», la religión puede contribuir a una mejor formación de los estudiantes. Para él, la fórmula idónea es aunar «rigor académico y esperanza cristiana». Sin embargo, la consejera tiene su propia receta para su negociado: «conocimiento y perspectiva global». Al margen del modo en que ambos conciben la educación, Celaá insistió ayer en los «excelentes resultados» del sistema educativo vasco y consideró oportuno trasladárselos al obispo donostiarra para que, en adelante, los tenga presentes. «Es muy importante que un obispo que habla a la ciudadanía en general tenga muy claros los resultados en la educación», opinó. Celaá prescindió de debates espirituales y tiró de matemáticas para sostener sus palabras. Se refirió al índice de abandono escolar que registra actualmente el País Vasco, «un 14,7%, porcentaje equivalente al europeo», comparó.
«Altísima» satisfacción
A juicio de la titular de Educación, hay que tener un «altísimo grado de satisfacción con los ratios que maneja su Departamento en la mano, porque «hace 30 años eran los opuestos». Entonces, «un 20% accedía a la educación», recordó, mientras que a día de hoy «la conquista del acceso universal a la educación está realizada». Con este argumento replicó al obispo que no se pueden hablar en general de fracaso educativo. «Me parece que eso es una exageración», calificó.
Además, Celaá se refirió a las especificidades que distinguen al sistema educativo vasco del de otras comunidades autónomas y que puede lastrar su nivel de éxito. «Trabaja pivotando sobre dos lenguas, lo cual es más complejo que trabajar sólo sobre la lengua materna», alegó.
De todas formas, no tardó en llegar ayer mismo la primera crítica al encuentro entre Celaá y Munilla el próximo mes. Alternatiba calificó como «anacrónico» y «bochornoso» el encuentro. Según su portavoz, Oskar Matute, «esta actitud evidencia que el PSE sigue teniendo un concepto decimonónico del ejercicio público, y no ha asumido la separación entre Iglesia y Estado».
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